Materialismo histórico de Marx y Engels
El materialismo histórico es un tipo de filosofía de la historia. La filosofía de la historia es una reflexión acerca de la historia, una manera de interpretar la historia, abstracta de pensamiento formal e indemostrable. Es la reflexión acerca de si la historia tiene un objetivo, una finalidad.
Agustín de Hipona fue el primero en formular una filosofía de la historia. Su interpretación es que el objetivo de la historia es que la Ciudad de Dios se establezca de forma pura; esto es, al final de la historia llegará el Reino de los Cielos, en el que solamente vivirán en el mundo los creyentes, y felices además.
Desde entonces, hasta que Kant tratase este tema, la filosofía de la historia se redujo a ser teología de la historia.
Según Kant, el motor de la historia es la guerra. Por medio de ella, las tierras se reparten mejor y, así, se construyen imperios más civilizados e ilustrados. Por ejemplo, Prusia, donde reinaba el despotismo ilustrado. Sin embargo, al final las guerras son perjudiciales para la economía y la paz perpetua se acaba imponiendo al formarse un Estado Mundial, encargado de establecer un derecho internacional con las garantías de un Estado que sea responsable de controlar que no haya guerras y tomar medidas efectivas para erradicarlas y sancionarlas.
Según Hegel, la realidad es racional, pero esa razón ideal se tiene que materializar en el mundo a través de un proceso dialéctico. El desarrollo de las ideas y de la historia son paralelos: en cada momento se presenta una tesis, pero que contiene una contradicción y se tiene que plantear una tesis opuesta (antítesis), y al final la contradicción se resuelve con una síntesis, en la que ambas teorías se encuentran incluídas y unidas.
Por ejemplo, el racionalismo de las ideas innatas se encontró con las críticas del empirismo, que señalaba que las supuestas ideas con las que nacemos son indemostrables y no se hayan en todas las personas y, por tanto, el conocimiento tiene que venir no de la razón sino de la experiencia, de la abstracción de los datos de los sentidos -aunque los sentidos no permiten datar la noción de causalidad y el conocimiento se vuelve convención-; la síntesis de ambas se haya en la teoría criticista de Kant que indica que el conocimiento viene de los sentidos, pero cuyos datos tienen que ser pasados por el filtro de unas nociones apriori (como la de espacio y el tiempo) para que puedan ser focalizados y ordenados dichos datos de forma que sean inteligibles para el sujeto.
Las ideas avanzadas se van imponiendo a lo largo de la historia por el uso de la fuerza. De la misma forma que lo planteó Kant, Hegel señala que el motor de la historia es la guerra. Ésa es la astucia de la razón: utilizar las ambiciones de los políticos y militares para que se establezcan las ideas más avanzadas y se avance en civilización. Los militares y políticos para justificar su toma del poder, usan como excusa ser los impulsores de las ideas más avanzadas. Por ejemplo, Napoleón, tomó el poder e hizo guerras para invadir Europa y su excusa era extender el nuevo, avanzado y liberal Código Civil.
Al final el Espíritu (la Racionalidad) se establece en la Naturaleza, materializándose en el Estado Prusiano burocrático, donde la administración pública y jurídica es tan fuerte, estable y con garantías que se realizan la verdad, la justicia y la libertad. Según Hegel, es el final de la historia, dado que ya ha cumplido su objetivo.
Sin embargo, Marx criticó el idealismo de Hegel. Los conceptos que maneja Hegel son demasiado formales y abstractos, casi místicos (Espíritu, Absoluto, Conciencia de la Autoconciencia), y, por tanto, se alejan de realidad social y política de verdad.
Marx encontró una gran contradicción en el Estado Prusiano: la existencia de un conflicto de clases. Por tanto, si hay una contradicción en el Estado Prusiano quiere decir que no se ha llegado al fin de la historia, implica que hay movimiento en la sociedad y que se orienta al cambio. El planteamiento de Hegel es demasiado formal y no puede ver la realidad social verdadera, en lucha, movimiento y en proceso de cambio.
“El fundamento principal de la moral y de la honorabilidad alemana, no sólo de los individuos sino también de las clases, está formado por aquel modesto egoísmo que hace valer su mediocridad y deja que los demás la hagan valer enfrente de sí. Por eso, la relación de las varias esferas de la sociedad alemana no es dramática, sino épica. [...] mientras el proletario ya comienza a encontrarse en lucha con el burgués. La clase media apenas osa concebir, desde su punto de vista, el pensamiento de la emancipación y ya la evolución de las condiciones sociales así como el progreso de la teoría política vuelven anticuado o al menos problemático ese punto de vista. [...]
En los Estados modernos, como en la filosofía del Derecho de Hegel, la realidad consciente y verdadera de la cosa pública es meramente formal; dicho de otro modo, sólo lo formal es cosa pública real. A Hegel no hay que criticarle por describir la esencia del Estado moderno tal y como es, sino por hacer pasar lo que es por la esencia del Estado. Para demostrar que lo racional es real hay que basarse precisamente en la contradicción de la realidad irracional, que por todos sus poros es lo contrario de lo que dice y dice lo contrario de lo que es. [...]
El Estado constitucional es el Estado cuyo interés es sólo formalmente el interés real del pueblo; pero, en cuanto interés del pueblo, tiene una forma precisa aparte del Estado real.”1
El punto de vista de Hegel es demasiado abstracto y formal y no tiene nada que ver con la realidad. A decir verdad, la realidad no es racional: en el caso de los proletarios no hay verdad, justicia y libertad; en su lugar hay una Ideología o discurso dominante que trata de tapar la realidad, explotación y opresión.
Si la realidad no es racional, formal e idealista, tendrá que tener otra forma: material. Investigando a los filósofos atomistas Demócrito y Epicuro, Marx concluyó, entre otras cuestiones, que los objetos físicos entendidos como fenómenos captados por los sentidos son los únicos verdaderos, la realidad está hecha de átomos, la realidad es material.
“Además, por otra parte, el fenómeno sensible es el único objeto verdadero, y la aísthesis es la frónesis, mas lo verdadero es mutable, inestable, es fenómeno.”2
Las ideas son materiales, pero localizadas en la cabeza de las personas, son las transmisiones de las neuronas, nada más. Las abstracciones están dentro del sujeto.
El ser humano, siendo natural, es material y, por tanto, las causas que hacen conformarse las sociedades y sus cambios en la historia son materiales, y no ideales o formales.
En una época, Marx estuvo de acuerdo con el materialismo de Feuerbach. Según él, la realidad es material y el ser humano es un ser sensible: nuestra manera de ser se forma por el efecto que nos hacen los datos de los sentidos. Somos lo que comemos.
Las ideas son solamente imágenes, representaciones. También la noción de Dios. Según Feuerbach, Dios es humano, demasiado humano. En Dios proyectamos nuestra imagen y semejanza: de alguna manera, Dios es humano, solo que con las propiedades amplificadas. Si el ser humano sabe algo y tiene conciencia sobre las cosas, Dios es la versión perfecta del ser humano y es omnisciente, lo sabe todo, y así ocurre con todas las cualidades del ser humano. Dios es humano, solo que todopoderoso. Entonces, la religión es una antropología mal planteada, es intentar conocer al ser humano a través de una versión idealizada del mismo. Por tanto, es mejor ver cómo es el ser humano por sí mismo y no fijarse en su versión mitificada.
Sin embargo, Marx criticó a Feuerbach, ya que la visión de él reducía al ser humano a ser considerado como un ser pasivo, que se forma recibiendo la información de los sentidos; y el ser humano, en cambio, es activo, toma parte de alguna manera de los movimientos sociales. Feuerbach no tuvo en cuenta el aspecto social del ser humano, que está en movimiento y en proceso de cambio.
1
“La falla fundamental de todo el materialismo precedente (incluyendo el de Feuerbach) reside en que sólo capta la cosa, la realidad, lo sensible, bajo la forma del objeto o de la contemplación (Anschauung), no como actividad humana sensorial, como práctica [...]
3
La teoría materialista del cambio de las circunstancias y de la educación olvida que las circunstancias las hacen cambiar los hombres y que el educador social necesita, a su vez, ser educado. [...]
La coincidencia del cambio de las circunstancias con el de la actividad humana o cambio de los hombres mismos, sólo puede concebirse y entenderse como práctica revolucionaria.
7
Feuerbach no ve, por tanto, que el “sentimiento religioso” es, a su vez, un producto social y que el individuo abstracto que él analiza pertenece a una determinada forma de sociedad. [...]
11
Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.”3
En las tesis en las que criticaba el materialismo de Feuerbach, Marx concluyó que la función de la filosofía no es interpretar el mundo, sino cambiarlo. Ésta es la preocupación de Marx: al no haber finalizado la historia, al haber grandes contradicciones de clase (como la explotación), el mundo debe ser cambiado.
¿Pero cómo cambiarlo? ¿Como los socialistas utópicos? ¿A través de experimentos como los falansterios y las cooperativas? ¿Apelando al voluntarismo moral y a la buena voluntad de las personas, sin atender cómo es realmente el movimiento social real?
Pues, no, investigando la historia y la economía, conociendo el movimiento social real y tomando parte en él. Marx, de por sí, sobre todo hizo observaciones e investigaciones, más que grandes argumentaciones.
“A ninguno de estos filósofos [Hegelianos] se le ha ocurrido siquiera preguntar por el entronque de la filosofía alemana con la realidad de Alemania, por el entronque de su crítica con el propio mundo material que le rodea.
Las premisas de que partimos no tienen nada arbitrario, no son ninguna clase de dogmas, sino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por su propia acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente, por la vía únicamente empírica.”4
Estudiada la historia y la economía y observado los movimientos sociales, vio que las causas e intereses materiales y sociales tienen un gran efecto sobre la sociedad y su desarrollo en la historia.
En la sociedad, la clase dominante y propietaria de los medios para subsistir de cada momento, al tener un gran poder económico, puede moldear el Estado en función de sus intereses particulares y contra los intereses de la clase dominada. En el caso de la burguesía:
“De los siervos de la Edad Media surgieron los villanos de las primeras ciudades; a partir de esta clase urbana se desarrollaron los primeros elementos de la burguesía.
El descubrimiento de América, la circunnavegación del África crearon nuevos terrenos para la burguesía en ascenso. Los mercados de las Indias Orientales y de la China, la colonización de América, el intercambio con las colonias, la incrementación de los medios de cambio y de las mercancías en general proporcionaron al comercio, a la navegación y a la industria un auge jamás conocido [...]
[...] los mercados crecían constantemente [...] Entonces el vapor y la maquinaria revolucionaron la producción industrial. [...]
[...] la propia burquesía moderna es producto de un prolongado curso evolutivo, de una serie de revoluciones en los modos de producción y de tráfico.
Cada una de estas etapas evolutivas de la burguesía estuvo acompañada por un correspondiente progreso político. [...] desde la instauración de la gran industria y del mercado mundial conquistó finalmente la hegemonía política exclusiva en el moderno estado representativo. El poder estatal moderno es solamente una comisión administrativa de los negocios comunes de toda la clase burguesa. [...]
[...] Los bajos precios de sus mercancías constituyeron la artillería pesada con la cual demuele todas las murallas chinas, con la cual obliga a capitular a la más obcecada xenofobia de los bárbaros. Obliga a todas las naciones a apropiarse del modo de producción de la burguesía, si es que no quieren sucumbir; las obliga a instaurar en su propio seno lo que se ha dado en llamarse civilización, es decir, a convertirse en burguesas. En una palabra, crea un mundo a su propia imagen y semejanza.”5
El Estado es un cuerpo jurídico (un sistema de leyes, derecho y judicial) que existe para satisfacer los intereses de la clase alta, que tienen un gran poder o influncia sobre él. En el caso de la sociedad liberal o capitalista, el Estado establece la propiedad privada como un cuerpo jurídico para cumplir los intereses de la clase alta. El Estado legalizó la propiedad privada -diferente a la propiedad anterior estamental- para garantizar la explotación. Los burgueses, al ser dueños de los medios de producción (empresas, industrias, tierras) pueden imponer las condiciones que quieran en ellos y permitir la explotación.
El Estado es dependiente de la clase dominante, la estructura económica es la infraestructura de la sociedad, es la base de la sociedad, base sobre la que se asientan las demás partes de la sociedad. La sociedad, como una casa, tiene unos cimientos, unos pilares que sirven de base a partir de la cual se va construyendo por encima, basándose en esa infraestructura.
El sostenimiento y base de la sociedad es su estructura económica y sus relaciones sociales; y las ideas y el estado son resultado de esa estructura, sirven para defender el interior (en este caso, el Estado, cuyas leyes defienden y amparan los intereses de la clase dominante) o para cubrir lo que hay dentro (es el caso de la Ideología o ideas principales de la sociedad que difunden la clase dominante a través de sus medios de comunicación para excusar la realidad vigente o esconder los verdaderos intereses, usando conceptos alejados de la realidad o cortinas de humo.
Legalizada la propiedad privada, los patrones pueden hacer lo que quieran en sus empresas, incluído hacer uso de la explotación. Los trabajadores no reciben lo que producen, se les paga por su esfuerzo (su fuerza de trabajo) y, por tanto, no se les paga lo que merecen (los bienes y servicios que han producido). Producen una serie de bienes y servicios, generan un valor, pero no se paga el fruto de su trabajo, no se paga su trabajo, sino un sueldo a cambio de su esfuerzo, que es mucho menor que lo que han producido. Por lo tanto, los trabajadores son explotados.
Los productos tienen un valor de uso, una utilidad. Por ejemplo, el paraguas sirve para protegerse de la lluvia. Por su utilidad, los productos son comprados, pero el valor de uso es subjetivo: la utilidad de un producto respecto a otro es completamente diferente. Para tener una medida objetiva para marcar el valor de un producto, se utiliza el tiempo de trabajo que se requiere para producirlo como medida de valor; este valor se refiere a lo que en general, socialmente, se suele tardar en producir un producto. Cuanto más tiempo se requiera para su producción, más caro será.
En ese tiempo de producción, los trabajadores transforman las materias primas en un producto elaborado introduciéndole en esa elaboración un valor determinado. Le dan un valor añadido, una plusvalía. Gracias a ella, los patrones consiguen una ganancia, un beneficio mayor. Sin embargo, a los trabajadores no se le paga ese valor excedente, sino que se le paga solamente el esfuerzo, se le retribuye un sueldo que siempre es menor que el valor que han producido. No se les paga lo que producen y, por lo tanto, les están explotando.
“El obrero comunica un nuevo valor al objeto de trabajo, añadiéndole una nueva dosis de trabajo, cualquiera que sea el carácter útil de éste. [...]
[...] Cierto es que el valor se mide por el quatum de trabajo contenido en una mercancía; pero este quatum está, a su vez, socialmente determinado. [...] su valor siempre se mide por el trabajo socialmente necesario, es decir, por el trabajo necesario en las condiciones sociales del momento. [...]
[...] llamo trabajo necesario al trabajo desplegado durante su tiempo: necesario para el trabajador porque es independiente de la forma social de su trabajo; necesario para el capital y para el mundo capitalista, ya que dicho mundo se basa en la existencia del trabajador.
El tiempo de actividad que rebasa los límites del trabajo necesario supone, evidentemente para el obrero un gasto de fuerza de trabajo, pero no crea valor alguno para él. Crea una plusvalía que, para el capitalista, tiene todos los encantos de una creación ex nihilo. Yo llamo a esta parte de la jornada de trabajo tiempo de trabajo excedente, y al trabajo invertido en ella, trabajo excedente. [...]
La cuota de plusvalía es, por tanto, la expresión exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital o del trabajador por el capitalista.”6
Por otro lado, Marx investigando la historia, concluyó que en ella se dan luchas de clases y como resultado de esa lucha de clases suceden los cambios en la historia. Por ejemplo, la Revolución Francesa: los burgueses impulsaron una revolución contra la nobleza para tomar el poder e imponer sus medidas, privatizar la propiedad -que era estamental, perteneciente a un estamento e invendible- y para imponer sus intereses.
Por consiguiente, Marx interpretó que la lucha de clases es el motor de la historia y que la toma del poder de un clase dominada contra la anterior dominante, lleva a que la nueva clase dominante transforme la sociedad en función de sus intereses y características.
“La historia de todas las sociedades existentes hasta el presente es la historia de la lucha de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en suma, opresores y oprimidos siempre estuvieron opuestos entre sí, librando una lucha ininterrumpida, ora oculta, ora desembozada, una lucha que en todos los casos concluyó con una transformación revolucionaria de todas las sociedades o con la destrucción de las clases beligerantes.”7
En este hilo, leída la historia, concluyó que las clases surgen por cambios materiales y económicos. El desarrollo de las fuerzas de producción (la tecnología) fomenta un modo de producción (organización de la empresa) en el que se puedan utilizar de una manera eficaz. Y para optimizar esa manera de producir, se cambian las relaciones sociales, de manera que sirvan mejor al modo de producción.
El desarrollo de la tecnología fomenta un tipo determinado de organizar las empresas y, para optimizar ese tipo de producción, se cambian las relaciones sociales de forma que haya una división de la sociedad jerarquizada y en la que se realice la explotación que optimice la producción.
En el caso del capitalismo, la optimización del trabajo condujo a una división social del trabajo: la generación del trabajador "libre" que pueda moverse de forma fácil (que pueda usarse y tirarse sin problemas: los siervos estaban atados a la tierra y no se podía expulsarlos), el surgimiento del proletario, aquel que solamente tiene su prole, no tiene nada, que no disponga de tierras comunales que pueda servirle de sustento, y se vea obligado a vender su fuerza de trabajo. La creación del trabajador asalariado que no tiene nada y tiene que entrar en una empresa con unas condiciones ya establecidas y sin poder de negociación. La presencia de un trabajador que puede ser explotado.
Con la explotación, con el valor añadido que crea el trabajador y se queda el patrón como ganancia, el burgués puede guardar una parte para enriquecerse y otra la puede usar para invertir y, así, lograr mayores ganancias. Se produce una acumulación de ganancias en pocas manos y, por el crecimiento económico de unas empresas más competitivas (más explotadoras), cada vez más beneficios acaban en cada vez menos manos.
La explotación según Roemer: el trabajador genera un producto con un valor similar al valor del mercado de otro producto de igual trabajo, pero su sueldo no le permite adquirirlo. Los trabajadores generan bienes y servicios con un valor-trabajo determinado que les debería posibilitar adquirir otros bienes producidos por otros de similar valor-trabajo y que en el mercado tienen un valor-precio igual; pero la retribución que reciben los trabajodores no les permite adquirir bienes y servicios del mismo valor que el valor generado por el trabajo.
Se da explotación y ella está garantizada por la sociedad de clases, que impide que se distribuya como corresponde y forma una intrincada estructura en la que los empleados dependen de los patrones por ser los ostentadores de los medios de producción, imponiendo desde arriba sus condiciones de explotación por la jerarquía de clases.
Por un lado, debido a la competencia, las empresas que más acumulan, más desarrolladas y más grandes producen productos más baratos y se comen el mercado; y por otro, consiguen más beneficios por aumentar el grado de explotación.
Así, se da un gran crecimiento económico, se produce en exceso, el valor del producto se reduce y los beneficios bajan.
“El fenómeno de la naturaleza misma de la producción capitalista, consistente en que a medida que aumenta la productividad del trabajo disminuye el precio de cada mercancía en particular o de una cantidad dada de mercancías y se eleva el número de mercancías producidas, disminuyendo la cuota de beneficio determinada a base de la suma total de mercancías, y aumentando en cambio la masa de beneficio por cada mercancía, disminución de su precio e incremento de la masa de beneficio por la mayor cantidad de mercancías producidas por el capital total social o por el capitalista. Esto puede interpretarse en el sentido de cada mercancía, resarciéndose con el mayor número de mercancías producidas. [...]
De hecho, la baja de los precios de las mercancías y el incremento de la masa de beneficio sobre la masa aumentada de las mercancías a mejor precio no es sino una forma distinta de expresar la ley de la cuota decreciente de beneficio a la vez que la masa aumenta.”8
Aparte de eso, los trabajadores están cada vez más explotados y no pueden consumir los productos y bajan las ventas. Como consecuencia de ello, en el capitalismo se dan crisis cíclicas.
“[...] La razón última de todas las crisis reales es siempre la pobreza y la limitación del consumo de las masas frente a la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si no tuviesen más límite que la capacidad absoluta de consumo de la sociedad.”9
A causa de la crisis, puede que los trabajadores hagan una revolución social. En cualquier caso, los proletarios cada vez están más explotados y, al final, los trabajadores harán la revolución obligados, ya que sus condiciones de vida serán insoportables.
“A medida que disminuye el número de magnates del capital que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este período de la evolución social, crecen la miseria, la opresión, la esclavitud, pero también la resistencia de la clase obrera. Clase incesantemente creciente y cada vez más disciplinada, unida y organizada por el mecanismo de la producción capitalista. El monopolio del capital se transforma en una traba para el modo de producción que ha crecido con él y bajo sus auspicios. La socialización del trabajo y la centralización de sus medios materiales llegan a un punto en el que es imposible seguir manteniéndolos bajo su envoltura capitalista. Esta envoltura estalla en pedazos. Ha sonado la hora de la propiedad capitalista. Los expropiadores son a su vez expropiados. [...]”10
De esta manera, el materialismo histórico parece una suerte de determinismo. Aparentemente, al final los trabajadores se verán obligados a realizar la revolución social, convertida la explotación en insoportable.
“En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a un determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. Estas relaciones de producción en su conjunto constituyen la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se erige la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.
No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. [...] . De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.”11
¿Y cómo se puede conciliar este punto de vista con la exhortación de Marx de tener conciencia de clase? ¿Los proletarios no tienen voluntad? Para dar respuesta a esta cuestión, Engels le escribió a Bloch una carta en la que trata de hablar del papel de las ideas, la conciencia y la voluntad en el desarrollo de la historia:
“Según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de la historia es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca otra cosa que esto; por consiguiente, si alguien lo tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico es el único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y absurda. La situación económica es la base, pero en el curso del desarrollo histórico de la lucha, ejercen influencia también, y en muchos casos prevalecen en la determinación de su forma, diversos elementos de la superestructura: formas políticas de la lucha de clase y sus resultados, es decir, las Constituciones impuestas por la clase triunfante después de la victoria, etc., las formas jurídicas, e incluso el reflejo de todas estas batallas reales en el cerebro de quienes participaron en ellas, las teorías políticas, jurídicas y filosóficas, las convicciones religiosas y su evolución posterior, hasta convertirse en un sistema de dogmas. [...]”12
En conclusión, la voluntad tiene un papel en el proceso histórico. Los factores materiales y necesidades vitales presionan, pero no determinan los actos.
La revolución proletaria establecerá el comunismo. Al tomar el poder se hará clase dominante y cambiará la sociedad a su imagen y semejanza, se generará una sociedad de trabajadores y, por tanto, sin clases (los trabajadores trabajan para sí, una sociedad de trabajadores será una sociedad sin nadie por debajo, sin clases).
Los proletarios tomarán el poder y formarán una dictadura temporal del conjunto de los trabajadores, formarán una organización similar a la comuna de París: la cual fue asamblearia, horizontal, de democracia directa, con cargos rotativos y destituibles por la asamblea, y compuesta de organizaciones obreras diferentes. Marx entendía el partido como la clase trabajadora organizada como clase, partido entendido como parte de la sociedad.
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e5/Friedrich_Engels_%281891%29_%28cropped%29.jpg |
En vida, Marx y Engels estuvieron más activos en la Asociación Internacional de Trabajadores, en la que había diversidad de organizaciones obreras. La praxis que llevaron ambos fue más contribuir a que las diferentes Internacionales fueran activas, coordinadas y efectivas, más que en formar partidos políticos. El propio Marx señaló que él no era marxista, en alusión de no formar sectas, sino fomentar más la unión de los trabajadores (ir más a unir fuerzas que a actuar como partido político profesionalizado y lejano a los grupos obreros existentes). Marx habla de partido como parte de la sociedad: la clase trabajadora en conjunto como parte de la sociedad.
En este sentido, Marx y Engels se refieren al partido-parte-clase así:
"Esta organización de los proletarios en una clase, y con ello en un partido político, vuelve a ser destruída a cada instante mediante la competencia entre los propios obreros. [...]
Los comunistas no son un partido aparte, frente a los demás partidos obreros.
No tienen intereses separados de los intereses de todo el proletariado.
No establecen principios especiales según los cuales pretendan moldear el movimiento proletario.”13
Frente a los partidos profesionalizados y separados del movimiento obrero real indican:
“Al fundar en Alemania un gran periódico, se nos atribuyó de por sí una bandera. Solamente podía ser la de la socialdemocracia que en todas partes ponía de manifiesto el carácter proletario específico, en lo particular, carácter que no podía de una vez por todas partes inscribir en su portaestandarte. De no querer esto, de no aceptar el movimiento en su manifestación previa y más adelantada, auténticamente proletaria, nos hubiera quedado solamente la posibilidad de perorar sobre el comunismo en algún pequeño panfleto y de crear, en lugar de un gran partido activo, solamente una pequeña secta. Nosotros no habíamos proyectado nuestro programa para predicadores en el desierto.”14
Y en cuanto a la relevancia de la inclusión de diversas organizaciones y fomentar la unión de los trabajadores, la unión de las diversas organizaciones obreristas frente a sectarismos separados de otras organizaciones:
“La Internacional se fundó para reeemplazar las sectas socialistas o semisocialistas por una verdadera organización de la lucha de la clase obrera. Los primitivos estatutos y el Mensaje Inaugural lo demuestran a primera vista. Por otra parte, la Internacional no podría haberse consolidado si el curso mismo de la historia no hubiera destruido ya el sistema de las sectas. El desarrollo del sistema de las sectas socialistas y el del movimiento obrero siempre están en relación inversa entre sí. Mientras se justifica (históricamente) la existencia de las sectas, la clase obrera no está aún madura para un movimiento histórico independiente. En cuanto alcanza su madurez, todas las sectas son esencialmente reaccionarias. Sin embargo, lo que la historia ha demostrado en todas partes se repitió dentro de la Internacional. Lo caduco intenta restablecerse y mantenerse de la nueva forma adquirida.”15
La dictadura del conjunto del proletariado, de todas las personas trabajadoras, será temporal (Marx entendía la dictadura bajo la forma jurídica romana: un gobierno con poderes especiales temporal). Es una toma del poder para realizar las medidas oportunas para eliminar las clases. Y una vez eliminadas las clases, como el Estado es la herramienta de la clase dominante, la sociedad se organizará sin Estado.
“Últimamente, las palabras “dictadura del proletariado” de nuevo han llenado de saludable terror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, señores, ¿quieren saber cómo es esta dictadura? Miren la la Comuna de París: ¡esa es la dictadura del proletariado!”16
“Primero. Si de algo no cabe absolutamente ninguna duda es que nuestro partido y la clase obrera pueden llegar al poder sólo bajo una forma política como la república democrática. Esta última es, incluso, la forma específica para la dictadura del proletariado, como ya lo ha demostrado la gran Revolución francesa.”17
“[...] Este socialismo es la declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que éstas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales.”18
“Así, pues, el Estado no existe desde toda la eternidad. Hubo sociedades que pasaron sin él, que no tuvieron ninguna noción del Estado y de la autoridad del Estado. En cierto grado del desarrollo económico, necesariamente unido a la escisión de la sociedad en clases, esta escisión hizo del Estado una necesidad. Ahora nos aproximamos a paso de gigante a un grado de desarrollo de la producción en que, no sólo ha dejado de ser una necesidad la existencia de clases, sino que ha llegado a ser un obstáculo positivo para la producción. Las clases desaparecerán tan fatalmente como surgieron. La sociedad, que organizará de nuevo la producción sobre las bases de una asociación libre e igualitaria de los productores transportará toda la máquina del Estado allí donde, desde entonces, les corresponde su puesto: al museo de antigüedades, junto al torno de hilar y junto al hacha de bronce.”19
El comunismo, según Marx, será la sociedad sin estado y, cuando se establezca, será el fin de la historia: no habrá luchas de clases porque no hay clases y, por tanto, no se darán cambios estructurales y relevantes en la sociedad.
En la actualidad, en la mayoría de sociedades la lucha de clases está suspendida o reducida a luchas en empresas y sectores concretos para lograr mejores condiciones laborales.
No
se da ningún proceso de revolución social propiamente dicho.
En cualquier caso, habría que preguntarse qué pasaría si se
diese. La patronal ejercería presión sobre los gobiernos y
las fuerzas del Estado para reprimir el proceso revolucionario,
usando el ejército si hiciese falta.
Frente a esto, se formaría una resistencia del movimiento revolucionario, pero cabe la posibilidad de que, en este frentismo, surjan actitudes y figuras autoritarias que, una vez tomado el poder, acaben corrompiéndose y que creen una dictadura burocrática. En la URSS y países del Este gobernaba la nomenklatura, una élite del PCUS acaparaba el poder, perseguía las opiniones divergentes y la gente no disponía de un espacio para participar en las cuestiones públicas: era una dictadura burocrática. Ésto podría volver a pasar.
Todavía está por ser descubierta la manera de construir una democracia participativa que tenga fuerza para llegar al poder y mantenerse en él, permitiendo que todas las personas puedan tomar parte en el ejercicio del poder.
Enlaces relacionados
-"La explotación laboral y el socialismo de mercado según Roemer"
(análisis económico actual sobre explotación y socialismo real): https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2015/02/la-explotacion-segun-roemer.html
-"Cooperativismo, potencial alternativa": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2017/12/cooperativismo-potencial-alternativa.html
-"Un posible modelo de Estado marxista": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2018/03/un-posible-modelo-de-estado-marxista.html
-"Soviets, su abolición y burocratización de la URSS (perspectiva filosófica)": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2019/10/soviets-su-abolicion-y-burocratizacion.html
-"Justicia marxista e imaginación revolucionaria": https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2019/10/justicia-marxista-e-imaginacion.html
Bibliografia:
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-Roemer,
John E. (1995): Un
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Antoni Domenech. Barcelona: Editorial Crítica.
-Voslenski,
M. (1985): La
nomenklatura. Los privilegiados de la U.R.S.S. Barcelona:
Editorial Argos Vergara.
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