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El fundamento racional de la ética

El fundamento racional de la ética

 

Juan José Angulo de la Calle



Los códigos morales son el conjunto de normas que hay en las distintas sociedades, frecuentemente unidas a la religión o, como mínimo, a la tradición y a la cultura de cada sociedad.  Los códigos morales recogen una serie de normas que regulan la sociedad: es su principal función.
 
Cada código recoge sus particulares normas, deberes, valores y virtudes.  No pueden existir valores objetivos porque ellos son derivados de planteamientos de sujetos; de hecho, el concepto de "valores objetivos" es una contradictio in terminis porque los valores de por sí son evaluaciones, son valoraciones sobre el deber ser que efectúa el sujeto en función de criterios que no se refieren a cómo son los actos, sino cómo deberían ser desde un punto de vista particular.  
 
Los códigos morales, como mucho, pueden ser resultado de consensos, pueden ser acuerdos y compromisos que aceptan y asumen bastantes sujetos de una cultura, de unos pueblos, de civilizaciones o de la mayoría de países.  
 
No puede existir un derecho natural, porque el derecho de por sí consiste en la aceptación de acuerdos y compromisos, sancionados en algún tipo de contrato social.  Por tanto, las leyes y las normas morales son siempre convenciones y resultado de algún tipo de consenso, aunque sea tácito.
 

La ética filosófica se ocupa de hacer una reflexión acerca de la moral en general.  Ha habido diferentes teorías éticas en filosofía. Han sido reflexiones eudaimónica (referida a virtudes o excelencias) deontológicas (referidas al deber); pero en cualquier caso, han sido consideraciones en las que se han dado justificaciones racionales en todas las teorías: por lo que se podría concluir que el fundamento de la ética es la razón o la racionalidad (al menos, en la ética filosófica).

Eudanomía



En la filosofía antigua, la reflexión ética describió que el bien era la sabiduría o la felicidad.  El ideal griego y el chino era el sabio, aquel que tenía la sabiduría o el saber práctico suficiente para conocer cómo tener una buena vida.

Confucio considera que la virtud o la excelencia consiste en que cada persona en su ámbito profesional o social dé lo mejor de sí mismo.  Gracias a ello, contribuirá a que la sociedad sea mejor y que su vida sea mejor.  Dicho saber práctico y desinteresado da gratificación y sabiduría.


Platón definía el bien como la Idea racional de Justicia, dado que ella ordena a las otras Ideas, ordena la sociedad y proporciona a cada parte del ser humano lo que le corresponde o necesita, dándole equilibrio o estabilidad -un cierto tipo de felicidad- (Platón, 1994)


Aristóteles considera que todo tiene un fin.  
E. G. una semilla no es simplemente una semilla, dado que potencialmente puede llegar a ser un árbol y, según el Filósofo, en su esencia está tender a ser un árbol.  Como el ser humano busca la felicidad o tiende a ella, el fin del ser humano será la felicidad.  


La felicidad suele relacionarse con el placer, pero Aristóteles niega que él dé la felicidad porque el placer por el placer puede conducir a excesos dañinos; por tanto, será mayor bien no tender a ningún exceso ni defecto y la excelencia humana o virtud consistirá en realizar el justo medio (e. g. no ser ni cobarde ni temerario: ser valiente).  


Las virtudes intelectivas, como la justicia, pueden dar a consideraciones de cómo actuar en general; pero no miran las particularidades de cada momento particular (no se puede tratar a todas las personas igual -algunas tienen más necesidad que otras o tienen mayores problemas que otras) y a la justicia se le debe (dado que la felicidad es un bien: es a lo que tienden las personas, lo que buscan y aprecian, es su principal finalidad). En medio de ambos tipos de virtudes, tendrá que situarse como justo medio la prudencia, que tiene presenta la norma general y sabe aplicarlo al caso particular (Aristóteles, 1999).


La práctica de la virtud (que da placer moderado) conduciría a la felicidad, según Aristóteles. 
[Aunque, al final de su Ética a Nicómaco, señala que las virtudes prácticas y sociales no son estables porque se depende de la gente y la verdadera felicidad tendrá que venir de la vida contemplativa o reflexiva, siempre a disposición].


Los epicureos consideran que la felicidad proviene de buscar el placer y evitar el dolor.  Dan más énfasis a la segunda parte: indicando que hay que evitar placeres excesivos y procurar el placer por medio de virtudes moderadas.  Los cínicos consideran que se debe actuar conforme a la naturaleza (vivir de forma independiente y libre, teniendo lo justo para vivir); los estoicos hacen suyo este deber y consideran que la naturaleza es racional (todo tiene una causa) y que hay que cumplir los deberes racionales.  Los escépticos procuran evitar los dogmatismos extremos utilizando la duda metódica, llegando a una epojhé.  Todas estas reflexiones racionales éticas consideran que, realizando lo que debería hacerse, se logra la ataraxia o serenidad (al seguir a la razón, se templan las pasiones y se llega al equilibrio) (Schlanger, 2000).


Deontología


En la modernidad, con Hume y Kant se distinguió el saber acerca del ser (epistemología, teoría del conocimiento -discernimiento de los fenómenos por el conocimiento de los datos sensibles-, entendimiento de nuestras representaciones del mundo) del deber ser (una evaluación acerca de los actos que se realizan y que la razón fomal puede valorar como buenos o malos -no es cómo nos parece que son las cosas, sino cómo consideramos que deberían ser-). 

Kant señala que hay muchas formas de ser feliz (cada cual a su manera), pero un juicio moral tiene pretensiones universales (aunque no lo sea) y debe procurar máximas que se espere que todo el mundo debería realizar siempre (sino no serían normas in sensu strictu, sino recomendaciones o consejos); y, como mucho, el cumplimiento de la razón práctica nos haría dignos de la felicidad.
 
Él considera que no hay conocimiento de la ética (el saber viene de la experiencia, permite conocer de forma objetiva cómo son las cosas y no cómo se evalúa que deberían ser).  También considera que la razón no puede dar cuenta completamente de ella (la razón pura solamente llega a formalidades incomprobables, dado que las pruebas solamente dan cuenta de la manera de ser de las cosas o de cómo nos parece que son, y no tienen que ver acerca de las evaluaciones subjetivas que hace el sujeto acerca de cómo deberían ser). 

El conocimiento se haya por los sentidos (filtrados por nuestras representaciones); todo lo que no entre en el entendimiento del ser por las condiciones de posibilidad del conocimiento, será razón puramente formal descriptiva y prescriptiva, pero no cognoscible.  Una cosa es cómo son las cosas y otra cómo pensamos que deberían ser las cosas en la racionalidad más formal o juicios evaluativos.
 
Kant indica que todo sujeto debe formular máximas que considere que toda persona debería llevar a cabo. No hay saber exacto de la moral, pero puede ser objeto de pensamiento.  No se conoce más que los fenómenos que el sujeto percibe y que le parecen que son la realidad, las valoraciones acerca de los fines y las evaluaciones no dan cuenta de cómo podrían ser las cosas, sino que son juicios subjetivos acerca de cómo nos parece que deberían ser. 

El sujeto, para lograr la mayoría de edad, puede y debe pensar por sí mismo acerca de las normas morales.  Como ser capaz de formular juicios propios, es responsable de pensar por sí mismo y elaborar máximas morales que considere que todo el mundo debería cumplir en todo momento; si no, dichas máximas no serían normas propiamente: serían meros consejos y no deberes consistentes en sí mismos desde el pensamiento formal.

Este planteamiento de moral autónoma se corresponde con la teoría evolutiva moral de Kohlberg.  Influído por Piaget, él asevera que, en el desarrollo de la conciencia, las personas pasan de una fase pre-normativa en la que se obedece a las autoridades por miedo al castigo, después se asumen las normas convencionales por comprensión e interiorización de la necesidad y procedencia del seguimiento de regulaciones que den orden y convivencia, y, finalmente, la persona que se conduce a ser adulto responsable de sus propios actos llega a una fase post-convencional, en la que se actúa de forma autónoma y se plantean de forma propia normas que sean consideradas más adecuadas y oportunas.

Ética actual de los valores, deontología y virtudes


La ética del siglo XX se volvió una ética de los valores.  Autores como Ortega i Gasset describieron la ética como estimativa o referente a los valores, evaluaciones del sujeto -o sujetos- (Ortega i Gasset, 2004).  

Carlos Thiebaut, en su libro Conceptos fundamentales de la filosofía, definer el valor ético:  "valor  Cualidad de algo que lo hace estimado o apreciado y lo convierte en un bien."  (Thiebaut, 2004). Los valores no pertenecen, como ya se ha descrito antes acerca de la ética, a las consideraciones del ser sino del deber ser: son evaluaciones, considerar o estimar que algunos actos son positivos.


 Dado que los valores son evaluaciones (subjetivas o intesubjetivas) y, por tanto, no tiene fundamento hablar de valores objetivos.  "Valor objetivo" es una contradicción en términos, un valor es una evaluación: se realiza el acto de valorar algo, valorar es un proceso que realiza el sujeto en el que evalúa un acto o una norma como buena o mal.  Y no hay nada fuera del sujeto y de su evaluación que permita hablar de bien o de mal [El resto de consideraciones refieren cómo son las cosas y no son evaluaciones de cómo deberían ser].  Si por medio de la argumentación se puede llegar a una definición de bien y mal moral, será por medio de la racionalidad, que siempre será revisable y no tendrá que ver con nada en el mundo.

En este hilo, Moore critica las anteriores posiciones iusnaturalistas (que plantean que hay derechos naturales y existen positivamente cosas buenas concretas) y considera que no se puede definir el bien o lo bueno porque las definiciones solamentese pueden realizar en conceptos complejos no en ideas simples (las nociones simples carecen de
atributos y características que permitan su definición, solamente pueden ser señaladas). La noción de bien no es natural (no hay un objeto en el mundo al que pueda identificarse) y se refiere a sí mismo. La ética consistiría en la realización del bien a través de los deberes. La obligación moral produce bienes, la acción es la que hace que haya más bien (Moore, 2001).


Moore, uno de los filósofos de la ética más importante de la época contemporánea, realiza una muy elaborada ética deontológica, una ética de los deberes. Entiendo que con su teoría rigurosa y bien asentada, ha hecho que la ética de los deberes sea tenida en consideración y se mantengan debates filosóficos acerca de sus planteamientos y problemáticas. La deontología tiene validez porque ha dado explicaciones sobre la ética que son relevantes y porque es sustentada por argumentos suficientemente racionales.

MacIntyre recupera las virtudes. Considera inconmensurables e incomparables los distintos códigos morales por ser demasiado diferentes entre ellos y que no se puede hacer una ética universal; lo mismo que Khun y Feyerabend consideraban que las teorías científicas son inconmensurables, incomparables porque cada teoría es demasiado distinta de su anterior o de su
paralela en el presente. [Considero que sus teorías no son correctas porque cada teoría nueva ha dado mejores, más clarificantes y aclaratorias explicaciones del mundo: p.e. la teoría de Einstein explica mejor la realidad del espacio y el tiempo]. 



Entonces, podría decirse que es posible recuperar la ética de las virtudes, dado que tienen el mismo valor que las deontológicas.

En una línea más positiva, MacIntyre propone una ética de la virtud que defiende que las personas tienen que procurarse una serie de hábitos que les permitan alcanzar una vida buena o de plenitud. Considera que el juicio moral de cada individuo se va formando con la mejora del carácter y que el bien moral del individuo tiene que realizarse en comunidad porque proviene de
actuar en la sociedad, es una práctica en el que el individuo actúa hacia afuera y se desarrolla en
comunidad (MacIntyre, 2001).

MacIntyre nos devuelve las virtudes, pero considera que ellas pertenecen a un código moral de una sociedad determinada. Según él puede haber muchos y diferentes porque son iconmparables, demasiado diferentes y sin puntos en común, y no puede haber una única moral universal; por tanto, puede inventarse un código moral que recupere las virtudes: el que él propone.


Sin embargo, el planteamiento de MacIntyre asigna que los códigos morales son para una determinada sociedad y así debe ser. Por tanto, esta virtud quedaría solamente aplicable a las personas cercanas a las personas cercanas a la cultura occidental en la que estoy inscrito. Pero yo considero que la virtud de la comedia puede formar parte de todas las culturas: en todas ellas hay personas que ríen, que pueden tomarse las cosas con humor y que tienen obras cómicas de diferente ámbito.

Se puede postular una moral universal, dado que disponemos de la razón y ella permite hacer argumentos racionales universales. La comunicación racional puede llevar a que todas las personas del mundo se pongan de acuerdo, tras un proceso de diálogo, que tiene que haber unas normas, valores e, incluso, virtudes valiosas mínimas. De hecho, ya se ha hecho: son los Derechos
Humanos. 

Los países firmantes (casi todos los países), lo cumplan o no, consideran que los
Derechos Humanos son una serie de derechos mínimos; referentes a la dignidad humana: el reconocer que el ser humano no es un objeto, no puede ser tratado como medio, sino siempre como un fin, dado que es un sujeto racional que se da a sí mismo fines y, así, ningún ser humano puede ser tratado como medio para llegar a un fin: ya que el fin siempre es el ser humano, el que pone los fines y no puede ser medio. 



El ser humano, como ser deficiente, necesita de normas para que haya conviviencia, convivencia que deberá ser demarcada en términos humanos porque va dirigida a virtudes, deberes y valores válidos para los seres humanos. Si el ser humano fuese un ser perfecto, no necesitaría normas, simplemente sería.  La razón aclara esta necesidad y puede darle justificación: la razón señala que es necesaria la ética porque las normas morales permiten normalizar la vida social y dar lugar a un orden de coexistencia en el que las personas puedan coexistir; coexistir cada cuál con sus pretensiones pero con armonía.


La razón universal, que está en todos los seres humanos, tras haber realizado un largo debate, conduce a la conclusión de que deben ser reconocidos una serie de derechos mínimos para los seres humanos por el mero hecho de ser humanos (de tener la mencionada dignidad humana).

 Bibliografía:

 

-Aristóteles (1999): Moral, a Nicómaco.  Madrid: Espasa Calpe.


-MacIntyre, A.  (2001): Tras la virtud.  Barcelona: Editorial Crítica. 

-Kant, I (2001): Crítica de la razón práctica.  Madrid: Alianza Editorial.


-Platón (1994).  La República o el Estado.  

Barcelona: Edicomunicación.


-Moore. G. E. (2001): Ética.  Madrid: Editorial Encuentro. 


-Schlanger, J. (2000): Sobre la vida buena. Madrid: Editorial Síntesis.


-Thibaut, C. (2004): Conceptos fundamentales de Filosofía.  Madrid: Alianza.



 

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