2017(e)ko azaroaren 8(a), asteazkena

Marx no ha muerto


MARX NO HA MUERTO

 KARL MARX NO HA MUERTO... SOLAMENTE ESTABA DE PARRANDA

-"LA ETERNA INSEGURIDAD Y MOVILIDAD DISTINGUE LA ÉPOCA BURGUESA DE TODAS LAS DEMÁS."

["PROGRESO": CRISIS, PARO, PRECARIEDAD LABORAL] 

 

  

 

 Explotación laboral

 

La modernidad líquida de la que hablaba Zymunt Bauman ya había sido adelantada por Marx en El Manifiesto Comunista, cuando señaló que la era capitalista es la época que se distingue de las demás en que la incertidumbre domina, los gremios y toda estabilidad desaparece, y la angustia se vuelve dominante.  

 

Dicha incertidumbre viene de la inestabilidad de la precariedad laboral europea (y la semi-esclavitud del Tercer Mundo) y el que el despido se haya facilitado, de manera que los desempleados formen realmente su descrito ejército de reserva de usar y tirar, en cualquier momento.


Todo proviene de la explotación laboral, en función de la que se trata a las personas trabajadoras como medios para lograr mayores beneficios y se le trata de forma alienante como una mercancía más, por la que realmente se paga un precio y es tratada como gasto de recursos, instrumentos, aunque sean recursos humanos.

 

Legalizada la propiedad privada, los patrones pueden hacer lo que quieran en sus empresas, incluído hacer uso de la explotación.  Los trabajadores no reciben lo que producen, se les paga por su esfuerzo (su fuerza de trabajo) y, por tanto, no se les paga lo que merecen (los bienes y servicios que han producido).  Producen una serie de bienes y servicios, generan un valor, pero no se paga el fruto de su trabajo, no se paga su trabajo, sino un sueldo a cambio de su esfuerzo, que es mucho menor que lo que han producido.  Por lo tanto, los trabajadores son explotados.


Los productos tienen un valor de uso, una utilidad.  Por ejemplo, el paraguas sirve para protegerse de la lluvia.  Por su utilidad, los productos son comprados, pero el valor de uso es subjetivo: la utilidad de un producto respecto a otro es completamente diferente.  Para tener una medida objetiva para marcar el valor de un producto, se utiliza el tiempo de trabajo que se requiere para producirlo como medida de valor; este valor se refiere a lo que en general, socialmente, se suele tardar en producir un producto.  Cuanto más tiempo se requiera para su producción, más caro será.  


En ese tiempo de producción, los trabajadores transforman las materias primas en un producto elaborado introduciéndole en esa elaboración un valor determinado. La forma de asignar el valor de una forma objetiva es en función de las horas que son necesariamente (a nivel general, como media social) para elaborar un producto. A más horas empleadas, más grado de elaboración (y relativamente más costes) y, en consecuencia, mayor grado de elaboración.

 

En un mercado mercantilista, el intercambio de mercancías se produce por el cambio de Mercancía a Dinero, y una posterior compra de otra Mercancía que se necesite. M-D-M  Es intercambio de mercancías, mercado y flujo de productos en los que todas las partes obtienen un producto del mismo valor que necesiten.  

 

En el capitalismo, el dinero es un fetiche abstracto, es capital o valor muerto o irreal (acciones bursátiles, créditos, tipos de interés, fondos reservados, cripto-monedas).  Sustituye a objetos que realmente tienen valor, valores reales o valores de uso realmente útiles y tangibles. Y la abstracción del dinero se convierte en un fin, es un medio de acumular valor cuantitativo abstracto y la posibilidad abierta de la acumulación hasta cantidades más altas que las riquezas, bursátiles, crediticias, fiduiciarias, fondos, crédito y valores reales.


En el capitalismo, la mercancía es un medio para el logro de más capital, de más valor y mayor cantidad de dinero posible o virtual.  La fórmula es D-M-D'. El dinero compra una mercancía, materias primas, para que sea transformado en el trabajo produciendo bienes y servicios elaborados con mayor valor (cambio a productos más elaborados, cuyo valor se cuantifica con el tiempo socialmente necesario que se requiere para producirlo: la media de horas que se tarda en la transformación de materias primas en bienes y servicios de mayor valor).

 

A los bienes y servicios les asignan un valor añadido, una plusvalía.  Gracias a ella, los patrones consiguen una gran ganancia, un beneficio mayor.  Sin embargo, a los trabajadores no se le paga ese valor excedente, sino que se le paga solamente el esfuerzo. Se le retribuye un sueldo que siempre es menor que el valor que han producido.  No se les paga lo que producen y, por lo tanto, les están explotando.

 

“El obrero comunica un nuevo valor al objeto de trabajo, añadiéndole una nueva dosis de trabajo, cualquiera que sea el carácter útil de éste. [...]



[...] Cierto es que el valor se mide por el quatum de trabajo contenido en una mercancía; pero este quatum está, a su vez, socialmente determinado.  [...] su valor siempre se mide por el trabajo socialmente necesario, es decir, por el trabajo necesario en las condiciones sociales del momento. [...]



[...] llamo trabajo necesario al trabajo desplegado durante su tiempo: necesario para el trabajador porque es independiente de la forma social de su trabajo; necesario para el capital y para el mundo capitalista, ya que dicho mundo se basa en la existencia del trabajador.



El tiempo de actividad que rebasa los límites del trabajo necesario supone, evidentemente para el obrero un gasto de fuerza de trabajo, pero no crea valor alguno para él.  Crea una plusvalía que, para el capitalista, tiene todos los encantos de una creación ex nihilo.  Yo llamo a esta parte de la jornada de trabajo tiempo de trabajo excedente, y al trabajo invertido en ella, trabajo excedente. [...]


La cuota de plusvalía es, por tanto, la expresión exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital o del trabajador por el capitalista.”6

 
 
Todo esto ocurre por existir la propiedad privada de los medios de producción de recursos para subsistir, que obliga a los despropiados a entrar a trabajar por necesidad (por no tener medios) en las condiciones que establece la patronal.  La patronal ni siente ni padece, se dedica a buscar la mayor ganancia y está dentro de la dinámica del capitalismo como sistema que conduce a la acumulación de capitales a cada vez menos manos (para que haya más beneficios posibles).  
 
La patronal no genera el valor, el que lo genera es la elaboración del trabajo y la introducción de las horas como criterio objetivo para cuantificar el incremento del valor por la transformación del trabajo.
 
Como no pagan en función de lo que producen, se da explotación.  Siempre habrá explotación laboral mientras haya propiedad privada porque existirá una patronal buscadora del mayor ganancia (aunque sea a costa de la explotación) y metida en un mercado que presiona por la competencia extrema hasta que se dé acumulación de capital a cada vez menos manos (dando lugar a cada vez menor número de empresa, empresas más grandes y a un reparto menor de las retribuciones -hoy diez propietarios disponen de casi la mitad de la riqueza del mundo-).

Siempre habrá explotación porque es lo que genera más ganancias y, los patrones que deben competir con otros, tendrán que tener más beneficios e inversiones por medio de acumular la producción y los beneficios (además, que también su asignación es alta por ser propietarios y buscan la mayor riqueza personal).
 
No hay posibilidad de llegar a acuerdos porque la patronal y la clase trabajadora tienen intereses totalmente contrapuestos: la patronal busca la mayor ganancia como sea (incluso con explotación laboral) y la clase trabajadora necesita que las retribuciones se ajusten a lo que se produce en el trabajo para poder subsistir, disponer de una residencia y mantener a los hijos.
 
La patronal no cederá nada, no estará dispuesto a ganar menos, en beneficio de mejoras salariales porque sus intereses son la acumulación cada vez mayor de capitales.  La única forma de hacer que se logren mejoras en las condiciones sociales es por medio de la lucha obrera, en la que la presión por huelgas (y otras formas de desestabilización) obliguen a que la patronal haga lo que no quiera y ceda algunas condiciones.
 
Pero nunca estará dispuesta a quitar la explotación porque es el mayor medio para lograr ganancias.  La única forma de que haya garantías de que se retribuya a las personas trabajadoras lo que necesitan es por medio de acabar con la explotación. Y la forma de acabar con la explotación es por medio de eliminar la propiedad privada y toda posibilidad de explotación.  
 
Así, la clase trabajadora podrá gestionar las empresas como ya lo hacen las cooperativas y eliminarán toda posibilidad de explotación laboral.

La clase alta no estará dispuesta a que esto ocurra y utilizará toda la presión económica para que los gobiernos repriman la lucha obrera y revolucionaria.  
 
Los gobiernos, formados por partidos políticos financiados por donaciones anónimas de la patronal y por préstamos a bancos, harán lo que se les exigen y reprimirán por todos los medios (hasta usando medidas excepcionales y el ejército).  
 
Una revolución sería una guerra porque la patronal presionaría al Estado para acabar con todas las formas de lucha revolucionaria.  Y la única forma de que la revolución comunista no sea desangrada como la Comuna de París es por medio de una insurrección popular que tenga suficiente fuerza como para lograr la toma del poder y la conquista de la democracia.

Según Marx, tras la revolución la clase trabajadora, instigadora de la toma del poder, deberá tener unos poderes especiales temporales para la realización progresiva de la colectivización de las empresas a manos de la clase trabajadora y la instauración de un gobierno de la clase trabajadora, ya en el poder, que permita realizar los cambios necesarios para la paulatina eliminación de las clases sociales por medio de organizaciones como la Comuna de París (asamblearia, con cargos rotativos, obrerista y popular).
 

Revolución obrera

 

Se da explotación y ella está garantizada por la sociedad de clases, que impide que se distribuya como corresponde y forma una intrincada estructura en la que los empleados dependen de los patrones por ser los ostentadores de los medios de producción, imponiendo desde arriba sus condiciones de explotación por la jerarquía de clases.


Por un lado, debido a la competencia, las empresas que más acumulan, más desarrolladas y más grandes producen productos más baratos y se comen el mercado; y por otro, consiguen más beneficios por aumentar el grado de explotación.

 

Así, se da un gran crecimiento económico, se produce en exceso, el valor del producto se reduce y los beneficios bajan.  Aparte de eso, los trabajadores están cada vez más explotados y no pueden consumir los productos y bajan las ventas.  Como consecuencia de ello, en el capitalismo se dan crisis cíclicas.

 

A causa de la crisis, puede que los trabajadores hagan una revolución social.  En cualquier caso, los proletarios cada vez están más explotados y, al final, los trabajadores harán la revolución obligados, ya que sus condiciones de vida serán insoportables.


La revolución proletaria establecerá el comunismo. Al tomar el poder se hará clase dominante y cambiará la sociedad a su imagen y semejanza, se generará una sociedad de trabajadores y, por tanto, sin clases (los trabajadores trabajan para sí, una sociedad de trabajadores será una sociedad sin nadie por debajo, sin clases). 


Los proletarios tomarán el poder y formarán una dictadura temporal del conjunto de los trabajadores, formarán una organización similar a la comuna de París: la cual fue asamblearia, horizontal, de democracia directa, con cargos rotativos y destituibles por la asamblea, y compuesta de organizaciones obreras diferentes.  
 
Marx y Engels entendían la dictadura bajo el concepto del derecho romano.  No vivieron dictaduras propiamente dichas (sí imperios burocráticos y monarquías absolutas, pero no exactamente gobiernos de militares impuestos por la fuerza); y su concepto de la figura del dictador procedía del derecho romano.  En tiempos de crisis, el Senado podía otorgar poderes excepcionales y temporales a un dictator (e.g. Lucio Cornelio Sula). Así lo entendían los dos autores: un gobierno de poderes especiales temporal.

La dictadura del conjunto del proletariado sería el resultado de la toma del poder en una insurrección armada por parte de proletarios revolucionarios, dispuestos a cambiar por completo las relaciones sociales.  Sería un gobierno con amplios poderes que pueda llevar a cabo cambios radicales y revolucionarios, teniendo que detentar un alto grado de capacidad.
 
Este gobierno excepcional del conjunto de la clase trabajadora durara todo el proceso de eliminación progresiva de las clases.  La revolución eliminaría la propiedad privada, eliminando toda forma de explotación clasista, y fomentaría la propiedad colectiva de fábricas, empresas y tierras (medios de producción).  
 
Según la Crítica del Programa de Gotha, si es socialista propiamente dicha y no mantenimiento del capitalismo, la primera fase del comunismo (comunismo inferior) colectivizará los medios de subsistencia, de forma que se anule la explotación por medio del gran poder que conlleva la coacción de la ostentación de la propiedad privada exclusiva.

Así, se podrá retribuir a cada productor en función de lo que produce.  Todo esto tendrá que hacerse con poder comunal y las herramientas del Estado, como medio de administración y gestión necesario.  Una vez se avance, la sociedad sin clases no necesitara del Estado tal como se conoce y podrá distribuir en función de las necesidades, impidiendo desigualdades importantes que puedan llevar a involuciones.  Entonces, se daría el comunismo superior.
 
 
 6 Marx, K. (1967). El capital.  Libro I.  Trad. J. M. Figueroa.  Barcelona: Ediciones Orbis, 129-137.
 
 

 Webgrafía:

 

-Agencia EFE (10 de enero de 1983): “La economía soviética es autosuficiente, afirma un estudio realizado por la CIA”. El País, (consultado el 4 de agosto de 2021):https://elpais.com/diario/1983/01/10/internacional/411001206_850215.html?ssm=TW_CC


-Burgos, M. (28 de abril de 2014): “China y el socialismo de mercado”. Centro Cultural de Cooperación, (consultado el 11 de marzo de 2022):

https://www.centrocultural.coop/blogs/surdesarrollo/2017/07/08/china-y-el-socialismo-de-mercado


-"Cooperativismo, potencial alternativa":  

https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2017/12/cooperativismo-potencial-alternativa.html


-Higueras, G. (08 de diciembre de 2020): “China acaba con la pobreza extrema”. El Periódico, (consultado el 11 de marzo de 2022): https://www.elperiodico.com/es/opinion/20201208/china-acaba-pobreza-extrema-10360093

 

-"La explotación laboral y el socialismo de mercado de Roemer":

https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2015/02/la-explotacion-segun-roemer.html

 

-Le monde (28 de diciembre de 1982): “La economía de la Unión Soviética ha crecido a una media del 4,51% anual en las tres últimas décadas según la CIA”. El País, (consultado el 4 de agosto de 2021): https://elpais.com/diario/1982/12/28/economia/409878016_850215.html?ssm=TW_CC

 

-Mazo, E. S. (8 de noviembre de 2014): “China es ya la primera potencia mundial”. Expansión, (consultado el 11 de marzo de 2022): https://www.expansion.com/2014/10/08/economia/1412771929.html

 

 

-"Soviets, su abolición y burocratización de la URSS (perspectiva filosófica)":

https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2017/12/cooperativismo-potencial-alternativa.html

 

 

Bibliografía:


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-Cohen, G. A. (2000): Karl Marx´s Theory of History. A Defence. New Jersey: Princeton University Press.

 

-Carretero, J. L. (2007): Contratos temporales y precariedad.  Madrid: Confederación Sindical Solidaridad Obrera.

 

-Eagleton, T. (2011): Por qué Marx tenía razón.  Barcelona: Península.


-Katz, Claudio 2010: La economía marxista hoy. Madrid: Maia Ediciones.

 

-Keeran, R. & Kenny, Th.  (2010): El socialismo traicionado.  Detrás del colapso de la Unión Soviética. 1917-1991.  Barcelona: El Viejo Topo. 

 

-Mandel, E. (1976): Tratado de economía marxista. Trad. Francisco Díez del Corral. México D. F.: Ediciones Era.

 

-Marx, K. & Engels, F. (1985): Manifiesto comunista. Madrid: Akal.


-Marx, K. (1989): Contribución a la crítica de la economía política. Moscú: Editorial Progreso.


-Marx, K.  2005: Manuscritos económicos y filosóficos. Alianza Editorial.
 
 -Marx, K. 2008: El capital. Trad. Pedro Scaron. México D. F.: Siglo XXI editores.
 
 

-Roemer, John E. 1995: Un futuro para el socialismo. Traducción: Antoni Domenech. Barcelona: Editorial Crítica

 

-Roemer, John E. 1989: Teoría general de la explotación y de las clases. Trad.: Manuel Pascual Morales. Madrid: Siglo XXI editores.


 

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