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Cultura de masas y arte

  Cultura de masas y arte


Juan José Angulo de la Calle
Doctor en Filosofía

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/ed/Alan_Moore_at_the_ICA_on_June_2nd_2009.jpg

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Denuncias de críticos de arte


Hace algunos años, el novelista gráfico Alan Moore (autor de V de Vendetta y Watchmen) señaló que al público no hay que darle todo lo que quiere, sino lo que necesita. 

 

En  una entrevista reciente, el novelista gráfico Alan Moore (autor de V de Vendeta y Watchmen) señaló que el cine de superhéroes había arruinado la cultura.  Refiriéndose al mismo tipo de cine, Martin Scorsese señaló hace un año que es más una experiencia de parque de atracciones (por los efectos especiales) que de verdadero cine (tramas elaboradas y capacidad narrativa visual).

 

El cine comercial en general procura dar más importancia a los efectos especiales deslumbrantes que al propio argumento de las películas.  No deja de ser entretenimiento más que arte y, si siguen fines económicos, tampoco se le puede exigir tanto como al cine español (que recibe algunas subvenciones públicas).  

 

Pero como consumidores sí que debería de ser posible exigir unos mínimos (si no es arte, por lo menos que sea entretenimiento aceptable con tramas elaboradas y bien construidas -y no supongan malestar-). 

 

El youtuber Quetzal señala, en este punto, que este fenómeno está unido al fomento del consumismo fácil de la cultura de masas que procura la industria del entretenimiento.  Lo enlaza con la crítica de Adorno de que la mayoría de los productos de arte y culturales se han convertido principalmente en un producto de mercado y que no procura grandes aportaciones para la vida. 

 

Los productos culturales son un mero espectáculo que nos abruma con sus efectos visuales y nos hace pasivos, según Guy Debord.  La cultura de masas está más orientada al entretenimiento pasivo que a cuestiones estéticas o intelectivas: https://www.youtube.com/watch?v=nCTFGa8f8EA

 

Esta crítica se podría trasladar al arte en general, con artistas pobres que miran más por agradar (que realizan obras sin complejidad, intensidad o mensaje artístico elaborado); no procuran crear obras que tengan una repercusión real en el desarrollo artístico; son obras de artistas tales como Hirst, Koonz y Murakami: https://www.youtube.com/watch?v=OlG8_q3JLTI&t=8s

 

Avelina Lesper considera que el llamado "arte contemporáneo" es un fraude, dada la escasez de mensaje por sí mismo (que debería ser reflejado por la propia obra de arte y no requerir "explicaciones" o, más bien, relatos del artista).  No hay reflejo en las obras mismas de pensamiento y elaboración, no transmiten directamente y las obras acaban, así, "siendo" lo que los artistas dicen que es y que expresan: https://www.youtube.com/watch?v=RfHubArMMA8&t=284s.  

 

Mario Rodríguez Guerras, por su parte, denuncia que hay artistas que abusan de la confusión entre los límites del arte y lo no artístico.  Se aprovechan de la difusa definición de arte actual para presentar obras que no aportan nada al panorama artístico: https://esquimalenator.wordpress.com/2010/11/23/corrientes-del-arte-actual/

 

El doctor Juan Carlos Villagrán habla incluso de "hamparte", el supuesto "arte" que existe meramente por la gran campaña de promoción y publicidad de auténticas industrias (que funcionan casi como el "hampa", de ahí el término de "hamparte").  

 

Villagrán señala que hay todo un entramado comercial que trata de vender obras de arte solamente por el mero lucro y cuyo máximo fin es la venta cada vez más masiva o con el mayor beneficio; aunque sea por medio de presentar en galerías obras sencillas pero agradables a la vista y que resultan muy atractivas (pese a su escasa elaboración artística, complejidad, escasa composición y poca intensidad).  

 

Si bien el autor reconoce que es posible en la actualidad la producción artística y reconoce a autores actuales, denuncia que en el panorama de ferias, galerías y tratamiento por los medios de comunicación, hay mucho fomento del arte pobre pero espectacular: https://www.youtube.com/watch?v=XHtfmngQ7aA

Sin embargo, más allá de las etiquetas, calificaciones y críticas, todavía se puede hablar de producción artística.  Rafael López Borrego indica que más allá de términos como "hamparte", "no-arte", "arte contemporáneo fraudulento", hay todavía artistas cuya formación y dedicación les permite generar obras que transmiten un mensaje artístico: https://www.youtube.com/watch?v=Qp7VEcR3iUE&t=264s.

Este autor señala que en la actualidad se podría hablar, entre otras plasmaciones, de un comienzo de nuevo barroco, dado que bastantes obras presentan un grado de recargamiento y complejidad que les asemeja al estilo del arte del siglo XVII: https://www.youtube.com/watch?v=48KjEm_Zkt8&t=30s

 

Críticas contemporáneas


Walter Benjamin ya señaló que el hecho de que haya una gran difusión de las obras de arte (por medios de comunicación) hace que la experiencia ante él había hecho que dejase de ser especial, que perdiese su aura.  

 

Theodor Adorno, por su parte, señaló que en la cultura de masas, en el consumismo, se generan obras de arte más tendentes al mercado y la venta que al desarrollo artístico (dentro de sus propias reglas, las de cada corriente).  

 

Guy Debord indicó que nuestra sociedad se basa en el intercambio de unas mercancías, los espectáculos, que se consumen de forma pasiva (haciendo que las personas sean cada vez estén más abrumadas por productos deslumbrantes que se consumen sin actividad mental y hace que las personas sean menos críticas).  

 

Me arriesgaría a decir que ello fomenta que las personas tengan principalmente una mentalidad muy estancada (al no fomentarse la crítica ni la actividad reflexiva) y hace que las personas sean, en términos de Marcuse, unidimensionales (con un único criterio y que interpretan las cosas desde un único punto de vista, encasillando todo bajo un único criterio y sin ver los demás puntos de vista o "dimensiones" de la complejidad de las cosas).  

 

No es que las personas no puedan tener capacidad crítica, sino que se ven, en nuestra cultura de masas fundamentalmente audiovisual -de contemplación pasiva por vista y oído-, sin herramientas para realizarla de forma elaborada y bien construída.  

 

Sin una educación artística profunda, sin un fomento de la cultura exigente (no fácil y suave, como la cultura de masas y algunas obras sin contenido) y dejando la filosofía como optativa en segundo de bachiller (con las herramientas y métodos que facilitan la crítica bien construida), se deja a la sociedad a un estado de incapacidad para el entendimiento, la comprensión, el trabajo de la sensibilidad y el pensamiento, que el arte bien elaborado podría proporcionar.

 

Frente a los productos comerciales alienantes y de cultura de masas, Adorno considera que se debe reivindicar un arte que siga sus propias normas: el arte siempre ha procurado crear y con esta generación rompedora se logra alejarse del abotorgamiento.  

 

El arte que siga sus propias normas, el que procure generar algo nuevo, permite que se den nuevas maneras de entender la realidad, al crear nuevas formas de expresión, nuevas formas de entender la realidad que pueda hacer que el público sea crítico.

 

Adorno destacó la labor de artistas de vanguardia; entre ellos los músicos creativos Mahler, Webern, Shónberg y Berg.  Ellos no se dejaron llevar por los moldes simples de los productos de mercado, ni por buscar la venta masiva de entradas, y generaron nuevas formas de expresión en la música, pese a que pudieran generar extrañeza en el público y hacer que fuera menos receptivo.  Sin embargo, aportaron nuevas maneras de entender la música y nuevas formas de sensibilidad.

 

Gramsci, por su parte, defendió que se procurase una cultura popular porque, por medio de ella, se podría sustraer a las personas trabajadoras del influjo de la hegemonía y dominio de ideas de las clases dominantes (que disponen de los grandes medios de difusión), al procurar que la cultura no fuera algo que se recibe de fuera y de forma pasiva, sino que se construiría de forma activa y crítica.  

 

De esta forma, las personas trabajadoras no tendrían como únicas ideas las difundidas por la industria cultural y podrían disponer de una alternativa con la que la cultura no se reduciría a lo difundido masivamente y permitiría defenderse del influjo del bombardeo de los productos culturales, presentados como principales y casi únicos (y que no fomentan cuestionamientos, reflexiones y crítica, sino un consumo pasivo, abotargante y alienante).

 

En cualquier caso, las personas tendrían que poder sustraerse de alguna manera de un bombardeo publicitario y de difusión de unos productos que se consumen de forma pasiva.  

 

Se tendría que fomentar la actitud de que, por mucho que sean consumidos los productos de la cultura de masas, se tiene que tener una mente activa frente a ellos y que se tenga un distanciamiento suficiente como para poder hacer observaciones, reflexiones y, si es necesario, críticas.  

 

El que haya productos espectaculares u otros de arte pobre no debería ser impedimento para que las personas que lo contemplan o lo consumen puedan ser capaces para ser activo en la cultura y puedan responder a aquello que se le presentan.  Se debe fomentar ser activos y críticos frente a todo el bombardeo de los medios de difusión y a los efectos de los productos del espectáculo.



 El gran cambio del 

arte contemporáneo europeo



Ya desde la invención de las máquinas fotográficas, el papel de las obras de arte tuvo que ser totalmente modificado.  Además que desde el final del neoclasicismo, se agotaron la mayor parte de las posibilidades del clásico canon artístico basado en el orden, medida y proporción (la armonía), que podía ser expresado con el uso de proporciones matemáticas basadas en el uso del número phi y la sucesión de Fibonnacci (que permite la elaboración de fractales y otras figuras geométricas, que permiten ordenar los elementos y proporciones de los cuadros y esculturas de forma armoniosa).

 

El arte no tendría que ser totalmente figurativo o representativo, dado que el modelo clásico había sido agotado y que la fotografía reproduce la realidad mucho mejor.  

 

Se tendieron a varias corrientes para ahondar en otros motivos.  Tras el neoclasicismo, surgieron las corrientes iluminista (que trabajó el reflejo de la luz) y el impresionismo, que buscó expresar pinturas en las que la luz y el color fuesen los protagonistas (reflejando la primera impresión que se tiene de algún paisaje o figuras observadas, previa a la más conceptual).  

 

Como reacción al impresionismo, se rompió con él con el expresionismo, en el que los autores procuraron expresar de la forma más viva las emociones profundas humanas (aunque sea curvando o desestructurando las verdaderas formas de las cosas, de forma que puedan reflejar angustia y otras emociones). 

 

Más adelante, se desarrolló el cubismo, en el que los cuadros presentaban figuras con varios lados o caras de ella (de frente y de perfil), de forma que permitiese al espectador su reconstrucción mental en tres dimensiones.  

 

Por otro lado, se desarrolló el superrealismo o surrealismo, en el que se ahondó en el mundo más íntimo humano: el psicológico profundo y lo onírico (relacionado con los sueños).  

 

Y finalmente se rompió totalmente con el arte figurativo, por medio de la introducción del arte abstracto (cuyo principal defensor fue Kandinski, que buscaba que las obras expresasen la profundidad del espíritu humano, más allá de figuras materiales).

 

A partir de la abstracción en el arte, él se vuelve cada vez más conceptual y limita la capacidad de comprensión directa.  Debido a ello, el arte contemporáneo y el más actual se ha vuelto demasiado complejo como para que sea entendido por el gran público.  

 

Consecuencia de ello, la posibilidad de saber qué es arte y qué no lo es, se vuelve casi imposible y ello conduce a que pueda haber artistas cuyos fines sean más la venta y el mercado, que la aportación artística.  

 

Sin embargo, el que haya artistas que sean más orientados al marketing, la promoción y el puro mercado, no implica que no existan artistas que realicen obras elaboradas que tengan gran valor estético y que aporten obras elaboradas que tengan contenido artístico.  


Criterios de evaluación 

del arte actual europeo 


Las personas pueden hacer análisis de las obras de arte, así como respecto a los productos de la cultura de masas de la industria del entretenimiento.
 
Es posible hacer evaluaciones de las obras de arte por medio de criterios de evaluación accesibles y no especializados.
 
Aristóteles consideraba que las obras de arte son las plasmación de pensamiento elaborado, dado que requieren una creatividad y gran trabajo diferente de los meros productos útiles técnicos y los meramente decorativos. 
 
A partir de esta definición, se deducen, al menos, tres aspectos que identificarían a la obra de arte: la composición elaborada (puede que belleza), el seguimiento de unas reglas por las que se pueda expresar un mensaje pensado por el artista (de una corriente reconocible, de forma que sea entendible y comunicable) y la intención artística (un mensaje que ha querido procurar generar el artistas con su obra y que se expresa por la obra misma: que pueda ser reconocido directamente).  El cumplimiento de los tres implica el reconocimiento de una obra como artística.
 

Asimismo, esta definición de arte como pensamiento elaborado permite descubrir tres valores objetivos de la obra de arte, en función del grado de elaboración de la expresión de un pensamiento y unas ideas expresadas.
 
 
Hay tres valores objetivos para evaluar una obra de arte: la complejidad (su composición, estructura u ordenación articulada o con sentido de sus elementos); la coherencia del mensaje o de las ideas en función de su estructuración; y el grado de intensidad con el que se expresa la intención artística.  Por medio de estos valores, se puede valorar el grado de aportación artística de cada obra.


Bibliografía:


-Adorno, Th. W.  (2004): Teoría estética.  Madrid: Akal. 


-Adorno, Th. W. & Horkheimer, M.  (2004): Dialéctica de la ilustración.  Madrid: Trotta.

 

-Arana, J. R. (2005): Balada de la filosofía y de la ciencia.  Barakaldo: Ediciones de Librería San Antonio. 


-Aranda, C.  (2004): Introducción a la estética contemporánea.  Almería: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería.

 

-Aristóteles (2007): Poética
Buenos Aires: Editorial Gradifco.

 


-Ardeo Rubio, I. (2005): “Fundamentos de estética”,
 in: Revolución Neolítica, n. 5. 
 Donostia/San Sebastián: Ti.Ta. Editores asociados.

 

-Bayer, R. (2018): Historia de la estética.   
Barcelona: EFE. 

-Benjamin, W. (1989):  
La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica.   
Buenos Aires: Editorial Taurus.

 

-Corbalán, F.  (2012): La proporción áurea.  El lenguaje matemático de la belleza.  Villatuerta: RBA. 


-Eco, U.  (2018): Historia de la belleza.  Barcelona: Lumen.


-López, R. (2018): La obra de arte en siglo XXI.  Madrid: publicación independiente.

 

-Marcuse, H. (2002): Eros y civilización.  Barcelona: Editorial Ariel. 

 

-Marcuse, H. (2010): El hombre unidimensional.  Barcelona: Editorial Ariel.


-San Martín, F. J.  (2019): Guía para el arte del siglo XXI.  Madrid: publicación independiente.



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