2015(e)ko urtarrilaren 3(a), larunbata

Metodología de la ciencia


Metodología de la ciencia




La metodología de la ciencia es una disciplina filosófica que se encarga del análisis y de los problemas de justificación del conocimiento científico. La ciencia es explicativa, sistemática y empírica; y dado que su objetivo es el análisis, se debe analizar el propio análisis para ver su validez y sus características.



Conceptos, proposiciones y reglas


En cada disciplina de la ciencia aparecen los conceptos, los conceptos construyen la ciencia. Pueden ser manejados por todo el mundo, otros son desconocidos para la gente o la gente hace uso de conceptos distintos a la ciencia, pero siempre deben de existir de alguna forma. Ellos son importantes porque cualquier afirmación posterior se basa en los conceptos.


Los conceptos clasifican el dominio que se quiere tomar o tratar, dan la ontología (teoría del ser o de los seres) y la demarcan. Los conceptos dicen lo que hay y por eso se van haciendo constantemente. Los conceptos llevan a crear las proposiciones (las afirmaciones acerca del mundo). El mundo posee unas propiedades, esto es, el comportamiento de las cosas depende de las propiedades del mundo y los conceptos permiten crear las proposiciones que dan cuenta de esas propiedades. Así, los conceptos son instrumentos para capturar lo que hay (la ontología), ofrecen una imagen del mundo: muestran de qué se compone y cómo son las cosas.


Los conceptos necesitan hacer uso de clasificaciones para ciertos propósitos explicativos. Ellos desempeñan la labor de instrumentos para delimitar el dominio que se va a tratar, demarcan lo que se va a tratar. Para ello, los conceptos tienen que ser precisos y técnicos (objetivos), de forma que tengan rigor y posibilidad de contrastación.


Además de los conceptos (tales como el concepto de átomo o de densidad), hay proposiciones. Las proposiciones son oraciones del lenguaje categórico (afirmaciones o negaciones) que se forman a partir de los conceptos. Son generalizaciones que dan cuenta del mundo y nos llevan a más conclusiones (p.e. “si es metal, entonces será conductor”).


Estas propuestas no son inocentes, tienen una fuerte implicación: sirven para explicar y predecir. Por medio de razonamientos realizadas a partir de las proposiciones, se puede llegar a conclusiones que sirven para explicar el mundo y hacer predicciones.


A partir de las proposiciones se pueden sacar operaciones y reglas. Las reglas o fórmulas que se utilizan en la ciencia regulan las proposiciones de forma lógica, demarcan sus conexiones y funcionamiento y sirven para sacar conclusiones. En las proposiciones probabilísticas (como las afirmaciones que se realizan a partir de encuestas o de cálculos sometidos al principio de incertidumbre de Heinsenberg) también se usan reglas. Para realizar un ordenamiento y regulación de las proposiciones se requieren operaciones y reglas.


Esta cuestión nos retrotrae a los conceptos, las reglas pueden determinarse en función de los conceptos. Hay dos tipos de conceptos: primitivos y derivados. Los primitivos son los que no necesitan de otros para definirse. Los conceptos derivados son los que para ser definidos requieren otros conceptos y operaciones de los conceptos (p.e. la densidad, que es la ecuación entre el peso y el volumen).



Hipótesis, estructura y teoría


Lo descrito anteriormente abarca el contenido de la ciencia. Con todo lo descrito (conceptos, proposiciones y reglas) se hacen leyes (como la de la gravedad) e hipótesis, y, a partir de éstas, se forman teorías. Las teorías son los conjuntos ordenados de leyes. Se puede ordenar el conjunto según criterios (p.e. el criterio A es la premisa de la que se derivan B y C; A>B>C). Toda esta ordenación conforma una estructura ordenada, regulada de forma axiomática. La ciencia es un sistema axiomático, es un sistema ordenado de forma lógica por proposiciones primitivas o axiomas y sus derivados.


Puede haber diferentes formas de ordenar el sistema, en unas axiomatizaciones unas formas se dan en axiomas y otras en derivaciones. La idea de que una teoría científica se conforme como una estructura axiomática llega con la filosofía de la ciencia de los años 20 y nace con esta idea de axiomatización. Entra en crisis en los años 60 por los problemas planteados para la ciencia. Se pensó que no había ninguna estructura en ciencia y hubo quien dijo que había que buscar otro tipo de estructura.


En cualquier caso, la estructura tiene que tener una forma deductiva y formal, debe ordenar el contenido. Muchas estructuras dependen de los intereses, su forma de ser depende de qué se pretenda explicar. Se pueden usar diversos criterios para formar estructuras que expliquen fenómenos que interesen.


Las hipótesis, por su lado, se basan en ciertos datos empíricos observados y que todavía no han sido corroborados o contrastados a través de los experimentos u otras pruebas (tests, encuentas, estadísticas...). El punto de vista fisicalista dice que una hipótesis, para darla por válida, tiene que ser comprobada o corroborada. El lenguaje fisicalista hace referencia a los hechos observables y reduce el lenguaje a lo observable.


En cuanto a la observación de las hipótesis, Quine decía que hay proposiciones eternas: siempre valen y funcionan (p.e. “todos los cuervos son negros”) y, si no se cumple en un caso, se puede romper una proposición eterna (p.e. si se encuentra un cuervo blanco, se anula la proposición: “todos los cuervos son negros”). Por contra, esto no pasa respecto a las proposiciones probabilísticas, dado que ellas solamente son válidas en una probabilidad determinada (p.e. la probabilidad de que un hecho ocurra una vez cada mil veces, la afirmación de que puede ocurrir únicamente es válida por un caso de cada mil). La forma de observar la validez de los dos tipos de proposiciones es diferente: en uno se ha de ver que se cumple en todos los casos y en otros con qué frecuencia o en qué número de casos se da.



Procedimientos y método


Además de lo expuesto, en ciencia hay procedimientos (operaciones y reglas). Se distinguen dos clases:


-1) inferencia ampliativa (sacar de unos datos empíricos otros datos, como las generalizaciones, por inducción o abducción) y procedimiento deductivo, que son métodos conceptuales (deducir de generalizaciones datos particulares, aseveraciones que son corregidas constantemente por la crítica de los científicos, que evalúan conceptualmente y mejoran la teoría);


-y 2) métodos operacionales, que son procedimientos de experimentación, observación y medición; aunque hay métodos intermedios, como el uso de simulaciones por ordenador (p.e. SPS).


Hay conceptos comunes a todas las personas, conceptos que son técnicos y comunes pero que son explicados mejor en ciencia. De los conceptos se hacen proposiciones, algunos de los cuales son comunes a varias ciencias y otras son específicas de una disciplina. La estructura debería ser común a toda ciencia. Los métodos conceptuales suelen ser comunes, aunque algunos de los métodos operacionales pueden ser específicos a un campo y otros más generalizables.


El método científico cambia en el tiempo. Hay dinamismo en la ciencia, la ciencia cambia. Surgen anomalías (hechos inexplicables o no tratados) en las teorías y ellas son sustituídas por nuevas teorías menos problemáticas. Los conceptos cambian y hacen cambiar a las proposiciones. Cambian de dos maneras:


-1) cambio en extensión o acumulativo. Se añaden nuevos conceptos o nuevas proposiciones; o bien, aumentan los referentes a tratar, se abarcan más hechos (los conceptos nuevos explican más cosas y van más allá de esas cosas). Los cambios pueden venir por aparecer nuevos métodos operacionales que den mayor capacidad de investigación.


-2) cambios revolucionarios. Se modifica radicalmente el contenido de las teorías y comienza una nueva etapa de desarrollo acumulativo.



Bibliografía:


-Bunge, M. (1973) La ciencia: su método y su filosofía, Buenos Aires: Siglo Veinte.

 

-Bunge, M. (1976) La investigación científica, Barcelona: Ariel.

 

-Díez, J. A. & Moulines, C. U. (1997) Fundamentos de Filosofía de la Ciencia, Barcelona: Ariel.

 

-Hempel, C. G. (1988) Fundamentos de la formación de conceptos en la ciencia empírica, Madrid: Alianza.

 

-Mosterín, J. (1984) Conceptos y teorías en ciencia. Madrid: Alianza.

 

-Nagel, E. (1968) La estructura de la ciencia. Buenos Aires: Paidos.

 

-Newton-Smith, W. H. (1987) La racionalidad de la ciencia, Barcelona: Paidos.

 

-Popper, C. R. (1967) La Lógica de la investigación científica, Madrid: Tecnós.

 

-Suppe, F. (1979) La estructura de las teorías científicas, Madrid: Editora Nacional.


iruzkinik ez:

Argitaratu iruzkina

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License.