2015(e)ko urtarrilaren 28(a), asteazkena

Teoría de la democracia


Teoría de la democracia”


Juan José Angulo de la Calle




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La democracia no es un hecho consumado instalado de forma absoluta en una fecha determinada; los teóricos de la misma hablan de ella más como una cualidad o un ideal, como un proceso. Hay sociedades más democráticas que otras por haber realizado modificaciones que permitan una mayor posibilidad de debate social y participación del pueblo. e.g. En Suiza muchas medidas y leyes, tras haber sido debatidas antes, pueden ser votadas directamente por el pueblo.


La palabra democracia viene a significar poder del puebloodo el mundo parece saber en qué consiste este concepto, pero es tan amplio y abierto que da pie a muchas interpretaciones y puntos de vista. 
  
Demos significa literalmente en griego: "barrios" y arjhé, "orden" o "gobierno". Democracia sería "el orden de los barrios", el orden de las distintas partes de la sociedad.  Un orden que se realizaba en un ágora o asamblea, un lugar en el que los ciudadanos atenienses (y de otras ciudades griegas) hablaban y trataban de convencer a los demás.  

 

La democracia, por tanto, no es un asunto tanto de mayoría (aritmético) como de diálogo (geométrico).  La democracia podrá hacerse efectiva por la supuesta mayoría (dado que los debates deben terminarse en algún momento), pero solamente es tal en tanto que es diálogo.


Para empezar, ¿cómo se ejerce ése poder del pueblo? Pudiera pensarse que bastase con un voto directo acerca de las decisiones políticas y su toma de decisión a partir de la decisión más votada. Sin embargo, la mera suma de votos hacia una postura sin más dotaría de falta de contenido a la decisión, acabaría siendo la fuerza de la masa, la preponderancia de una parte de la sociedad sobre otra y reduciría el debate a nada, reduciéndose así a demagogia.


Una toma de decisión contará con mayor contenido si permite que todas las partes de la sociedad (que conforman el pueblo) pueden expresarse y permitir que la decisión pueda tener presente las posiciones de todos. Para que pueda haber ese debate, se requiere la conformación de grupos que representen -verdaderamente- partes de la sociedad (ya que un debate de millones sería inviable) y que acaben conformando un parlamento, un lugar donde hablar, sea asamblea, senado u otra institución. 

Potencialmente, en función de este debate, en el mejor de los casos se podría llegar a la mejor decisión, dado que podría ser el ejercicio de la racionalidad y el intercambio de las argumentaciones, contando con las posturas de todas las partes de la sociedad y de las personas afectadas por la realidad social.  

 

Idealmente, no se plasmaría ni una postura determinada ni otra, sino la confluencia de varias posturas, resultado del esclarecimiento al que pueda llevar el debate (en el hipotético caso de que no primen los intereses de poder y de primacía).  Contrariamente a lo que decía Platón, la democracia no tiene por qué ser el reino de la ignorancia, sino que podría llegar a ser el ejercicio más refinado de la racionalidad.  Hipotéticamente hablando.


Los mencionados grupos tendrían que realmente representar a partes o segmentos de la sociedad, no deberían reducirse a llamarse representantes sólo por recibir votos (ser votado y no cumplir con los intereses y voluntad de los votantes es delegación o tutelaje) y no tendrían que obedecer únicamente a intereses particulares de minorías ínfimas pero poderosas (como los poderes fácticos de la patronal, los lobbys y otros grupos de poder) por encima de todas las demás personas (o, en cualquier caso, tendrían que contar con una representación conforme a su carácter de minoría ínfima y no estar por encima de todas las demás personas).


Como el debate no debería eternizarse, tras las argumentaciones y contra-argumentaciones tendría que hacerse efectiva la decisión en una votación y poder zanjarse por disponer una decisión de una mayoría. ¿Pero qué mayoría? Cabría esperar que una decisión resultado del consenso podría tener más legitimación, pero es muy raro y solamente podría darse en cuestiones muy fundamentales o evidentes (en las que todos los grupos pudieran estar de acuerdo); además, si se exigiera siempre, cabría la paradoja de que una minoría tuviese más poder que las mayorías (por condicionar el apoyo a una decisión en el caso de que se cumpliesen sus exigencias). Por tanto, en muchos casos, las decisiones tendrían que adoptarse por mayoría simple.


Sin embargo, cabría preguntarse si solamente con las instituciones se puede erigir una democracia. Si la democracia es el poder del pueblo, se puede pensar que cuánto más activo sea ese pueblo mayor democracia habrá. Menos posibilidades de delegación o tutelaje habría en el caso de que la ciudadanía actuara públicamente, fomentando el debate público y la crítica en la calle hacia los supuestos representantes, que deben recordar que tienen que dar cuenta constantemente y demostrar que son representantes. 


Cuánta mayor sea la participación ciudadana, mayor poder popular habrá y, por tanto, mayor democracia. Cuánta mayor posibilidad de participar en los asuntos públicos haya, mayor democracia habrá. La democracia no sería un hecho consumado cuando se haya conseguido, es una construcción que puede aumentarse y mejorarse.



Bibliografía:


-Aristóteles (2000): Política.  Madrid: Editorial Espasa Calpe.


-Dahl, R. A. (1993): La democracia y sus críticos.  Barcelona: Editorial Paidós.


-Hobbes, T. (2000): Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica.  México D.F.: Fondo de Cultura Económica.


-Locke, J.  (2002): Segundo tratado sobre el gobierno civil.  Madrid: Alianza Editorial.
 
 
-Platón 1988: Las leyes.  Madrid: Akal.



-Platón (1994): La república.  Barcelona: Fontana.

 
-Rousseau, J. (2001): Discurso sobre las ciencias y las artes / Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres / El contrato Social.  Madrid: LIBSA.



2015(e)ko urtarrilaren 10(a), larunbata

Agotado de esperar el fin


"Agotado de esperar el fin”

Juan José Angulo de la Calle



Entro en el bar y pido una tila para los nervios. El psicólogo de la seguridad social ya me dice que tengo que reducir la tensión. No se da cuenta de que es existencial.

Decadencia, malestar. Heidegger decía que la primera toma de contacto con el hecho de existir es a través de la angustia. Sartre, por su lado, entendía que esa toma acababa tomando forma en la náusea, la consciencia de que la vida es absurda y sin objetivo revuelve las tripas. Yo principalmente siento asco.

Asco hacia la sociedad, tan competitiva e individualista que su principal valor es el dinero. La gente después de ver el declive del neoliberalismo y la crisis que ha provocado tras tanta especulación y tanta precariedad laboral (de esos barros tenemos estos lodos), todavía cree en las bondades de la mano invisible. Hay quien cree en el relato de la recuperación económica, en que si todo el mundo busca su propio interés y ambición egoísta, la productividad del trabajo sumiso y precario junto al consumo levantarán las empresas y permitirá que lluevan migajas de los grandes beneficios de la patronal.

Muchas personas se ponen de parte del explotador, del que especula con el trabajo precarizándolo como resultado de un turbio síndrome de Estocolmo que hace que se identifiquen con los que tienen el dominio y acaparan los recursos, en una desesperada búsqueda de la magnanimidad de los que más tienen, a costa de los demás.

Los 80 acabaron en el 89 con la caída del muro, llevándose todos los sueños y esperanzas. Las ilusiones murieron, la lucha se fue. Solamente nos quedan las asambleas de personas paradas, que conservan la dignidad. Lejos quedaron los años de juventud, cuando el punk y el rock vasco cohesionaba y daba forma al movimiento popular, o eso parecía...

Crisis, incertidumbres, miedos. Ésa es la herencia que reciben mis sobrinos, la generación perdida. Tienen que ver que el lema de esta época es: “sálvese quién pueda”. Se han quedado sin referentes. Lejana es la lucha social fuerte y la solidaridad de los trabajadores, luego habrá quien se pregunte por qué tampoco hay derechos sociales y laborales.

No les puedo culpar, yo tampoco es que haga mucho. Estoy quemado, desesperado, agotado de esperar el fin. Mi principal objetivo es volver a trabajar y mi última esperanza es encontrar los suficientes subterfugios para soportar la vida. No tengo decencia ni dignidad. Es increíble que me parezca sublime mi inmensa decadencia.

Me tomo la tila tranquilo mientras hojeo los anuncios de empleo. Me canso de tachar. Mierda de vida, después de tantos años trabajando y por debajo del mercado laboral. Más de cuarenta años, media vida de experiencia y estoy casi peor que los jóvenes. Es duro tener que estar presionado a ser productivo y útil,a hacerme máquina, producto a la venta publicitado en mi currículum, como si fuese otra mercancía más. No siento más que odio hacia todo.

Intento encender un cigarro, pero el camarero me pide que no fume por la ley. Apago el fiti aplastándolo contra mi antebrazo mientras se me queda mirando el chaval, quedándose todo loco. Pese a mi falta de decencia y dignidad, parece que todavía tengo algo de punk.

2015(e)ko urtarrilaren 7(a), asteazkena

LA LOCA ISLA DE ÍZARO




"LA LOCA ISLA DE ÍZARO”

-LA AVENTURA DE JONNY LUR-





(CÓMIC DE HUMOR ABSURDO)


HUMOR, AMOR Y AVENTURA 
(BUENO, SOBRE TODO HUMOR)









 

2015(e)ko urtarrilaren 3(a), larunbata

Metodología de la ciencia


Metodología de la ciencia




La metodología de la ciencia es una disciplina filosófica que se encarga del análisis y de los problemas de justificación del conocimiento científico. La ciencia es explicativa, sistemática y empírica; y dado que su objetivo es el análisis, se debe analizar el propio análisis para ver su validez y sus características.



Conceptos, proposiciones y reglas


En cada disciplina de la ciencia aparecen los conceptos, los conceptos construyen la ciencia. Pueden ser manejados por todo el mundo, otros son desconocidos para la gente o la gente hace uso de conceptos distintos a la ciencia, pero siempre deben de existir de alguna forma. Ellos son importantes porque cualquier afirmación posterior se basa en los conceptos.


Los conceptos clasifican el dominio que se quiere tomar o tratar, dan la ontología (teoría del ser o de los seres) y la demarcan. Los conceptos dicen lo que hay y por eso se van haciendo constantemente. Los conceptos llevan a crear las proposiciones (las afirmaciones acerca del mundo). El mundo posee unas propiedades, esto es, el comportamiento de las cosas depende de las propiedades del mundo y los conceptos permiten crear las proposiciones que dan cuenta de esas propiedades. Así, los conceptos son instrumentos para capturar lo que hay (la ontología), ofrecen una imagen del mundo: muestran de qué se compone y cómo son las cosas.


Los conceptos necesitan hacer uso de clasificaciones para ciertos propósitos explicativos. Ellos desempeñan la labor de instrumentos para delimitar el dominio que se va a tratar, demarcan lo que se va a tratar. Para ello, los conceptos tienen que ser precisos y técnicos (objetivos), de forma que tengan rigor y posibilidad de contrastación.


Además de los conceptos (tales como el concepto de átomo o de densidad), hay proposiciones. Las proposiciones son oraciones del lenguaje categórico (afirmaciones o negaciones) que se forman a partir de los conceptos. Son generalizaciones que dan cuenta del mundo y nos llevan a más conclusiones (p.e. “si es metal, entonces será conductor”).


Estas propuestas no son inocentes, tienen una fuerte implicación: sirven para explicar y predecir. Por medio de razonamientos realizadas a partir de las proposiciones, se puede llegar a conclusiones que sirven para explicar el mundo y hacer predicciones.


A partir de las proposiciones se pueden sacar operaciones y reglas. Las reglas o fórmulas que se utilizan en la ciencia regulan las proposiciones de forma lógica, demarcan sus conexiones y funcionamiento y sirven para sacar conclusiones. En las proposiciones probabilísticas (como las afirmaciones que se realizan a partir de encuestas o de cálculos sometidos al principio de incertidumbre de Heinsenberg) también se usan reglas. Para realizar un ordenamiento y regulación de las proposiciones se requieren operaciones y reglas.


Esta cuestión nos retrotrae a los conceptos, las reglas pueden determinarse en función de los conceptos. Hay dos tipos de conceptos: primitivos y derivados. Los primitivos son los que no necesitan de otros para definirse. Los conceptos derivados son los que para ser definidos requieren otros conceptos y operaciones de los conceptos (p.e. la densidad, que es la ecuación entre el peso y el volumen).



Hipótesis, estructura y teoría


Lo descrito anteriormente abarca el contenido de la ciencia. Con todo lo descrito (conceptos, proposiciones y reglas) se hacen leyes (como la de la gravedad) e hipótesis, y, a partir de éstas, se forman teorías. Las teorías son los conjuntos ordenados de leyes. Se puede ordenar el conjunto según criterios (p.e. el criterio A es la premisa de la que se derivan B y C; A>B>C). Toda esta ordenación conforma una estructura ordenada, regulada de forma axiomática. La ciencia es un sistema axiomático, es un sistema ordenado de forma lógica por proposiciones primitivas o axiomas y sus derivados.


Puede haber diferentes formas de ordenar el sistema, en unas axiomatizaciones unas formas se dan en axiomas y otras en derivaciones. La idea de que una teoría científica se conforme como una estructura axiomática llega con la filosofía de la ciencia de los años 20 y nace con esta idea de axiomatización. Entra en crisis en los años 60 por los problemas planteados para la ciencia. Se pensó que no había ninguna estructura en ciencia y hubo quien dijo que había que buscar otro tipo de estructura.


En cualquier caso, la estructura tiene que tener una forma deductiva y formal, debe ordenar el contenido. Muchas estructuras dependen de los intereses, su forma de ser depende de qué se pretenda explicar. Se pueden usar diversos criterios para formar estructuras que expliquen fenómenos que interesen.


Las hipótesis, por su lado, se basan en ciertos datos empíricos observados y que todavía no han sido corroborados o contrastados a través de los experimentos u otras pruebas (tests, encuentas, estadísticas...). El punto de vista fisicalista dice que una hipótesis, para darla por válida, tiene que ser comprobada o corroborada. El lenguaje fisicalista hace referencia a los hechos observables y reduce el lenguaje a lo observable.


En cuanto a la observación de las hipótesis, Quine decía que hay proposiciones eternas: siempre valen y funcionan (p.e. “todos los cuervos son negros”) y, si no se cumple en un caso, se puede romper una proposición eterna (p.e. si se encuentra un cuervo blanco, se anula la proposición: “todos los cuervos son negros”). Por contra, esto no pasa respecto a las proposiciones probabilísticas, dado que ellas solamente son válidas en una probabilidad determinada (p.e. la probabilidad de que un hecho ocurra una vez cada mil veces, la afirmación de que puede ocurrir únicamente es válida por un caso de cada mil). La forma de observar la validez de los dos tipos de proposiciones es diferente: en uno se ha de ver que se cumple en todos los casos y en otros con qué frecuencia o en qué número de casos se da.



Procedimientos y método


Además de lo expuesto, en ciencia hay procedimientos (operaciones y reglas). Se distinguen dos clases:


-1) inferencia ampliativa (sacar de unos datos empíricos otros datos, como las generalizaciones, por inducción o abducción) y procedimiento deductivo, que son métodos conceptuales (deducir de generalizaciones datos particulares, aseveraciones que son corregidas constantemente por la crítica de los científicos, que evalúan conceptualmente y mejoran la teoría);


-y 2) métodos operacionales, que son procedimientos de experimentación, observación y medición; aunque hay métodos intermedios, como el uso de simulaciones por ordenador (p.e. SPS).


Hay conceptos comunes a todas las personas, conceptos que son técnicos y comunes pero que son explicados mejor en ciencia. De los conceptos se hacen proposiciones, algunos de los cuales son comunes a varias ciencias y otras son específicas de una disciplina. La estructura debería ser común a toda ciencia. Los métodos conceptuales suelen ser comunes, aunque algunos de los métodos operacionales pueden ser específicos a un campo y otros más generalizables.


El método científico cambia en el tiempo. Hay dinamismo en la ciencia, la ciencia cambia. Surgen anomalías (hechos inexplicables o no tratados) en las teorías y ellas son sustituídas por nuevas teorías menos problemáticas. Los conceptos cambian y hacen cambiar a las proposiciones. Cambian de dos maneras:


-1) cambio en extensión o acumulativo. Se añaden nuevos conceptos o nuevas proposiciones; o bien, aumentan los referentes a tratar, se abarcan más hechos (los conceptos nuevos explican más cosas y van más allá de esas cosas). Los cambios pueden venir por aparecer nuevos métodos operacionales que den mayor capacidad de investigación.


-2) cambios revolucionarios. Se modifica radicalmente el contenido de las teorías y comienza una nueva etapa de desarrollo acumulativo.



Bibliografía:


-Bunge, M. (1973) La ciencia: su método y su filosofía, Buenos Aires: Siglo Veinte.

 

-Bunge, M. (1976) La investigación científica, Barcelona: Ariel.

 

-Díez, J. A. & Moulines, C. U. (1997) Fundamentos de Filosofía de la Ciencia, Barcelona: Ariel.

 

-Hempel, C. G. (1988) Fundamentos de la formación de conceptos en la ciencia empírica, Madrid: Alianza.

 

-Mosterín, J. (1984) Conceptos y teorías en ciencia. Madrid: Alianza.

 

-Nagel, E. (1968) La estructura de la ciencia. Buenos Aires: Paidos.

 

-Newton-Smith, W. H. (1987) La racionalidad de la ciencia, Barcelona: Paidos.

 

-Popper, C. R. (1967) La Lógica de la investigación científica, Madrid: Tecnós.

 

-Suppe, F. (1979) La estructura de las teorías científicas, Madrid: Editora Nacional.


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