2020(e)ko urriaren 22(a), osteguna

Literatura filosófica: "El nombre de la rosa"

 Literatura filosófica: "El nombre de la rosa"


Juan José Angulo de la Calle

 
 
 
 
La rosa es el símbolo europeo de la belleza.  Dotada de una formación conforme a la proporción áurea, sus pétalos se alinean de forma armoniosa, aprovechando la mejor formación horizontal, la más estable y, por tanto, posible.
 
 
El título de la novela de Umberto Eco hace referencia al nominalismo del protagonista (Guillermo de Baskerville, nombre que refiere al nominalista Guillermo de Ockham y a una novela de Sherlock Holmes).
 
 
Para los nominalistas, las generalizaciones son simples términos o nombres de las cosas.  Consideran que no hay una esencia de cada especie porque lo que realmente existen son ejemplares concretos de la especie y no una especie en cuanto a tal.  E.g. No existe la esencia de ser caballo, sino el conjunto de los caballos.
 
 
Mediante este tipo de consideraciones y por uso de la observación que defendía Roger Bacon, el protagonista llega a generalizaciones prácticas, a deducciones de detective que le permiten investigar una serie de asesinatos que ocurren en una abadía ficticia en la que hay una gran biblioteca europea.
 
 
Umberto Eco, mediante esta sugestiva trama, nos va introduciendo a la filosofía, teología y política del tiempo en el que transcurre la acción de la novela.
 
 
El nominalismo de Baskerville es una respuesta al realismo aristotélico de Tomás de Aquino.  Tomás aceptó de Aristóteles el que los seres estuviesen formados por materia (el material bruto) y una forma básica (su estructura, su esencia).  Tomás consideraba que había una esencia o naturaleza propia en cada especie y que ella era real; los nominalistas consideraban que las esencias eran abstracciones mentales y conceptos, y que los seres reales eran concretos y no había, por tanto, puras esencias.

 
Tomás de Aquino defendía que toda especie tiene una parte material que tenía que cobrar una estructura básica o esencial para que tuviera forma.  E.g. En una escultura, la materia sería el marmol por pulir, la forma sería el contorno final formado y, cuando se unen ambos, se daría lugar a la estatua artística.  [Menos los ángeles, que como no tienen materia solamente pueden ser esencia y cada ángel es una especie de ángel completamente diferente]

 
El doctor angélico asumió la aseveración de Aristóteles de que si se observa la realidad, se ve que en cada especie hay una esencia o naturaleza básica porque aunque los ejemplares sean todos diferentes comparten unos rasgos comunes, que conformarán su estructura substancial.  El substrato podría ser una especie de estructura básica natural, como pudiera ser el ADN en los seres orgánicos o la composición molecular en todos los seres. E.g. Podemos ver personas más altas o más bajas, más anchas o más delgadas, pero siempre hay una base: ser un bípedo sin plumas o ser un animal con habla.
 
 
Tomás de Aquino escribió su Summa Theoligiae para vencer al averroismo.  El averroismo era una mala versión de la filosofía aristotélica del cordobés musulman Averroes; ella defendía que a la verdad se puede llegar por medio de la fe o por medio de la razón.  
 
 
Este pensamiento beneficiaba al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico porque permitía que los profanos pudiesen detentar el saber y tener, por tanto, autoridad suficiente como para ejercer el poder y restringir el poder de la Iglesia a cuestiones espirituales.  
 
 
Tomás de Aquino supera esta mala versión de Averroes señalando que la razón ayuda a la fe (permite aclarar conceptos teológicos) y la razón necesita de la fe acercad de los ámbitos a la que no llega (por ser incognoscibles y por ello requerir la fe).

 
En la novela se da un debate referido a estas cuestiones.  Dominicos y franciscanos discuten sobre si Jesús fue pobre, si tenía propiedades o simplemente usaba lo que disponía; pero, en realidad, se debatía acerca de si la Iglesia debía ser pobre y perder poder sobre la sociedad [lo que daría poder al emperador y estaba relacionado con la defensa de que el poder sobre asuntos mundanos lo llevase a cabo el Estado profano].
 
 
En medio de esta discusión teológica, con ciertos conceptos filosóficos e intereses políticos de fondo, interviene la Inquisición por una serie de sucesos que inducirían a considerar que dos frailes fueron herejes (por su pasado y por rumores recientes).  
 
 
Un inquisidor condenó a dos de los clérigos de la abadía en un intento por dar pasos a dar a entender que la orden de los franciscanos pudiera ser considerada poco ortodoxa y beneficiar así a los intereses del Papa, cuya autoridad era tratada como limitada por los franciscanos defensores del poder del emperador y del Estado sobre asuntos mundanos. 
 
 
Finalmente, intervenido el debate y salpicada por la condena inquisitorial, Guillermo de Baskerville solamente puede ocuparse de la investigación de los asesinatos de la abadía, que tiene que ver con una de las cuestiones filosóficas que son tratadas en el libro de Eco [cuyas referencias a temas de filosofía medieval son muy variadas].
 
 
Es un libro muy rico en explicaciones acerca del momento histórico, la situación política europea, las cuestiones filosóficas y teológicas de la época.  Sin embargo, no es de difícil lectura por ser ameno, dinámico y estar dotado de acción e intriga, que atrapan completamente al lector.
 
 
Novela muy recomendable tanto para aprender sobre historia y filosofía como para pasar el tiempo de una forma agradable e interesante.
 
 
-Eco, U.  2015: El nombre de la rosa.  Barcelona: Lumen. 

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