Filosofía política
Juan José Angulo de la Calle
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/ae/Aristotle_Altemps_Inv8575.jpg |
Filosofía Antigua
En la reflexión filosófica griega antigua, el Estado era entendido como una entidad natural. Las personas viven en sociedad, se necesitan unas a otras y es normal que haya que establecer un orden (arjhé) en las relaciones entre las personas.
[Para los griegos todo tiene que tener un orden; el canón de belleza griego era orden, medida y proporción: todo lo que sea desproporcionado, sin medida y orden era monstruoso, algo horrible y sin restricciones, algo arbitrario y soberbio -como el imperio persa-]
Según Aristóteles, el ser humano es zoon logikon, el ser humano es un animal con discurso articulado (habla). Como tiene habla, se comunica y establece relaciones con los demás y llega a acuerdos, estableciendo así entre ellos algún tipo de sociabilidad y de orden político.
El Estado era entendido como algo obvio y natural, por lo que las reflexiones iban encaminadas a pensar acerca de cuál podía ser el mejor régimen político o el Estado ideal.
Platón consideraba que había un conocimiento de la política (dado que para todo hay conocimiento: navegación, arquitectura...) y que debían gobernar los que detentaban el conocimiento acerca de la política, conocimiento que era la Idea o noción de Justicia -dado que ella da a cada parte de la sociedad lo que necesita, da cuenta que haya que establecer un orden (arjhé) en las relaciones entre las personas-.
Sin
embargo, en su vejez renuncia a esta propuesta por considerarla idealista y escribe Las leyes. En
este diálogo afirma que las leyes
aseguran el cumplimiento de las directrices de la virtud, de la razón.
Las leyes pueden fomentar la razón y la virtud porque dan regularidades y
normas que pueden estar más allá de las pasiones y los meros caprichos,
ya que son deberes generales y alejados de los intereses particulares.
La ley sería la forma de fomentar unos hábitos de vida y de
convivencia que lleven al equilibrio sensato de la razón y la
armonía.
Según
Platón, la ley regula las pasiones (por medio de la educación, las
recompensas y castigos...) y considera que se habla de ley cuando el
juicio de la razón se convierte en una decisión general del Estado.
Platón,
en este texto, defiende que las leyes procuren generar un Estado que
funcione como una comunidad unida y grupal, en el que los individuos se
orientan al considerado bien colectivo (metiéndose incluso en los
matrimonios, que son orientados al bien de la Ciudad, en lugar de estar
dirigidos por el agrado particular). Todo debe servir para obedecer a
la noción de Justicia general, basada en la igualdad formal y en la
distribución de poder proporcionada para los ciudadanos-soldados de
todas las clases..
Entre
otras medidas, las leyes de Platón ponen límite a las ganancias de los ciudadanos
para evitar la pasión de la avaricia, fomentan las comidas colectivas
para conformar unidad y amistad entre los conciudadanos (como en
Esparta), exhortan por persuasión hasta con la concertación de los
matrimonios por ley (que
son orientados al bien de la Ciudad, en lugar de estar dirigidos por el
agrado particular), establece la educación como pública (en gimnasios y
festivales de música -en los que se transmiten canciones artísticas,
pero también técnicas y moralizantes-) y muchas más.
Todas ellas orientadas para dirigir la vida de los ciudadanos de forma que sirvan a la comunidad (y a la razón, cumpliendo las virtudes) y reduciendo las posibilidades para llevar una vida individual libre efectiva. El individuo queda sujeto al interés general, primando lo colectivo sobre lo particular. Pretende formar un grupo encorsetado y homogéneo.
[Para
los griegos todo tiene que tener un orden; el canón de belleza griego
era orden, medida y proporción: todo lo que sea desproporcionado, sin
medida y orden era monstruoso, algo horrible y sin restricciones, algo
arbitrario y soberbio -como el imperio persa-]
Aristóteles critica las posiciones de Platón por considerarlas utópicas o excesivamente idealistas. Según Aristóteles, el ser humano es zoon logikon, el ser humano es un animal con discurso articulado (habla). Como
tiene habla, se comunica y establece relaciones con los demás y llega a
acuerdos, estableciendo así entre ellos algún tipo de sociabilidad y de
orden político.
El
Estado era entendido como algo obvio y natural, por lo que las
reflexiones iban encaminadas a pensar acerca de cuál podía ser el mejor
régimen político o el Estado ideal.
Platón
consideraba que había un conocimiento de la política (dado que para
todo hay conocimiento: navegación, arquitectura...) y que debían
gobernar los que detentaban el conocimiento acerca de la política,
conocimiento que era la Idea o noción de Justicia -dado que ella proporciona un orden racional en la sociedad-.
Debían gobernar los filósofos, conocedores de la Idea de la Justicia, y no debían gobernar los ignorantes. Según su visión, es absurdo dejar que gobiernen los que no saben de política, y que, lo mismo que en un barco debía gobernar un timonel, en la ciudad-Estado debía gobernar el que sabía del saber de la política -acerca de la justicia-.
No tenía en cuenta que el saber de la a, de sociedad, de historia, de leyes, de dpolítica es muy amplio -se requiere saber de economíerecho...-; y que, en cualquier caso, la política no consiste meramente en una cuestión técnica ni tecnocrática -tener en cuenta las medidas más eficaces-, sino una cuestión de valores -elegir un curso de medida en función de las preferencias-.
Aristóteles consideraba que el modelo de Estado de Platón era demasiado idealista y, por tanto, irrealizable; por lo que estudió los regímenes políticos que de hecho existían. Encontró tres tipos: monarquía, aristocracia y democracia (junto a sus formas corruptas, en las que los gobernantes solamente cumplían sus propios intereses: tiranía, oligarquía y demagogia).
Consideraba que el mejor régimen debía ser un justo medio, debía ser una república cuya base fuera la clase media, dado que ella podía ser un puente entre la clase rica y la pobre, permitiendo una armonía social.
Frente a la dictadura propuesta de Platón, Aristóteles propone una posición conservadora alejada de cambios y revoluciones, en el que prime mantener lo establecido (incluída la esclavitud y la posición secundaria de la mujer en Grecia, tratadas como "naturales" y no las convenciones que son). Se suele decir que Platón es dictatorial y Aristóteles, un burgués.
El platonismo influyó en la institución de poderes monárquicos medievales con su texto La República, mayor influjo de la Ciudad de Dios de Agustín de Hipona (en el que se predicaba someter los poderes terrenales a los poderes de los ostentadores de la Verdad Revelada -la Iglesia Católica-). Aristóteles influyó más en políticas que buscan evitar cambios violentos o revoluciones, influyó en posiciones más conservadoras o de derechas.
Filosofía moderna
Con la modernidad, se tendió a observar la realidad no como natural, sino como constructo humano. El Renacimiento había resaltado el papel del ser humano sobre su vida: todo lo que existe de lo social debía ser un constructo suyo [si bien no se dejaba de lado la relevancia de la armonía que hay en la naturaleza, como se trataba plasmar con el arte].
El ser humano, dado que algo de poder tiene, tiene bastante capacidad sobre asuntos mundanos [no sobre los divinos o naturales, pero sí al menos sobre los suyos]. Por tanto, la política debía ser algo construído por el propio ser humano.
El "estado de naturaleza" sería la realidad humana si no viviese en sociedad. No es la situación anterior al establecimiento de la sociedad, sino lo que habría si las personas no viviesen en sociedad.
El Estado no es natural, sino una construcción artifical. El primero en tratarlo de esta forma sería Maquiavelo. Él considera que dado que los seres humanos son malos, debe existir un Estado que ponga orden.
En la misma línea, Hobbes considera que dado que cada ser humano tiene intereses, toda persona tiende a anteponer sus intereses sobre los demás y que el "estado de naturaleza" sería la guerra de todos contra todos. Sin Estado, no hay orden, solamente la ley de la jungla.
Sin un poder claro y reconocido por todas las personas, solamente habría facciones que lucharían entre ellas: la ley del más fuerte, la arbitrariedad y no la normatividad. Sería la guerra civil, la ausencia de legislación -no hay orden ni estabilidad para establecer un sistema jurídico, solamente existe el poder de la fuerza y del mando-.
Las personas reconocen un poder soberano, están dispuestos a ceder libertad para que haya un único orden o legislación. Ceden libertad individual a cambio de estabilidad, seguridad y un orden. Se consiente que haya un régimen determinado porque la gente considera que mejor que la lucha de todos contra todos es que haya un orden: un poder soberano que establezca un derecho, al que se pueda apelar de alguna forma.
Rousseau considera, en cambio, que el "estado de naturaleza" sería amoral: el ser humano, si no viviese en sociedad, viviría de forma individual sin relacionarse con nadie [siendo imposible beneficiar o perjudiciar a nadie: sería ajeno a las cuestiones morales].
[Se suele atribuir que Rousseau consignaba que el ser humano es bueno por naturaleza y que la sociedad es la que lo corrompía; pero, en realidad, en El contrato social el ser humano "natural" sería ajeno al bien y al mal, al no tener relación con los demás].
Rousseau consigna que el ser humano decide salir de ese "estado de naturaleza" a cambio de mejoras, mejores condiciones de vida. Si la gente vive en sociedad es porque sobreentiende que es mejor vivir así que en la naturaleza o de forma asocial.
Esa mejora es el Bienestar General. De forma tácita, no explícita, se establece un contrato social: la gente está dispuesta a obedecer a un poder soberano en tanto en cuanto entiende que se establece una racionalidad y se atiende al Bienestar General. Hay Estado porque la gente implícitamente da su consentimiento de que exista, en tanto en cuanto se atiende al Bienestar General de la sociedad.
Sin embargo, Rousseau concluye El contrato social señalando que, al final, el poder corrompe y finalmente el Estado rompe el pacto social para su propio beneficio.
El contrato social no trata sobre la legitimación del Estado, ni sobre el Estado ideal; sino que trata de explicar por qué "siempre tendremos cadenas". En otro texto, en el Discurso sobre el origen de la desigualdad de los hombres, defiende que la desigualdad es fruto de un pacto desigual entre ricos y pobres, en el que se engaña a los despropiados a obedecer las leyes y a reconocer la propiedad privada a cambio de un orden social, aunque sea un orden injusto.
Rousseau es un autor que ha influído, sobre todo, a ideologos de izquierda, que transmiten en su línea que el pueblo es bueno de por sí y que consideran que la desigualdad proviene de la opresión y la violencia de los poderosos, a los que se combate de alguna manera. Fue uno de los autores más influyentes de la Ilustración y de la consecuente Revolución Francesa, modelo de movimiento que ha influenciado a socialistas de distinto tipo, comunistas y anarquistas. Se nota la remora de Rousseau en autores como Marx y Proudhon, que describen un estado anterior idílico (de comunismo primitivo) y cómo la propiedad privada truncó esta igualdad por la violencia, el robo y la coacción por presión económica. La alienación sería un alejamiento de la naturaleza original del trabajador, que creaba artísticamente en la artesanía en estado de naturaleza que fue el comunismo primitivo de los cazadores-recolectores, y la propiedad privada sería el origen de las desigualdades entre las personas.
En cambio, los políticos de derecha se ven más cercanos a los posicionamientos de Hobbes. Los conservadores transmiten que hay amenazas a la seguridad que deben ser respondidas con rotundidad con un gobierno fuerte y autoritario que garantice la seguridad. La primacía de la seguridad en menoscabo de la libertad es recurrente en políticas de derechas, conservadoras y fascistas.
Locke, por su parte, considera que en el "estado de naturaleza" habría cierta armonía; pero tiene que ser cambiado porque nadie es buen juez de su propia causa. Dado que en cuestiones de intereres y propiedad se necesita una tercera parte con cierta imparcialidad, se establece el Estado. Incluso en los acuerdos comerciales tiene que haber compromisos y fuentes de confianza de que se van a cumplir lo negociado. Se necesita una regulación jurídica que dé garantías y una normatividad. Se establece un contrato social en el que implícitamente la gente reconoce el Estado, a cambio de que establezca un gobierno racional.
La única legitimación del Estado es la medida en la que establezca una legislación racional; el poder soberano no es de origen divino y no debe definirse en función de él (dado que es un constructo mundano y humano, con toda falta de sacralidad, imperfección y su ser profano).
El Estado reconoce la propiedad privada, le da garantías jurídicas y formas de apelación, que pueden ser reclamadas. El Estado existe porque las personas lo consienten, y lo consienten porque permite el reconocimiento de una serie de derechos (tales como la propiedad, que garantiza recoger el fruto del propio trabajo, según Locke).
[Desde el propio liberalismo en sus orígenes, con su fundador Locke, el Estado debe existir para que haya un reconocimiento social de la propiedad privada, unas garantías sobre esta figura jurídica y una defensa de la misma por medio de leyes, fuerzas de seguridad y sistema jurídico].
Locke es uno de los fundadores del liberalismo. Los liberales actuales son herederos de sus planteamientos, en los que se defiende la libertad negativa (el que el Estado no coaccione la iniciativa privada para que haya más capacidad de acción), la propiedad privada y el que se piense la sociedad como una composición de individuos. Ésto hace que se plantee una sociedad atomizada, compuesta por individuos aislados, se menoscabe los derechos sociales (que no contempla el liberalismo y no piensa que haya que proteger a los más desfavorecidos y oprimidos por la explotación laboral) y no se plantee la justicia social. Llevada por su línea, plantea una sociedad individualista, en la que no haya protección estatal (para evitar "coacciones") y en la que cada uno se salva como puede. La sociedad se torna una suerte de ley de la jungla, ésta sería el planteamiento liberal.
Teoría de la democracia
En la actualidad, el debate filosófico sobre la política reúne los dos temas de reflexión: el Estado ideal y la legitimación del Estado. Quedan recogidos por medio de la teoría de la democracia: la democracia es considerada el Estado ideal y la justificación de que haya Estado es su grado de democracia [solamente el Estado democrático sería legítimo].
La democracia es el mejor régimen no porque que gobierne el pueblo es lo legítimo porque sí, ni porque el gobierno de la mayoría tenga más legitimidad.
El que ostente mayor número de apoyos lo único que muestra es una cuestión aritmética, pero no una justificación -que muchas personas apoyen unas medidas no indica que sean buenas: pueden estar equivocadas-.
La democracia es el mejor régimen porque permite dar voz a todas las partes de la sociedad -conocerán bastante los afectados por las leyes, acerca de los beneficios de ellas- y este debate amplio permite, potencialmente, que el ejercicio de la argumentación de las posiciones y el debate, se alcance a dislumbrar la mejor medida.
[Idealmente, más allá de que los regímenes liberales sean democracias en lo formal, no suele existir debate racional en sus parlamentos, sino descalificaciones, negociaciones e intentos de vulnerar la credibilidad de otras posiciones].
Si el criterio para aprobar las leyes y medidas es la mayoría parlamentaria, es porque el debate no puede ser interminable y se requiere un criterio de decisión final.
Bibliografía:
-Aristóteles (2000): Política. Madrid: Editorial Espasa Calpe.
-Dahl, R. A. (1993): La democracia y sus críticos. Barcelona: Editorial Paidós.
-Hobbes, T. (2000): Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
-Maquiavelo, N. (2012): El príncipe. Madrid: Akal.
-Locke, J. (2002): Segundo tratado sobre el gobierno civil. Madrid: Alianza Editorial.
-Platón (1994): La república. Barcelona: Fontana.
-Rousseau, J. (2001): Discurso sobre las ciencias y las artes / Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres / El contrato Social. Madrid: LIBSA.
iruzkinik ez:
Argitaratu iruzkina