Blade runners, replicantes y Levinas
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/48/Chevron_El_Segundo_refinery%2C_2007.jpg |
Levinas
Emmanuel Levinas fue un filósofo que defendió que la filosofía primera no era la teoría del ser, sino la ética. Según el autor, es más fundamental y básica la ética porque antes de tener conciencia acerca del ser, nos damos cuenta de que existen otros seres. Por tanto, la ética precede a la ontología, el deber precede a la esencia.
En la ética, en el trato con los demás nos damos cuenta de que existen otros seres y, a partir de ahí, nuestra conciencia va teniendo presente el ser a partir de los seres.
La ética de Lévinas está muy influída por su judeaísmo: en ella están introducidos el amor al prójimo y el perdón. Sin embargo, lo más fundamental de la ética de Lévinas es la empatía.
A partir de ponernos en lugar del otro, la capacidad para identificarnos con los demás, vamos tomando consciencia de las otras personas son como uno mismo y que deben ser tratadas de la misma manera que uno espera ser tratado. A partir de ahí, la conciencia ética se forma y se forma en los valores de la compasión, la comprensión, el amor al prójimo y el perdón.
Ética de la empatía de Levinas
y Blade runner
Karel Čapek, en su obra de teatro Robots Universales Rossum, introduce por primera vez el término robot, que viene a significar "siervo". En esta obra, se fabrican hombres artificiales que debían realizar las labores más mecánicas de la forma más eficiente, pero todo cambia cuando una mujer llega a la fábrica y suplica que se les dote de alma a los pobres robots. Como consecuencia de ello, los robots se acaban rebelando contra los seres humanos, al ser capaz de tener conciencia y darse cuenta de que los seres humanos no son tan eficientes en la producción y que, en favor de la misma, lo más óptimo sería su aniquilación y sustitución de ellos por robots.
En esta obra comienza el gran temor a la rebelión de las máquinas, que solamente podría ser paliada por parte de la ciencia-ficción a través de las tres leyes de la robótica que plantea el escritor Isaac Asimov en su libro: Yo, robot (ellas suponen una programación que hace que los autómatas sean fieles y serviles a los seres humanos, sin que quepa la posibilidad de peligro).
Sin embargo, el miedo a la posible amenaza de los robots quedó todavía en la ciencia-ficción. La película Blade runner está libremente inspirada en el libro de P. H. Dick: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? En esta novela se presenta un futuro en el que una guerra mundial y la contaminación han perjudicado la calidad de vida y moral de las personas.
Para paliar a ambas, las personas se conectan a una realidad virtual en la que aparece una suerte de profeta que predica la empatía, como si fuese una suerte de religioso de la moral de Levinas. El supuesto Wilbur Mercer defiende que se vive en una sociedad de kippel [kipple] o suciedad y que por medio de la limpieza se reduce el kippel, pero ello no lo elimina.
Como si de la mancha del karma se tratara, el mercerismo aboga por medios de purificación y defiende, al igual que el credo hinduísta, que la redención no procede por completo de ellos, sino que exige expiaciones mayores y diferentes. Al igual que en la respuesta budista a la mancha del karma, Wilbur Mercer defiende que es la compasión la que ennoblece al ser humano y lo redime de su suciedad física y moral.
De esta manera, en esta sociedad futurista se hace muy necesario poseer un animal, aunque sea uno electrónico porque aunque la mascota no reconozca a la persona, la persona puede identificarse con el robot y empatizar con él, logrando desarrollar una sensibilidad que otorga a la persona cierta nobleza y dignidad que le permite sentirse mejor en un mundo cada vez más podrido.
Los replicantes humanos de las colonias son fácilmente identificables precisamente porque carecen de empatía. Se les puede someter a un test de empatía de Voight-Kampff y pueden ser localizables e identificables por su falta de empatía.
Estos androides con funciones en las colonias son perseguidos por romper el orden social, por su rebelión y por sus efectos de ruptura con el mercerismo. Para atraparlos, se contratan mercenarios que deben eliminarlos cuanto antes porque un contacto largo con ellos supone un peligro: el blade runner [cazarecompensas] puede empatizar con el replicante y el androide, que no le corresponde, puede aprovechar que baja la guardia para matarlo.
En la película Blade runner, no aparece el mercerismo, pero queda el test de empatía que le hacen a los replicantes para localizarlos. De manera indirecta, se hace mención a la empatía, pero sin presentar una sociedad cuya moral se asiente sobre la capacidad de ponerse en lugar de otro ser y la compasión.
Curiosamente, el final de la película difiere notablemente con el libro en el sentido de que en la película se refiere que el replicante Nexus-6 adquiere cierta compasión y salva la vida del blade runner que le persigue, precisamente por su condición de replicante de corta duración [casi obsolescencia programada]: por ser consciente de la brevedad de su vida y valorar en su finitud efímera, llega a valorar toda vida y le conduce a perdonar la vida de la persona que, paradógicamente, pretendía arrebatarle la suya.
El replicante mostró una conmiseración y una humanidad mayor que la de su perseguidor, lo que nos lleva a plantearnos hasta qué punto puede llegar a poder ser considerado como un ser humano más con todo derecho y reconocimiento, debida cuenta a su final acto de compasión, comprensión y evaluación de la vida.
La película tiene una orientación que difiere completamente al mensaje del libro, pero da una vuelta de tuerca y conduce a que nos replanteemos hasta donde puede llegar lo que entendemos por humanidad y si podría ser atribuido a futuras máquinas de Türing que puedan demostrar un grado superlativo de inteligencia emocional. Ella no solamente haría dudar a cualquier homo sapiens sapiens si un conocido sea un mero replicante (como pudiera ser en el libro), sino que cabría la posibilidad de que dude si considerar a los replicantes como seres humanos de pleno derecho.
Esta duda se maximiza en su secuela, Blade runner 2049. En ella, se plantea que los
replicantes pueden llegar a reproducirse, haciendo que la línea entre
androides y seres humanos se difumine todavía más.
Su protagonista es un supuesto replicante de nuevo modelo que caza a androides de viejo modelo que deben ser retirados de circulación, oficio sucío en tanto que elimina casi a sus semejantes y que se hace insostenible cuando tiene dudas sobre su identidad y su verdadera existencia. Todo quedará en cuestión cuando en medio de la confusión de sus velados recuerdos, lleve a una investigación que le hará saber más de sí mismo y, en el encuentro con el antiguo blade runner Rick Deckard, sepa que un replicante de viejo modelo pudo reproducirse.
De forma paralela, la película animada de 1995 Ghost in the shell nos presenta un planteamiento similar: un hacker que transfirió su mente a un androide exige ciertos derechos como ser vivo, dada su capacidad de reproducirse. De igual manera, en la secuela de la saga Blade runner se deja entender que la línea divisoria entre el ser humano y la inteligencia artificial puede difuminarse, dado que el desarrollo robótico logró que las semejanzas entre los robots y lo seres humanos sean inmensas.
Bibliografía y webgrafía:
-Asimov, I. (2004): Yo, robot. Barcelona: Edhasa.
-Dick, P. H. (2012): Blade runner: ¿sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Barcelona: Minotauro.
-El cine que llevamos dentro (2017): Blade Runner 2049 e Incendies de Denis Villeneuve con Lubna Azabal, Mélissa Désormeaux Poulin, Ma. Subido el 24 de marzo de 2017: https://www.youtube.com/watch?v=Vxsf7pcqsFo
-El cine que llevamos dentro (2017): 7 curiosidades de Ridley Scott. Subido el 13 de octubre de 2017: https://www.youtube.com/watch?v=PrA5C1F4bxM
iruzkinik ez:
Argitaratu iruzkina