Ciencia y filosofía
Juan José Angulo de la Calle
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Los filósofos europeos han sido intelectuales, estudiosos y, por tanto, conocedores de los desarrollos en ciencia. Hasta tal punto, que se vieron poderosamente influenciados por las teorías científicas de su época.
La teoría de las Ideas de Platón pudiera resultar no intuitiva. Platón considera que los seres en el mundo material cambian, pero disponen de unas características comunes en una especie y sus miembros, aunque se corrompan, las transmiten a la siguiente generación (siempre hay algo que se repite, como si fuera el ADN o la composición química).
Platón considera que las regularidades y arquetipos modélicos no pueden proceder de un mundo cambiante, así que deduce que tienen que proceder necesariamente de un mundo sin cambios: un mundo de las Ideas o Formas.
Este mundo se conoce por la abstracción, la racionalidad y la dialéctica que pasa de la sensibilidad, a las formas matemáticas de los seres y a las Formas ideales finales.
Platón estudió con los pitagóricos, que consideraban la realidad como numérica (dado que todo puede ser medido y la matemática, por tanto, debe dar cuenta de algo real del mundo: algo que consideraban lo más fundamental). Platón no podía llegar a otras conclusiones que las que extrajo porque la ciencia del momento, lo más riguroso, era la matemática. Ello llevó a que tuviera una concepción cercana a la abstracción y racionalidad de la matemática.
Aristóteles, en cambio, era hijo de un médico. La medicina de la época emitía diagnosis por observaciones. Entonces, él pudo consignar que el conocimiento puede venir de la experiencia. A partir de ahí, determinó que las regularidades del mundo se pueden captar por la observación, en tanto que hay signos claros en la parte externa de los seres de cada especie.
En esta línea, negó que el saber viniera solamente de la abstracción, dado que ella es demasidado ideal y nos aleja de la realidad. Negó el mundo de las Ideas porque era indemostrable y demasiado formal para ser real. Determinó que las regularidades que se observan en el mundo no necesitan proceder de fuera del mundo porque ya estaban en él.
Todo estaría formado de Formas, que estarían dentro de las cosas mismas: serían las Esencias en las que se reflejara la auténtica naturaleza de las cosas (todo se mueve, pero se mueve a una forma final y dicha última fase tendrá que ser la apoteosis del proceso de desarrollo y, por tanto, la naturaleza plena).
En la modernidad, el descubrimiento de la pólvora en Europa llevó a un desarrollo de la balística y el cálculo de parábolas matemáticas. Estos descubrimientos se aplicaron a la astronomía y ello condujo a una revalorización del pitagorismo. Ello llevo a los primeros pasos de la ciencia moderna, con la hipótesis heliocéntrica de Copérnico, la astronomía de Kepler y la ciencia hipotética-deductiva y matemática de Galileo.
La razón se revaloró, se vieron las grandes capacidades de la mente humana [sobre todo, tras la recuperación de textos clásicos grecorromanos acerca de temas mundanos y humanos]. Todo se medía en función del criterio humano y sus capacidades propias.
El ser humano se volvió la medida de todas las cosas. Ello condujo al humanismo renacentista. Por él, Pico Della Mirandola defiende que el ser humano es con gran dignidad porque por su libre arbitrio y capacidades puede cumplir las virtudes más nobles.
Más adelante, se desarrolla el álgebra: una parte de la matemática que descubre incógnitas. El matemático Descartes defiende un método basado en una duda metódica que permita refutar lo que no es admisible y así poder llegar a lo más certero.
Newton plantea que el espacio y el tiempo son parámetros absolutos [siglos después, Einstein probará que son relativos]. Kant conocía la obra de Newton e, influído por él, postuló que los puntos de partida del saber son las nociones de espacio y tiempo (porque son las que permiten ubicar los fenómenos primeros que aparecen al entendimiento del sujeto).
En Así habló Zaratustra, Nietzsche señala que el ser humano es ridículo frente al superhombre [übermensch] de la misma forma que el simio lo es para el ser humano. El concepto del superhombre de Nietzsche se basó en la teoría de la evolución de Darwin.
Por otro lado, por sus escritos póstumos se sabe que Nietzsche estuvo pendiente de los nuevos descubrimientos en la teoría de la termodinámica, por la que la materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma. En esta realidad así descrita, queda plausible su postulación acerca del eterno retorno (el que la vida tal como la estamos viviendo se repetirá una e innumerables veces, en supuestos ciclos del desarrollo del universo).
Karl Marx, por su parte, estudió los textos de economía política de Adam Smith y David Ricardo. Partiendo de una crítica a la economía política del momento, escribió: El capital, texto fundamental de su materialismo histórico.
Entre otros autores, los descritos son aquellos en los que más claramente se ve el influjo de la ciencia respecto a la filosofía europea. Hay más, pero queda claro que en los círculos académicos ha sido muy importante la aportación científica; tanto que han condicionado bastante los límites del pensamiento (de manera que se haya evitado acercarse a lo absurdo, refutado o poco riguroso desde el punto de vista de la ciencia).
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Barcelona: Edicomunicación.
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