Tres tipos de ciudadanía
Juan José Angulo de la Calle
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En filosofía política, se han planteado tres tipos de ciudadanía, en función de su planteamiento acerca de la sociedad: la liberal, la comunitarista y la republicana.
Liberalismo
El punto de partida del liberalismo es que la sociedad es el conjunto de individuos. Por tanto, la libertad tiene que ver con el ejercicio de las libertades individuales, sin restricciones del Estado.
La libertad es negativa, es que no haya intermediaciones ni cortapisas a las acciones individuales de los ciudadanos, entendidos como sujetos aislados y separados por su propia personalidad. Los derechos que no deben ser vulnerados son derechos individuales, tales como el derecho a la propiedad privada de cada persona.
El liberalismo-libertario de autores como Nozik plantean que el Estado sea mínimo y cubra las gestiones que solamente pueden realizar las administraciones públicas, tales como dar lugar a un entramado jurídico que dé garantías de que se respeten los acuerdos y negocios privados.
El liberalismo filosófico procede de Locke. Él entendía que la soberanía no procedía de un poder divino, sino de un acuerdo o contrato social por el que los ciudadanos ceden algo de libertad y la delegan a los gobernantes a cambio de que ellos realicen lo más racional y el respeto a las libertades individuales. Desde el punta de vista lógico, el estado civil procede de un estado de naturaleza, en ella hay libertades y armonía, pero debe establecerse en estado civil porque nadie es buen juez de su propia causa y se requieren unas garantías jurídicas para proteger los acuerdos comerciales y se defienda el derecho a la propiedad privada, entendida como el medio que permite lograr el fruto del propio trabajo.
El liberalismo político tiene que ver con el liberalismo salvaje. El liberalismo salvaje fomenta que se abran cada vez más mercados a nivel global, eliminación de aranceles, reducción de las empresas estatales y privatización de los recursos naturales. Desde este planteamiento, el liberalismo político permite la privatización de empresas y servicios públicos, recortes en servicios sociales y reducción de impuestos a las grandes fortunas, para mayor beneficio de una minoría rica.
El liberalismo en su forma más "cristalizada" consistiría en plantear la sociedad compuesta por individuos atomizados y que no se relacionan entre sí, fomenta un individualismo exarcebado, en el que todo el mundo es reducido a sus intereses personales y al egoísmo, bajo el lema de: "sálvese quien pueda" (dado que se oponen a las formas de protección social que cuestan impuestos y reducen la propiedad privada, además de que se busca reducir los servicios sociales y su sustitución por servicios privados, tanto en Educación como en Sanidad).
Comunitarismo
El comunitarismo parte de que la base de la sociedad es la pertenencia a una comunidad que posee una identidad colectiva muy determinada. La cultura y las identidades son objetivas. La soberanía viene de la nación, un conjunto excluyente que reduce la identidad a un pueblo con una cultura e idiosincrasía ya determinadas. La cultura e identidad ya están preconfiguradas y se pueden describir de forma objetiva, poniéndoles características cerradas y determinadas fijas.
Los comunitaristas defienden los derechos sociales, en tanto son derechos del colectivo al que refieren como base de la sociedad (el pueblo, la nación, la patria...).
Los verdaderos socialdemócratas, los que no son liberales, defienden una serie de derechos colectivos y servicios sociales con garantías, frente a las ingerencias de la iniciativa privada (que pretende privatizar y liberalizar todas las riquezas). Fomentan una fuerte Educación pública en todas sus ramas (hasta la universitaria), la sanidad pública de calidad, la defensa de mejores condiciones y derechos para los trabajadores, así como ayudas sociales para los individuos en riesgo de exclusión social (llegando a plantear la renta básica o renta vital mínima, en la que con el dinero público se rescata a personas en situación de pobreza extrema).
Republicanismo
Platón escribió La república, un diálogo acerca de
los asuntos públicos, en los que los ciudadanos deben participar, de
forma que se genere una comunidad alejada de la injusticia y la
corrupción. Aristóteles defiende una república, una forma de gobierno
entre la democracia y la aristocracia, en la que la participación de los
ciudadanos es fundamental y en el que la base de la sociedad serían las
clases medias, porque son moderadas moderadas y porque pueden hacer de
puente entre ricos y pobres, logrando el equilibrio social. Kant, por
su parte, presenta como la máxima excelencia una república mundial que
dé garantías jurídicas y penales para lograr una paz perpetua; en un
sistema de separación de poderes, aunque todos los pueda cubrir una
misma persona (un rey).
El republicanismo filosófico se refiere al origen etimológico de la palabra "república", se refiere a la res publica, lo referente a los asuntos públicos y la implicación de los individuos en la misma. El republicanismo filosófico considera que la base de la sociedad es un tipo de individuo muy determinado: el ciudadano.
La ciudadanía supone una serie de derechos, libertades, deberes y prerrogativas políticas. El ciudadano paga impuestos, pero goza de derechos individuales y colectivos, así como es una entidad política que tiene una serie de poderes (tales como votar).
La base es la ciudadanía. Se será más ciudadano en función de su implicación político. Un ciudadano lo será más si participa del debate público, vota y realiza actividades políticas tales como formar parte en protestas, huelgas y expresión públicas de las ideas. Una mayor posibilidad de participación reforzaría la democracia.
La cultura no es objetiva, sino que es el producto de la participación de los ciudadanos. Con sus aportes personales, cada ciudadano puede participar en el enriquecimiento de los conceptos e ideas artísticas, conformando cada vez una cultura que cambia y se enriquece de las acciones culturales de cada ciudadano.
Bibliografía:
-Aristóteles (2000): Política. Madrid: Editorial Espasa Calpe.
-Arteta, A.; García, E.; y Maíz, R. (eds.) (2003): Teoría política: poder, moral, democracia. Madrid: Alianza Editorial.
-Dahl, R. A. (1993): La democracia y sus críticos. Barcelona: Editorial Paidós.
-Hobbes, T. (2000): Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
-Locke, J. (2002): Segundo tratado sobre el gobierno civil. Madrid: Alianza Editorial.
-Manin, B. (1998): Los principios del gobierno representativo. Madrid: Alianza Editorial.
-Platón (1994): La república. Barcelona: Fontana.

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