Las teorías de la verdad
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La realidad es el entorno en el que vivimos, es todo lo que existe. La verdad sería la descripción de esa realidad, lo más cercana a la realidad descrita. Sin embargo, hay varias teorías acerca de la verdad.
El
realismo ingenuo es la teoría de la verdad que refiere que la verdad
es objetiva y que es la mera descripción de la realidad. Éste es el planteamiento más básico, pero es demasiado ingenuo porque no delimita la separación que hay entre realidad y verdad, cuando el mapa siempre será diferente del territorio. Es demasiado simplista.
La teoría coherentista de la verdad defiende que, si bien la verdad debe ser la datación de lo existente, hay unas condiciones de posibilidad de la misma. La teoría de la verdad coherentista defiende que la verdad debe ser sustentada con una teoría bien construida. Dado que no podemos salir de nuestras propias teorías, la mejor teoría sería la que estuviese mejor estructurada. Por ello, la verdad debería ser lo más coherente posible.
El pragmatismo de Pierce defiende que la verdad es el resultado de las conclusiones de la práctica. El pragmatismo de James, por su parte, defiende que la verdad es lo que es práctico, es verdad lo que es útil y se ha probado que sirve para algo (porque ha probado y comprobado algo).
Putman, por su parte, defendería una teoría internalista de la verdad. La verdad, lo que se pueda saber de la realidad, está limitada a la propia teoría (porque no se puede salir de ella nunca) y la verdad se encontraría dentro de los presupuestos internos de las teorías.
Putnam recuperó la vieja noción de que pudiéramos vivir en una realidad ficticia. Planteó la posibilidad de que, en realidad, fuésemos unos cerebros conectados a un ordenador que nos diese todas las sensaciones y no sumiese en una realidad virtual. El filósofo de la ciencia quería transmitir que, de facto, para las personas daba igual la realidad externa, aunque fuese virtual, porque no hay forma de salir de nuestras propias teorías.
De lo que se trata, entendía, no es tanto buscar corroboración externa (inexistente porque todo fenómeno de la experiencia está previamente concebido y esperado por la teoría); sino buscar construir una teoría consistente, digna de ser proclamada como verdad. Su teoría de la realidad era un realismo internalista, una suerte de teoría coherentista de la verdad que no se atrevía a reconocerse como tal, como coherentista. Para efectos prácticos, bien pudiera ser que estuviésemos en una realidad virtual.
-Mora, F. (1994): Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
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