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Antropología filosófica

 Antropología filosófica


Juan José Angulo de la Calle

 

 

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/af/Scheler_max.jpg
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La antropología filosófica es la reflexión general que trata de definir el concepto de humanidad. Procura explicar en qué consiste ser humano, cuál es la cualidad denominada humanidad y qué papel ocupa el ser humano en el mundo.


Hasta la época contemporánea no había existido la antropología filosófica como rama de la filosofía independiente y separada. Había formado parte de cuestiones filosóficas que la abarcaban (teoría del ser, ética...).


Scheler indica que no sabemos bien lo que somos, pero indica que, al menos, somos conscientes de esta carencia. Según Scheler, ha habido muchas “imágenes” o concepciones de la humanidad, pero eran soluciones dentro de una filosofía más global (con todo su entramado ético, gnoseológico...). En su época no había una filosofía específica del ser humano.


Max Scheler hizo una clasificación de las visiones del ser humano. Presenta cinco modelos de ser humano planteados por la cultura occidental:


1) Homo religiosus. Su origen proviene de la Biblia. El ser humano fue creado por Dios, proviene de dos progenitores que estaban en beatitud y cayeron. Ser humano significa estar en una condición de decadencia, sometido a la insatisfacción, la angustia y la culpa; pero también implica estar en un estado en el que se busca la felicidad perdida.


2) Homo sapiens. Derivado de la cultura griega. Hay una clara distinción entre ser humano y el animal: el ser humano es superior al resto de animales porque tiene racionalidad. Hay una chispa del entender divino, esta chispa tiene afinidad con el orden del mundo (el cosmos o racionalidad universal), esta chispa se adquiere sin necesidad de la experiencia sensorial y permanece inmutable e invariable en el devenir histórico. Lo defienden: Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, Kant y Hegel.


3) Homo faber. Es un modelo que apareció durante la revolución industrial. Se ve al ser humano como un animal desarrollado, detentador de grandes instrumentos (sobre todo el lenguaje) con los que hace su vida y a sí mismo. Es una diferencia cuantitativa, se considera que los animales tienen cierto conocimiento y de técnica que transforma el entorno; pero se entiende que el ser humano es un animal cuyas capacidades tienen mayor complejidad, la diferencia es cuantitativa. El ser humano usa símbolos, se sirve de herramientas y es animal cerebral. Lo defienden: Demócrito, Epicuro, Bacon, Hume, Comte, Mill, Spencer, Lamarq, Darwin, Feuerbach, Marx, Schopenhauer, Nietzsche y Freud.


4) Homo traditor. La confianza en el progreso del ser humano se sustituye por una visión de decadencia humana insoluble . El ser humano es interpretado como el traidor de la vida, dado que acrecienta su auto-conciencia de forma excesiva. El ser humano es enfermizo, su Logos va por encima de la evolución cerebral: gasta mucha energía en el cerebro, en vez de redistribuirla en el resto del organismo. Las creaciones humanas no evitarán la extinción: la civilización destruirá al ser humano. La única forma de salvarse el limitar el papel de la conciencia y volver al impulso. Dicha visión se encuentra en Leesing, Boole, Schopenhauer, Nietzsche, Bergson y los psicoanalistas.


5) Homo creator. Esta visión exalta al ser humano y su capacidad creativa. Scheler lo identifica con el ser humano, que construye sus propios valores (su manera de vivir) y se hace dueño de sí mismo. Subraya la responsabilidad del ser humano, que es dueño de su vida y su destino. En la creatividad el ser humano tiene libertad para proyectar su futuro. Es la filosofía de Nietzsche.


A partir del siglo XX se da una respuesta explícita sobre lo humano de forma específica. En este siglo, se diversifican las ciencias y se cimentan. Muchas ciencias tratan de aspectos concretos del ser humano (sociología, psicología, economía...), pero no dotan de una visión de conjunto. La antropología filosófica busca una “imagen” global del ser humano, una que dé cuenta de qué es el ser humano y cuál es su papel en el mundo.


Los descubrimientos científicos y cuestionamientos filosóficos (Copérnico, Darwin, Freud, Marx, Nietzsche...) rebajan la “visión” del ser humano. La Primera Guerra Mundial hace que se dude de la idea del progreso tecnológico, científico y civilizador. A partir de ella, las personas, sin referentes consolidados, se pregunta por la existencia. La primera dirección que se toma es a través de la fenomenología y el existencialismo, preguntándose por la conciencia y por el existir humano. La segunda dirección es la antropología filosófica que hace una comparación entre el ser humano y los otros seres vivos.


Max Scheler concluye que la especificidad del ser humano es su capacidad de decir: “no”; puede negar o sobreponerse a los “instintos” y trasciende la realidad dada. Llama a esta esencia: espíritu. De alguna manera, es dualista y considera que al ser humano le ha tocado en suerte una “chispa divina”, una capacidad de dirigir su propia vida y eso le hace capaz de decir “no” y cambiar el entorno.


Plessner, por su parte, considera que el ser humano es una unidad psicofísica en el mundo de la vida. Según él, el rasgo característico de la persona es romper con el instinto, superar las pulsiones. El ser humano es excéntrico, carece de centro ordenador que determine su vida. El ser humano no es cuerpo, tiene cuerpo. Ser cuerpo es vivir sin más (como los animales) y tener cuerpo es tener conciencia del cuerpo (usarlo y no ser usado). La persona no vive mediado por lo dado, sino por su propia cultura (que ella crea). Para sobrevivir construye la cultura.


Gehlen, en cambio, considera al ser humano un indigente. Es un ser con limitadas capacidades físicas para adaptarse al medio (carece de garras, zarpas, habilidades especiales...). En principio es una desventaja, pero al final es una ventaja porque dicha situación le obliga a socializarse. Al no tener órganos especializados y precisos para un entorno determinado, no está adaptado un medio específico y tiene que actuar en grupo para procurar adaptarse. Esto es, sobrevive porque se construye su propio entorno: es capaz de crear un medio ambiente sociocultural (sociedades aunadas por una cultura que crea identidad de grupo). El ser humano es cultural por naturaleza y en función de esa cultura transforma el entorno para que se adapte a él y no al revés. Supera sus deficiencias con la técnica y el saber. Se adapta a todos los medios gracias a la información y al conocimiento.


Después de Gehlen, se forjan otras versiones del ser humano hasta que Foucault cuestiona la posibilidad de cimentar un concepto del ser humano. Él señala que el ser humano ha muerto, al igual que Nietzsche proclamó la muerte de Dios. Entiende que las disciplinas de su época (la lingüística de Saussure, el psicoanálisis de Lacan y la etnología de Levi-Strauss) muestran que existe un inconsciente que difumina al sujeto constituyente (de la era moderna), restándole control y entidad. El “ser humano” de la era moderna, según Foucault, deja paso a un inconsciente anónimo e impersonal.


Además, el tratado del ser o la metafísica, sobre la que podrían fundarse las versiones del concepto de humanidad, va cada vez perdiendo cada vez más validez tras las críticas de Kant (la considera pura formalidad del pensamiento y fuera del conocimiento), Wittgenstein (queda fuera del lenguaje referencial y del conocimiento), positivistas y otros autores. Los tratados acerca del ser, y también acerca del específico ser de la humanidad, solamente pueden ser interpretados como definiciones que pueden ser dichas, designadas pero indemostrables. Cada definición no puede ser comparada con las demás para ver su validez, se quedan en exposiciones coherentes que no pueden ser demostradas por carecer de medios que las especifiquen y se puedan contrastar, solamente pueden ser mostradas.


A pesar de todo, forma parte de un uso determinado del lenguaje (o un juego del lenguaje) que puede ser tratado y pensado, tal vez con una reflexión y abstracción de los asertos de la ciencia. Todavía puede ser pensada esta cuestión y en la actualidad hay debates acerca de factores observables en el ser humano como la formación de identidad, la posesión de valores o la capacidad intelectiva.



Bibliografía:


-Arana, J. R. (2005): Balada de la filosofía y de la ciencia. Barakaldo: Ediciones de Librería San Antonio


-Gehlen, A. (2000): El hombre, su naturaleza y su lugar en el mundo. Salamanca: Editorial Sígueme.


-Foucault, M. (1997): Las palabras y las cosas. Madrid: Siglo XXI.


-Navarro Cordón, J. M. & Calvo Martínez, T. (1982): Historia de la filosofía. Valencia: Ediciones Anaya.


-Plessner, H. (2005): Die Stufen des Organischen und der Mensch. Einleitung in die philosophische Anthropologie. Berlín: Walter de Gruyter.


-Scheler, M. (1990): El puesto del hombre en el cosmos. Madrid: Librería del jurista.

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