2022(e)ko maiatzaren 17(a), asteartea

Cinismo, la Escuela del Perro

 

 Cinismo, la Escuela del Perro


Juan José Angulo de la Calle

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%B3genes_de_Sinope#/media/Archivo:Diogenes_looking_for_a_man_-_attributed_to_JHW_Tischbein.jpg

 

 

Antístenes fue discípulo de Sócrates. Sócrates denunciaba la usura y el lujo, tomándolo como innecesario.  Un día se acercó al mercado y dijo: "cuántas cosas que no deseo".  Además, Sócrates hacía uso de la ironía para criticar los defectos, la ignorancia y las contradicciones de los prejuicios.


En el caso de Antístenes, tomó la crítica al lujo y decidió vivir con austeridad, prácticamente con lo puesto.  Defendía que había que vivir como un perro.  Un día invitaron a Antístenes a una fiesta.  Le acomodaron en el suelo y le tiraban sobras, en tanto que era lo que se hacía con los perros.  Antístenes lo aceptó, pero se levantó al final y orinó en la pared levantando una pierna. Si le trataban como a un perro, él se comportaría como tal.

 

El principal precepto del cinismo era que el ser humano debe vivir conforme a la naturaleza libre humana: el ser humano debe vivir con lo justo para subsistir porque buscar algo más conduce a no ser libre del todo y tener que ser servil para conseguir dinero de otros.

 

Su discípulo, Diógenes de Sínope, un día cruzó Atenas con una linterna en pleno día. Exclamaba que buscaba: "un ser humano".  Cuando se le acercaban hombres, él decía: "busco personas, no escoria".  La ironía socrática pasó a ser sarcasmo mordaz en Antístenes y Diógenes.

 

La fama de Diógenes llegó hasta Alejandro Magno. El rey de Macedonia aprovechó una misión oficial en Atenas para visitar al filósofo cínico. El Magno lo encontró en la tinaja en la que vivía y le dijo tanto con solemnidad como con orgullo:


- Yo soy Alejandro, rey de Macedonia.


- Yo soy Diógenes, el perro – repuso el filósofo cínico, como réplica.


Alejandro debió de sentirse atónito, tanto por ver la compostura del sabio frente a su majestuosidad, como al contemplar su ejemplar humildad. Cuando se repuso, le dijo:


- Te admiro. Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.


-Pues apártate - le pidió Diógenes –, que me quitas el sol.


El Magno se fue lleno de un evidente gozo de asombro [thauma, la emoción que su antiguo maestro concebía como la base del saber y de la naturaleza curiosa de la humanidad]. No pudo menos que exclamar:


- Si no fuese Alejandro Magno, querría ser Diógenes.

 

Discípulos de Diógenes fueron Hiparquia y Crates.  Crates fue maestro de Zenón, que fundaría la escuela estoica. Zenón también defendió que había que vivir conforme a la naturaleza; y cuando arguyó que la realidad es racional, porque todo tiene una causa y explicación, defendió que había que vivir conforme a la racionalidad, aceptar la realidad toda en tanto racional y asumir todo lo que pasa en la vida, en tanto que se entiende por la razón que tiene que pasar necesariamente. 


Bibliografía:


-Diógenes Laercio (2007)Vidas de los Filósofos Ilustres.  Madrid: Alianza Editorial.


-Schlanger, J. (2000): Sobre la vida buena. Madrid: Editorial Síntesis.

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