2022(e)ko maiatzaren 23(a), astelehena

Los eleatas y el cambio

 

 

Los eleatas y el cambio

 

Juan José Angulo de la Calle

 

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/ed/Parmenides.jpg
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El cosmos sería un enorme orbe cósmico según Parménides. En un poema trata sobre esta cuestión. En él relata que su carruaje le llevó hasta la presencia de la diosa de la Sabiduría: Atenea. Ella decía que las cosas son de una manera determinada o no son; pero nunca pueden ser y no ser a la vez: no puede haber cambio aunque sea a nivel del conjunto del cosmos. 

 

Según este planteamiento, si se viera la totalidad del universo, solamente se vería una esfera, símbolo matemático de la perfección (una representación de la de la incipiente ciencia matemática tálica, arquimédica, pitagórica y euclidea).


El filósofo Parménides defiende que nada cambia, que si se viese el ser entero en su conjunto se vería que no hay modificaciones globales y esenciales porque el cosmos debe ser ordenado o tendría que desaparecer, indica que las cosas son o no son, pero nunca las dos cosas a la vez. En el cosmos o se es o no se es, no hay tercera opción y no puede haber, por tanto, ningún intermedio.

 

Los discípulos de Parménides, sobre todo Zenón de Elea, trataron de defender la posición de su maestro por medio de paradojas lógicas que “mostraban” que el movimiento no existe. El veloz Aquiles, de pies alados, no podía alcanzar a la tortuga que iba infinitamente lento, dado que ninguna velocidad puede llegar a lo infinitesimal. 

 

Todo estaría quieto.  Solamente que a cada momento cada objeto estaría en una posición diferente.  Cada instante sería como el fotograma de una película antigua, en la que está todo detenido en una posición y solamente la sucesión de imágenes quietas dan una impresión subjetiva de movimiento  


Zenón señala que no hay movimiento, sino que hay cosas quietas en una posición y que en cada momento está en una distinta, como si fueran cuadros casi idénticos que sucedieran unos a otros. Defendería que el arco no alcanza ningún blanco porque, para llegar a él, tendría que llegar a la mitad del camino, para llegar hasta la mitad debería ir a la mitad de la mitad y así hasta el infinito...

 

 

Bibliografía:


-Arana, J. R. (2005): Balada de la filosofía y de la ciencia.  Barakaldo: Ediciones de Librería San Antonio.


-Diógenes Laercio (2007)Vidas de los Filósofos Ilustres.  Madrid: Alianza Editorial.

 

-Heráclito, Parmenides et Empédocles  (1995): Textos presocráticos.  Barcelona: Edicomunicación.

 

-Russell, B.  (2009): Historia de la Filosofía.   

Madrid: RBA.

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