2017(e)ko abenduaren 29(a), ostirala

Cooperativismo, potencial alternativa



 

Cooperativismo, potencial alternativa


Juan José Angulo de la Calle



El neoliberalismo ha convertido la economía en un juego de especulación desregularizada que ha llevado a crear burbujas financieras, que han acabado estallando y ha arrastrado al resto de la sociedad. Junto a la mayor especulación se ha sumado la mayor precarización del trabajo (con sus consecuentes menores salarios y falta de estabilidad), que ha llevado al menor consumo y a la consecuente crisis.



El liberalismo salvaje deja a la patronal que busque el máximo beneficio para cada vez menos manos sin ningún otro objetivo ni valor. La búsqueda del crecimiento desmedido sin buscar asentamiento en un desarrollo económico (inversión en desarrollo y búsqueda de estabilidad) lleva al caos. No se tiene presente que si no se mejoran los salarios, no aumenta el consumo. Estas prácticas son una ceguera.



Además fomenta peores condiciones laborales y mayores formas de explotación (precariedad laboral), por no hablar del sustento de la mano de obra barata en los países del tercer mundo, que viven en condiciones draconianas.



De todas maneras, el capitalismo supone de por sí la regulación de la explotación. El capitalismo supone en sí el que se pague a los trabajadores no en función de los bienes y servicios efectivos que producen, sino por su fuerza de trabajo o esfuerzo, a través de un salario que es inferior a lo que ellos producen (de forma que en sí mismo el trabajo asalariado ya es explotación).



Como alternativa a esta organización de la economía tan inhumana, las cooperativas pueden ser una alternativa o una muestra de que la sociedad podría producir sin que haya asalariados, formas de dependencia a las clases altas, ni tratos asimétricos. El proyecto cooperativo puede desarrollarse hasta hacerse integral, sin presencia de asalariados.


Humanismo cooperativo




Joxe Azurmendi analizó en su libro Gizabere kooperatiboaz si los seres humanos somos más egoístas o más cooperativos. La lectura de autores evolucionistas, le llevó a la conclusión de que, si bien los seres se hayan en competencia, la especie humana, entre otras, encontró en la colaboración una ventaja evolutiva. Surgió como búsqueda de protección y de obtención de mejores formas de organizar la adquisición de recursos, pero de forma emergente acabó formándose una apreciación social de la comunidad y la glorificación de su protección, hasta el punto de que algunos de sus miembros estuviesen dispuestos a sacrificarse por el grupo (aunque también tuviera que ver ser leal al grupo fuera una forma de garantizar la vida de sus hijos).



Continua Azurmendi, señalando la teoría de Dawkins acerca del gen egoísta. Según éste, las personas poseemos un gen egoísta que fomenta que tengamos actitudes egocéntricas. Sin embargo, este gen egoísta al final también es un gen cooperativo, en tanto en cuanto la cooperación permite la obtención de más recursos que actuando solo (colaborar con otros satisface los intereses particulares).



Termina Azurmendi recordando que el ser humano es un ser social y que puede cooperar. Después hace un llamamiento a recuperar y reactivar el pensamiento humanista y personalista de Arizmendiarrieta (promotor de las cooperativas de Mondragón), que defendía que el ser humano se realiza con los demás, se forma como persona colaborando con otros y, además, logra los recursos que necesita de una manera humana. Azurmendi entiende que este pensamiento se podrá reactivar si se fomenta en la educación (sobre todo en los centros vinculados a las cooperativas de Mondragón, pero también en la educación en general) y si se extiende fuera, fomentando una praxis, una forma de actuar, más humana y cooperativa.


Cooperativas de Mondragón




El cooperativismo surgió en Mondragón en los años 60-70 bajo la iniciativa de Acción católica (la iglesia no era objeto en sí de vigilancia si sus actividades solamente eran relativamente transformadoras y no radicales). Su objetivo era satisfacer las necesidades de la comarca (económicas, sociales y laborales), permitiendo que los propios obreros levantasen la comarca por sí mismos con dignidad y que ellos se autogestionasen de forma autónoma y responsable.



El sistema cooperativo de Mondragón está basado en una serie de valores:

lana edo lanaren etika, ardura, austeritatea, zintzotasuna eta zuzentasuna, elkartasuna, eraginkortasuna eta errealismoa, demokrazia, elkarlana eta elkartasuna. Esto es: trabajo o ética del trabajo, responsabilidad, austeridad, honestidad y corrección, solidaridad, efectividad y realismo, democracia, trabajo en equipo y solidaridad.



La solidaridad se repite dos veces porque es el valor más importante, se procura apoyo mutuo o ayudarse unos a otros de forma que se logre mutuo beneficio. El trabajo se reparte y la ética del trabajo consiste en éso, en repartir el trabajo y hacerlo en equipo, y trata también de procurar un reparto de beneficios que sea de la forma más equitativa (con unas diferencias proporcionales de retribuciones de, como mucho, de 5 a 1). La austeridad es la exigencia de elegir reducir retribuciones en favor de invertir más para después ganar más; esto requiere una gestión responsable



La democracia se realiza por su organización en la que las decisiones fundamentales se realizan en Asamblea general y se delegan decisiones concretas y puesta en práctica de los proyectos a distintas juntas, consejos, gerencias y direcciones cuyos cargos son rotativos o cambiables. La organización es horizontal, equitativa entre sus socios y en trabajo en equipo.



Sin embargo, estas empresas también contratan trabajadores asalariados, conllevando algunas de las contradicciones del capitalismo. Al final, el cooperativismo de Mondragón es un capitalismo de un rostro más humano, pero sigue dentro del capitalismo.

Cooperativas integrales catalanas


Joan Enciam en su artículo Cooperativas integrales. Hacia una sociedad autogestionada describió las cooperativas integrales catalanas.  Son una serie de cooperativas situadas en determinadas zonas de Cataluña que están ahondando en el cooperativismo. Basadas en principios anarquistas como el apoyo mutuo, la igualdad plena y el asamblearismo, se organizan de forma horizontal, sin tener trabajadores asalariados, y fomentando la construcción de una red de colaboración.



Dicha colaboración es una coordinación de acción en la que se construyen mutuos acuerdos comerciales y tratos con comercios locales; así como supone también un fomento de una serie de proyectos sociales que procuran mejorar las condiciones de vida de su comarca, fomentar una educación más social.



La organización es horizontal (sin cargos jerárquicos) y las decisiones se toman en una democracia directa. Consideran que su proyecto es un comienzo para la transformación integral revolucionaria de la sociedad a través de la difusión de su organización social, el cambio en el sistema de valores y la modificación de la forma de ser y actuar de las personas.


Las cooperativas integrales son una forma de contrapoder popular, que muestran que es posible organizarse de forma horizontal, en democracia directa, descentralizada y capaz de cooperar en red (con otras cooperativas integrales, comercios locales, asociaciones locales y proyectos sociales). Buscan extender su modelo y fomentarlo a través de su promoción y de la colaboración con proyectos locales que mejoren las condiciones de las comarcas en las que se hayan.



Hacen uso de la legalidad vigente, el registro como entidad jurídica cooperativa, pero como medio para construir otros modos de producir (de manera autogestionaria, minimizando la delegación por uso de la rotación y como medio de proteger recursos colectivos (naturales y sociales, a través de sus proyectos exteriores).



Las cooperativas son usadas para hacerse con la actividad económica y gestionarla con otros valores, permitiendo que se puedan financiar centenares de proyectos autónomos en el territorio por medio de redes autogestionarias: se crea una red de proyectos locales basados en el apoyo mutuo comarcal. Se toma la actividad económica para conducirla de manera diferente a la competitividad y las exigencias del mercado liberal actual, sustituyendo esta dinámica por una economía basada en los acuerdos en igualdad con comercios locales y el apoyo mutuo o complementación entre empresas.

Consideraciones

Las cooperativas integrales son una forma alternativa de vivir y se esfuerzan por extenderse lo máximo posible. Sin embargo, no llegan a mucha gente para la que su realidad está inscrita en el mundo laboral (por estar trabajando o preparándose para lograr un trabajo); para la mencionada gente, las cooperativas integrales pueden resultar realidades paralelas o ajenas, siendo su realidad las condiciones laborales en las que se hayan. Estas personas en su estado actual requieren asociaciones obreristas y sindicales que luchen por las condiciones en las que se hayan inscritos, y la colaboración con ellas puede pasar por la solidaridad y ayuda en las luchas obreras.



El cooperativismo es importante, se esfuerza por extenderse socialmente y una forma de acercarse a mucha gente puede pasar por la ayuda a luchas obreras (que ya se hace, pero que podría ser reforzado algo más).



Por otro lado, la efectividad de las cooperativas de Mondragón queda probada por su duración de décadas y algunas de sus formas se podrían adoptar y extender. Un cierto grado de competititivad y de libre mercado puede ser necesario, al menos como puente intermedio hacia otro tipo de sociedad diferente que se procure fomentar (opino que los cambios sociales se deberían dar paso a paso).



A partir del cooperativismo como base organizativa y valores, se puede procurar llegar a un socialismo de mercado, compuesto por empresas de control obrero y por cierta competición entre ellas que evite una excesiva economía planificada con los problemas que puede contraer. Me puedo equivocar, pero una coordinación excesiva y orientada hacia unos objetivos unificados puede llevar de facto a una planificación de la economía con su consecuente: anquilosamiento, falta de versatilidad, carencia de incentivos por percibir mismas retribuciones siempre, planificación demasiado rígida y poco incentivo hacia la iniciativa.



Seguramente, me equivoque, dado que la coordinación es completamente distinta de la planificación centralizada de las dictaduras burocráticas del antiguo socialismo real (ella es descentralizada y asamblearia); sin embargo, considero que lo que más aleja de la planificación rígida es el socialismo de mercado que propone Roemer en su libro  (empresas compitiendo y buscando continuas mejoras, pero controladas por los trabajadores y evitando así que haya formas de dominación o jerarquías).



Cómo construir ese socialismo de mercado es una cuestión por resolver. Una manera puede ser fomentando el cooperativismo y conduciéndolo a este modelo; tal vez puedan hacerse cambios progresivos por presiones sociales de una unión de acción entre asociaciones sociales, sindicatos y partidos de izquierdas, aunque no sé si ahora conseguirían suficiente fuerza o si de por sí llegarían a ejercer gran influencia por protestas sociales, manifestaciones y huelgas.  Saber construir un movimiento de lucha que consiga establecer una democracia participativa es un gran reto.



En cualquier caso, el cooperativismo es la prueba de que la sociedad puede organizar la economía de una manera diferente, más democrática, más igualitarista, más justa y más humana.

Bibliografía

-Azkarraga Etxegibel, Joseba 2006: Nor bere patroi.  Arrasateko kooperatibikstak aro globalaren aurrean.  Vitoria-Gazteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco.

-Azurmendi, Joxe  1984: El hombre cooperativo. Pensamiento de Arizmendiarreta. Oiartzun: Caja Laboral Popular.

-Azurmendi, Joxe  2016: Gizabere kooperatiboaz.  Andoain: Jakin irakurgaiak.

-Enciam, Joan  2014: "Cooperativas integrales. Hacia una sociedad autogestionada" in  Ekintza Zuzena, n. 41., Bilbao: Revista Ekintza Zuzena.

-Palacios, Carlos R. 1983: "Problemas macroeconómicos de los países socialistas", in Juan Manuel Prado, (ed.): Enciclopedia práctica de economía. Volumen III. Barcelona: Ediciones Orbis, pp. 261-280.


-Roemer, John E.  1995: Un futuro para el socialismo.  Barcelona: Crítica


2017(e)ko abenduaren 28(a), osteguna

"Prekariargoa"













PREKARIARGOA

-GAUR EGUN EZ DAGO PROLETARGORIK,
"PREKARIARGOA" BAIZIK!

-BENO... GAUR ERE SINATU AHAL DUZU ZURE EGUNEROKO KONTRATUA.
 

2017(e)ko abenduaren 27(a), asteazkena

Krisiaren kausa (Marx-en arabera)



 KRISIAREN KAUSA

-ETEKINAK! GEHIAGO EKOIZTUKO DUZUE!

-ETA GURE SOLDATAK?

-BAXUAK IZANGO DIRA!


-NIRE SOLDATA BAXUA DA, EZIN DUT ZUEN PRODUKTUAK EROSI...

-AI, ENE!


-BAI, PORROTA... ZEU ERE BAI?! ZER DA HAU?

-HAU KRISIA DA!

-BENO, NOLA EDO AHALA ETORKIZUNEAN MOLDATUKO GARA...



2017(e)ko abenduaren 23(a), larunbata

Ahí le ha matado




AHÍ LE HA MATADO

- DICES QUE NO PUEDO ANIMERTE...
¡PERO... YO TE QUIERO!

-¡EL DOLOR ES MÁS FUERTE QUE EL AMOR!

2017(e)ko abenduaren 21(a), osteguna

¿Imposibilidades o dificultades?































¿IMPOSIBILIDADES O DIFICULTADES?

- SI HUBIESE UN MOVIMIENTO POPULAR FUERTE, LA POLICÍA REPRIMIRÍA A LA GENTE Y, SI NO, EL EJÉRCITO Y LA OTAN REPRIMIRÍAN A LA GENTE. ES IMPOSIBLE RESISTIR. ¡NO HAY FUTURO!

Micro-machismos

-¡OYE, NO ME AZOTES, QUE NO SOY UNA PERRA! ¡NO SOY TU PUTA!

-¡LAS MUJERES PODEMOS VIVIR LA SEXUALIDAD SIN SER INSULTADAS!

-CLARO QUE ME TIENES QUE CHUPAR LA VAGINA. ¿ES QUE NO TE CHUPO YO EL PENE?

-Y LUEGO NO ME LLAMES: "MAMONA", COMO HACEN TUS AMIGOS, QUE ELLOS A SUS NOVIAS LES LLAMAN: "MAMONAS".  NO LO HAGAS, YO NO TE LLAMO "BEBEDOR DE SANGRE MENSTRUAL".

-JON ES UN ENCANTO, PERO ES UN POCO MACHISTA.

-EL DEFECTO DE JON SE QUITA PENETRÁNDOLE CON UN PENE DE PLÁSTICO...

-ESA ACCIÓN ES DEMASIADO EXTREMA...

2017(e)ko abenduaren 15(a), ostirala

Pasión inútil


PASIÓN INÚTIL

-ESTAMOS CONDENADOS A LA LIBERTAD, ESTAMOS CONDENADOS A SER RESPONSABLES DE HACER O NO LUCHA SOCIAL. PERO SIEMPRE PODEMOS ACTUAR DIFERENTE, SER DISTINTOS.
SOMOS... NADA.

-¡QUE APAGUES LAS 

2017(e)ko abenduaren 13(a), asteazkena

Victoria segura




























VICTORIA SEGURA

-¿USTEDES CREEN QUE REALMENTE GANARÁN LAS ELECCIONES TRAS LA BRUTALIDAD POLICIAL DEL 1-O, APLICAR EL ARTÍCULO 155 Y LA REPRESIÓN?

-¡CLARO, ARRASAREMOS EN LAS DE 2019!

2017(e)ko abenduaren 10(a), igandea

Su graciosa majestad

 

SU GRACIOSA MAJESTAD

-ES MOMENTO DE PENSAR EN LAS COSAS QUE NOS UNEN, OLVIDANDO VIEJAS HERIDAS Y NUEVAS HERIDAS COMO LA BRUTALIDAD POLICIAL DEL 1 DE OCTUBRE.

LO QUE ES GRAVE ES LA VULNERACIÓN DEL MARCO CONSTITUCIONAL... POR PARTE DE LOS INDEPENDENTISTAS... QUE NO HAY OTROS INCUMPLIMIENTOS DE LA CONSTITUCIÓN.

2017(e)ko abenduaren 4(a), astelehena

Extracto-resumen de mi texto "Justicia marxista e imaginación"


  Extracto-resumen de mi texto 

Justicia marxista e imaginación


 

 Juan José Angulo de la Calle



 

 

6.1 Recapitulación



Comencé la exposición describiendo la carencia, en la teoría marxista clásica, de un concepto de justicia. Di cuenta de que dicha falta resultaba relevante dado que resultaba una incongruencia que en una teoría de tipo emancipatorio se careciera de una idea de justicia. No resultaba demasiado congruente el uso de términos tales como “explotación” sin un concepto de justicia en el que estuviesen enmarcados y a partir del cual se pudiese realizar la valoración de que existiese explotación. Solamente se puede entender la explotación como una vulneración la justicia y si no se describe la explotación como carencia de justicia, resulta un concepto poco inteligible.


A continuación, exponía las posibles razones que podían explicar la presencia de dicha carencia:


1) La separación del idealismo por parte de Marx y Engels. Ellos se centraron en las motivaciones materiales -necesidades, intereses- y las contradicciones sociales -conflictos, relación asimétrica entre clases, formas de explotación-. De esa forma, ellos no ponían el mismo énfasis que daban los idealistas al papel de las ideas e ideales, sino que le asignaron un papel fundamental a las causas materiales;


2) La necesidad de distinguirse de los socialismos utópicos. Ellos eran considerados voluntaristas: tenían proyectos idealistas, pero no tenían presentes los movimientos sociales reales ni las capacidades tecnológicas de cada etapa de la historia;


3) Su consideración de que los conceptos de justicia y moral forman parte de la ideología. Las ideas de moral y de justicia de cada época son los conceptos de las clases dominantes. Por tanto, ambas fomentan el mantenimiento del statu quo.


4) La creencia de que no era necesario una conceptualización de valores morales por ser evidentes, por estar dentro ya de forma implícita en el proyecto revolucionario.


Sin embargo, como ya se mostró en el primer fragmento del texto, los autores del marxismo clásico daban cierto papel a la conciencia, la voluntad y la libertad. Según estos autores, las personas trabajadoras, la clase dominada en el capitalismo, se veían impulsadas a la lucha social por presiones materiales -necesidades de subsistencia- y por las contradicciones sociales -explotación y dominación-, pero acaban eligiendo dicho curso de acción voluntariamente y tras un proceso de cambio en su conciencia, por una reflexión racional que les especifique la mejor opción. 


Resultado de dicho descubrimiento, he procurado dar cuenta de un concepto de justicia marxista: una exposición del propio concepto, una explicación de cómo se encuadra dentro de la teoría marxista (la interpretación materialista de la historia). Asimismo, he descrito qué papel tiene la idea de justicia en el materialismo histórico, y su relación con la imaginación.


Para realizar una teoría de la justicia marxista, he consultado varias teorías de justicia distributiva para exponer qué elementos de cada una de ellas son necesarios para configurarla. Al final, expuse que la justicia, según el marxismo, es la distribución de recursos según méritos, con igualdad de oportunidades y, por consiguiente, carencia de jerarquías que menoscaben la igualdad restando autonomía. Una distribución justa sería aquella en la que se repartiese en función de lo producido o creado con el trabajo, de forma contraria a la explotación.


Para describir la justicia conforme a las ideas expuestas por el marxismo clásico y para enmarcarlas dentro de sus conceptos de forma coherente, se tiene que relacionar con la idea de explotación. No ha habido una exposición de idea de justicia en el marxismo clásico. Por eso, para poder elaborarla, se puede partir del concepto de explotación y, a través de él, describir la justicia como negación de la explotación.


Roemer, desde el marxismo analítico, presentó la explotación como la distribución en la que los recursos entregados a los trabajadores no tienen el mismo valor-trabajo producido durante la jornada laboral. Explicó que dicha distribución era posible por la presencia de estratificación clasista. La presencia de clases con distintos grados de propiedad genera que haya grados de dependencia que permiten formas de dominación.


La explotación es concebible en tanto se entiende que podría existir una distribución más equitativa respecto a la que se realiza en cada etapa de la historia. Dicho reparto es pensable gracias a la imaginación, que es capaz de idear una hipótesis viable. El modelo hipotético que podría establecerse en cada época de la historia no es resultado del simple entendimiento, ya que él únicamente podría establecer el estado de cosas presentes: solamente es capaz de realizar una mera observación descriptiva. La explotación se iría cambiando en cada etapa de la historia y el materialismo histórico solamente describiría cómo en cada momento se procura cambiar la explotación.


Así, la justicia se va realizando a lo largo de la historia. Es una realidad que tiene que ser construida. Por eso y para mostrar el papel de la idea de justicia en el desarrollo de la historia, me detuve a describir el materialismo histórico.


Según Cohen, fundador del marxismo analítico, las fuerzas productivas, su desarrollo, fomentan un determinado modo de producción y unas consecuentes relaciones sociales que permitan un mayor aprovechamiento de las fuerzas o una mayor productividad. Todo este proceso genera desigualdades y contradicciones sociales que fomentan el cambio social. Generan en las clases dominadas las inquietudes de tratar de mejorar su situación y, por elección, deciden realizar la opción que entienden más racional o justa, adentrándose en la lucha de clases que realizará la revolución o el cambio social de cada etapa de la historia.


El texto de Cohen nos indicó que las variaciones de la historia son resultado de la lucha de clases. Dicha lucha es motivada por las presiones materiales y sociales, pero en última instancia ella es resultado de una determinada formación de la conciencia y de la elección de las personas inscritas en dicha actividad revolucionaria. Por eso, me detuve a analizar el comportamiento social o colectivo de los grupos sociales, para profundizar en los aspectos mencionados, en la conciencia y en la voluntad de los grupos sociales (que son los que realizan la lucha de clases).


En concreto, investigué el grupo social conocido como la clase trabajadora. Para ello, describí la interpretación de Jon Elster (participante del grupo de septiembre, un marxista analítico) acerca del comportamiento social de los grupos en juegos. Su teoría de juegos se halla bajo el principio del individualismo metodológico o descripción de los grupos como composiciones de agentes sociales con intereses particulares que deciden actuar de forma colectiva en tanto en cuanto entienden que la actuación común reportará beneficios a cada uno de ellos.


Las conclusiones que podrían interesar a la cuestión que se está tratando son: 1) dentro de los grupos se suele valorar la igualdad y la justicia; 2) los agentes de los grupos necesitan seguridad, esto es, tener la suficiente información, creencias e ideas que les muestren que el proyecto compartido es realizable (viable y posible según los medios disponibles) y que es estable (que en el grupo hay equilibrio, es una asociación con garantías de que cada fracción va a cumplir su parte de la actuación colectiva, a través de sanciones y recompensas), resultando las ganancias mayores que los costes o posibles riesgos; 3) se tiene que mostrar que el curso de acción conjunto es la opción más racional y las asociaciones deben fomentar la racionalidad para evitar que los agentes actúen fuera de la acción colectiva por merced de factores irracionales (miedo al riesgo), conformismo y pasividad, asunción extrema a las normas sociales u oportunismo.


La colaboración, el juego de grupo en el que la cooperación se basa en el apoyo mutuo y no solamente en la mera coordinación de actividad, es una de las claves principales desde esta posición: se logra si se muestra con claridad que el curso de acción conjunto es la opción más racional o más favorable para todos.


Las creencias tienen un papel importante en la conducta social y, para que fomenten aceptación del proyecto colectivo, los datos que dispongan los agentes sociales (sea por ser extraídos por la reflexión de cada uno de ellos o difundidos por los cargos de la asociación) deben mostrar que el proyecto es viable o verosímil. Por lo tanto, un concepto de justicia (que podría ser una de las ideas que lleve a una acción colectiva revolucionaria), debe disponer de elementos, creencias y datos, que muestren que el objetivo propuesto se puede conseguir.


A continuación, he especificado las características particulares del grupo designado clase trabajadora. Elster entiende que una clase es un conjunto de agentes que se unen en acciones conjuntas para lograr mayores beneficios. Surge así la inquietud de unificarse por el resentimiento surgido en los conflictos sociales. Con ello aparece una voluntad de cambio, debido a la necesidad de buscar un cambio efectivo. La búsqueda de mejoras lleva a los agentes a identificarse entre ellos por entender que son igualmente afectados por la falta de autonomía y por comprender que tienen, por tanto, intereses comunes. La dominación de las clases altas conduce a la explotación y a la consecuente posibilidad de la indignación. Asimismo, puede surgir en los trabajadores la conciencia de que la lucha puede reportar mutuos beneficios.


La conciencia de clase, de esa forma, cobra forma de solidaridad (el valor que indica que ayudarse mutuamente reporta beneficios a todos los implicados). La lucha continuada y tenaz puede llevar a aumentar dicha conciencia de clase hasta, tal vez, llegar al radicalismo y al activismo transformador. Aunque para que se llegue a ese punto se debe fortalecer la asociación (o asociaciones distintas con unidad de acción o coordinadas) con estabilidad.


Para ello, en las organizaciones obreristas se tiene que procurar que cada agente cumpla su papel en la lucha conjunta. Se logra por medio del liderazgo y la presencia de cargos de agentes dinamizadores que coordinen, castiguen las actitudes unilaterales que perjudiquen al grupo y a su actividad, y que proporcionen la suficiente información acerca de las posibles pérdidas y ganancias de la lucha conjunta como para que lleve a cada agente a la lucha social por convicción, es decir, se tiene que conseguir el caso de que cada agente llegue a la conclusión de que la acción colectiva es la más racional.


Nuevamente las creencias son mostradas como relevantes, dado que la acción colectiva ha de ser racional para convencer y para superar formas de irracionalidad que lleven a actitudes no cooperantes por miedo u otros factores, tales como la no identificación con el grupo por existir diferencias irrelevantes como las diferencias raciales, nacionales o sexuales. Es necesario presentar el proyecto como la opción más racional. Se debe mostrar que los objetivos son realizables (están compuestos de fuertes creencias, bien asentadas) y son positivos. Para ello, la imaginación tiene que tener un papel en el funcionamiento de la conciencia de clase.



Terminé este texto explicando el papel de la imaginación en la formación de la conciencia revolucionaria y exponiendo, en parte, su relación con el concepto de justicia marxista. El concepto de imaginación que he utilizado es el planteado por Marcuse, perteneciente a la Escuela de Frankfurt, que criticaba la razón instrumental occidental (que reduce el pensamiento al cálculo de buscar el mejor medio para lograr un fin, sin replanteárselo) y que entiendo que encontró una alternativa a este tipo de racionalidad en la imaginación y su capacidad de pensar nuevas realidades. 

 

Tenía que mostrar la relación de la imaginación y la idea de justicia. Con este propósito, tuve que seguir las observaciones de Marcuse realizadas en Eros and Civilitation, en las que se indicaba que la imaginación es revolucionaria: es capaz de mostrar que es posible vivir en otro modelo social en el que se logre satisfacción si se construye una sociedad de economía artesanal e industrial.


Es una facultad que va más allá del entendimiento (que es mera observación no crítica de la realidad) y permite idear nuevas formas de sociedad, en función de las que sí sea posible lograr gratificación si se fomenta que la producción sea una actividad artística. Marcuse hace uso de esa imaginación revolucionaria presentando un tipo de sociedad que no existe en la actualidad, pero que puede ser realizada por utilizar elementos de la sociedad actual, como la tecnología avanzada que permita crear más tiempo libre para la producción lúdico-artística. 

 

Concluí, a partir de lo expuesto por Marcuse, que para que la conciencia transformadora aparezca necesita ser activada por medio de la imaginación. El mero conocimiento del estado de cosas actual no impulsa a los agentes a la lucha social. Saber que tienen dificultades para vivir y que hay contradicciones sociales, no les lleva a buscar el cambio porque si no son capaces de concebir un tipo de sociedad alternativo hipotético, podrían llegar a la conclusión de que el estado de cosas presente es el único posible y que es necesario. 

 

Para que haya una conciencia revolucionaria en las personas trabajadoras, tiene que realizar una reflexión que les indique que es posible otro tipo de sociedad y esa conclusión solo puede tener lugar si previamente han sido capaces de imaginarse otra verosímil sociedad organizada bajo otras formas, aunque con elementos de la presente. Si son capaces de idear una hipotética sociedad realizable, entonces podrían desear construirla y luchar por ella. Pero, para que se llegue a ese punto, tienen que haber cogido y adaptado elementos de la sociedad presente, adoptando una postura realista, y estructurarlos de otra forma, a fin de que sea un proyecto revolucionario. Por otro lado, como ya se ha descrito, dentro de la propia teoría marxista, no puede configurarse un concepto de explotación si no se puede concebir una distribución hipotética alternativa en la que sea viable un reparto de recursos más equitativo. Si no es posible construir esa hipótesis por medio de la fantasía, no se podría comparar cada tipo de producción y distribución de cada época con su alternativa; y, por tanto, no se podría señalar que un tipo de distribución es un abuso porque se podría repartir de forma más justa. 

 

La idea de justicia necesita del concepto de explotación, ya que la explotación es lo que en la idea de justicia marxista se designa como injusticia; y el concepto de explotación requiere de la imaginación para poder hacer comparaciones entre las sociedades existentes y las hipotéticas, y así poder decir que las primeras son menos equitativas que las segundas. Por tanto, la propia idea de la justicia marxista requiere que se incluya la imaginación como método para analizar la explotación. 

 

Finalmente, expuse el socialismo de mercado de Roemer porque es un ejemplo mejor de creación de la imaginación revolucionaria ya que el de Marcuse era impreciso. En el socialismo de mercado, por un lado, están mejor concretados los elementos de la actual sociedad (empresas sin jerarquías y organizaciones obreristas) que se van a usar en la nueva; y, por otro lado, en él está mejor especificada su nueva estructura (mercado libre, pero sin poder de clase –sin propiedad privada en algunos de sus modelos-).

 

El primer modelo son empresas gestionadas por trabajadores y en propiedad coleciva(similares a las cooperativas integrales).  En el segundo, las empresas son colectivas pero dirigidas por directivos.  En ambos modelos, las empresas se forman por acumulación de bonos (incomprables con dinero): cada trabajador dispone de un número de bonos igual e intransferibles y para adquirir una empresa de coste de un elevado número de bonos, solamente asequible si los trabajadores se juntan y usan los bonos de todos (propiedad colectiva.   

 

Y en el último modelo, los trabajadores tienen una parte importante de las acciones de la empresa y tienen poder sobre la toma de decisiones de la empresa (es un capitalismo sin poder de clase.






* Texto entero en: 


https://ia601506.us.archive.org/33/items/TesisConndiceLibro/Tesis%20con%20%C3%ADndice%20-%20libro.pdf 



Enlaces relacionados

 

-"La explotación laboral y el socialismo de mercado según Roemer" 

(análisis económico actual sobre explotación y socialismo real): https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2015/02/la-explotacion-segun-roemer.html

 

 -"Cooperativismo, potencial alternativa": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2017/12/cooperativismo-potencial-alternativa.html

 

-"Un posible modelo de Estado marxista": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2018/03/un-posible-modelo-de-estado-marxista.html

 

-"Materialismo histórico de Marx y Engels":  https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2019/03/materialismo-historico-de-marx-y-engels.html

 

-"Soviets, su abolición y burocratización de la URSS (perspectiva filosófica)": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2019/10/soviets-su-abolicion-y-burocratizacion.html

 

-"Justicia marxista e imaginación revolucionaria": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2019/10/justicia-marxista-e-imaginacion.html




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Consideraciones posteriores

 

 

 

 

El capitalismo ha llegado a sus últimas consecuencias en su forma neoliberal. El neoliberalismo, al dejar hacer al mercado sin ningunos mínimos de regulación y prevención, ha conducido a formas de peligrosa especulación bancaria, burbujas financieras, privatizaciones, recortes en derechos sociales, incremento de la precariedad laboral (con dificultades para consumir) y una asimétrica globalización en la que se liberan mercados pobres que no pueden competir con la potencia de las multinacionales, incremento de la mano de obra barata y pago ínfimo de las materias primas por parte de multinacionales (provocando que se incremente la deuda externa de los países en desarrollo).


Las políticas sociales y socialdemócratas están retrocediendo terreno frente a las presiones de la FMI, el BM y la troika; por no decir que partidos que se dicen socialdemócratas han adoptado las medidas neoliberales cuando han gobernado y han traicionado sus supuestos principios.  Al final, el liberalismo salvaje se ha impuesto.


El liberalismo salvaje ha incrementado las desigualdades sociales, para la gente es muy necesario la resistencia y la lucha social. Pero es bastante complicado que la lucha social, las protestas y las huelgas lleguen a estar tan reforzadas y unificadas como para conseguir grandes cambios sociales. 


Elster señalaba que no habrá gran cambio social porque en los países desarrollados, donde se dan condiciones objetivas (gran desarrollo tecnológico que permita otra distribución social de los recursos), no se dan las condiciones subjetivas (motivaciones, organizaciones dispuestas); y en los países en desarrollo, donde se dan las condiciones subjetivas, no se dan las condiciones objetivas.


Por otro lado, la reacción de las clases altas, que no quieren perder beneficios para cada vez menos manos, puede ser muy fuerte, usarán todos sus recursos y presión sobre los gobiernos para reprimir la lucha social o para quitar leyes que blinden las mejoras en las condiciones laborales y sociales.  O bien, si se suben salarios, suben a conciencia los precios y se devalúa el poder adquisitivo de los trabajadores.



En realidad, los intereses entre trabajadores y patronal son irreconciliables.  Unos luchan porque el salario se corresponda más con lo que producen y otros buscan el mayor beneficio para cada vez menos manos (un 1% de la población mundial ya tiene en propiedad la mitad de las riquezas del mundo).  


Para arrancar el problema de raíz, el sistema clasista y explotador, habría que hacer una revolución social.  Si hay salarios, siempre habrá explotación (porque no se pagará por lo que se produce, sino por el esfuerzo) y ella, como dice Roemer, se ve garantizada por el sistema jerárquico de clases y sus formas de subordinación.  Solamente una revolución social acabaría con la sociedad de clases y permitiría llevar a cabo el socialismo de mercado, el cual es posible como demuestran la eficacia y viabilidad de las cooperativas de Mondragón -con todos sus defectos- y las cooperativas integrales.


Según Marx, la revolución proletaria establecería el comunismo. Al tomar el poder se hará clase dominante y cambiará la sociedad a su imagen y semejanza, se generará una sociedad de trabajadores y, por tanto, sin clases (los trabajadores trabajan para sí, una sociedad de trabajadores será una sociedad sin nadie por debajo, sin clases). Los proletarios tomarán el poder y formarán una dictadura temporal del conjunto de los trabajadores, formarán una organización similar a la comuna de París: la cual fue asamblearia, horizontal, de democracia directa, con cargos rotativos y destituibles por la asamblea, y compuesta de organizaciones obreras diferentes. Marx entendía el partido como la clase trabajadora organizada como clase, partido entendido como parte de la sociedad.  


En vida, Marx y Engels estuvieron más activos en la Asociación Internacional de Trabajadores, en la que había diversidad de organizaciones obreras.  La praxis que llevaron ambos fue más contribuir a que las diferentes Internacionales fueran activas, coordinadas y efectivas, más que en formar partidos políticos.  El propio Marx señaló que él no era marxista, en alusión de no formar sectas, sino fomentar más la unión de los trabajadores (ir más a unir fuerzas que a actuar como partido político profesionalizado y lejano a los grupos obreros existentes).


La dictadura sería del conjunto del proletariado, de todas las personas trabajadoras y sería temporal (Marx entendía la dictadura bajo la forma jurídica romana: un gobierno con poderes especiales temporal).  Es una toma del poder para realizar las medidas oportunas para eliminar las clases.  Y una vez eliminadas las clases, como el Estado es la herramienta de la clase dominante, la sociedad se organizará sin Estado.


Sea como fuere, aunque el socialismo se formase en un Estado democrático (de democracia participativa y asamblearia) y las empresas estuviesen en un socialismo de mercado con empresas gestionadas directamente por los trabajadores, solamente podría establecerse tras una revolución social.


Sin embargo, las clases altas, naturalmente, se opondrían totalmente a la revolución, tanto como para usar sus influencias y presionar para que haya una gran represión estatal o, incluso, uso de la violencia (el ejército). 


La revolución conlleva la guerra y, la verdad, no sé si buena parte de la gente estaría dispuesta a ella [personalmente, no me veo capaz de usar un arma, así que no soy un revolucionario]. En muchos casos que se ha dado esta situación, una parte de la resistencia popular adoptó actitudes autoritarias (uso de fuerza frente al enemigo), que acabó corrompiéndose redundando en una dictadura burocrática. En la URSS y países del Este gobernaba la nomenklatura, una élite del PCUS acaparaba el poder, perseguía las opiniones divergentes y la gente no disponía de un espacio para participar en las cuestiones públicas: era una dictadura burocrática. Ésto podría volver a pasar. 


Cómo llevar un movimiento popular organizado y fuerte que logre una democracia participativa es un gran reto que todavía se tiene que idear cómo hacerlo. Tal vez una confluencia entre partidos de izquierdas, movimientos sociales y sindicatos pueda lograr conformar un movimiento fuerte, pero hay incertidumbres acerca de cómo pueda acabar. No es que sea un gran activista como para decir esto, pero la verdad es verdad la diga Agamenón o el porquero de Agamenón.


Lo más probable es que el único cambio que se produzca sea el climático y que tengamos una muerte lenta y dolorosa.



*Artículo relacionado mío:

"El materialismo histórico de Marx y Engels": 




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Las tablas de la ley



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