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Leyendas de Grecia y Roma

 

Leyendas de Grecia y Roma

Cultura grecorromana y fan-art 

(My Little Pony, 

The Grim Adventures of Billy & Mandy, 

Asterix)

 

Juan José Angulo de la Calle

 

 

Leyendas de Grecia y Roma

 


 

 

 

Caos y cosmos


En la antigüedad, los griegos tenían una serie de mitos sobre sus dioses que trataban de explicar el origen del mundo y de la sociedad. Son leyendas de dioses, reyes y héroes. Son leyendas: son cuentos. Son fantasía.


Decían que, al comienzo, todo era el Caos. Pero como era desordenado y desorganizado, no pudo evitar que tendiera a unas formas de orden. Del Caos surgieron las fuerzas primordiales: la Noche (Nix), la Oscuridad (Érebo), el Sol (Helios), la Luna (Selene), el Amor (Eros o Cupido) y la Tierra (Gea).


La Tierra lloró porque no podía tener hijos. Su lágrima cayó a su cuerpo, la tierra; y de ella brotó el Cielo, Urano. La Tierra se casó con Urano y tuvieron hijos, los titanes. Pero los titanes eran horribles y terribles, así que Urano los metió en la Tierra. Hasta que su hijo Cronos se rebeló y le quitó el trono del cielo.

 

 

 

 


Saturno devora a sus hijos


Cronos encerró a Urano dentro del Tártaro. Urano le dijo que, lo mismo que él se había rebelado, los hijos de Cronos también podrían rebelarse. Por eso, Cronos fue devorando enteros a sus hijos.


Pero su esposa Rea esconde a su último hijo: Zeus, que acabará rebelándose contra su padre.


Cronos o Saturno es el dios del tiempo humano. El mito de Cronos devorando a sus hijos simboliza que el tiempo lo consume todo.

 

 

 

 

  


Justicia de Zeus


Zeus crece y se casa con Metis, la diosa de la astucia. Metis prepara una pócima para Cronos. Zeus se la da a su padre Cronos con engaños. La bebe y vomita a todos sus hijos.


Los hijos de Cronos luchan juntos, pero Cronos se defiende pidiendo ayuda a sus hermanos, los titanes. Zeus y sus hermanos se unen a los cíclopes, que les dan armas fabricadas por ellos: el rayo de Zeus, el tridente de Poseidón (Neptuno) y el casco de invisivilidad de Hades.


Los hermanos toman el poder y se reparten el mundo. Zeus gobierna todo desde el cielo. A los animales les dio la ley del más fuerte y a los humanos les dio el orden de la justicia, garantizada con la vergüenza que esparció Zeus.

 

 

 

 

 


El orbe celeste


Los antiguos griegos creían que los dioses estaban en los cielos (sobre todo, entre las estrellas). Al final, en el cielo hay elementos importantes: la estrella Polar que marca el norte, las constelaciones que demarcan las estaciones y la luna que anuncia cada nuevo mes.


Los griegos veían en las constelaciones a sus héroes, monstruos y animales fantásticos. Imitaron la astronomía de los babilonios y egipcios.


Como los planetas parecían moverse con vida propia, creyeron que los cuerpos celestes errantes o planetas eran los dioses. Los romanos imitaron a los griegos y, por eso, los planetas tienen el nombre de los dioses romanos.

 

 

 

 

 

 


Ares y Afrodita


Ares era el dios de la brutalidad en la guerra. Se enamoró de Afrodita. Afrodita era la diosa del amor y de la belleza. Fueron amantes.


Este mito simboliza la creencia de que solamente el amor puede vencer a la guerra.

 

 

 

 

 

 


Las amazonas


Según las leyendas griegas, las amazonas eran unas mujeres guerreras. Sobre todo, luchaban con arco y flecha. Wonder Woman es una amazona.


Es posible que los griegos se vieran influidos por rumores acerca de las tracias. En Tracia, había mujeres guerreras con tatuajes. También hubo reinas que gobernaron en Tracia.


En Grecia, a las hijas de los soldados espartanos se las entrenaba porque se creía que de mujeres fuertes, nacerían hombres fuertes. Eran las mujeres más independientes, fuertes y hermosas de Grecia. Helena de Troya nació en Esparta y se dice que era la mujer más bella de la historia.

 

 

 

 

 

 

 


 

Pandora y las mujeres


Según las leyendas griegas, Pandora fue la primera mujer. Zeus la comprometió con Epitemeo y puso como regalo de bodas una tinaja que no debía abrirse.


Epitemeo, el idiota, abrió la tinaja y de ella salieron pestes. Los griegos culparon a Pandora de traer todos los males.


Por este mito, los griegos acusaron a las mujeres de todos los males. Aparte de esclavistas y xenófobos, los griegos eran muy machistas. Si podían, tenían encerradas a las mujeres en una sala (el gineceo). Pero hubo mujeres campesinas y artesanas que tenían que salir de su casa para trabajar. Y trabajaban más que los hombres.

 

 

 

 

 

 

 


 

 

Unicornio


Los griegos oyeron que en África había un animal que era como un caballo con un cuerno.


Empezaron a contar rumores de que el unicornio era un animal tan puro que solamente se acercaba a jovencitas inocentes.


Al final, los griegos fueron a África y se dieron cuenta de que el animal de los rumores era el rinoceronte.

 

 

 

 


 

Edipo y la Esfinge


El príncipe adoptivo de Corinto, Edipo, viajó por toda Grecia. En las puertas de Tebas, se encontró con la terrible Esfinge.


Ella le ordenó que acertara su adivinanza. Si no lo hacía, le devoraría. Le preguntó: “¿Qué va primero a cuatro patas; luego, a dos patas; y, al final, a tres patas?”


Edipo acertó y la Esfinge se sintió tan avergonzada que se fue de Tebas. Por derrotar a la Esfinge, los tebanos nombraron rey de Tebas a Edipo.

 

 

 

 

 

 

Perseo y Medusa


Cuenta la leyenda que, en la Grecia arcaica, había un monstruo tan horrible que te quedabas de piedra si lo veías. Literalmente.


El héroe Perseo fue con un escudo tan pulido que era como un espejo. Lo puso delante de Medusa. Ella se vio a sí misma y se volvió de piedra.


Entonces, Perseo le cortó la cabeza. Del cuello del monstruo, en vez de sangre, brotó un caballo con alas: Pegaso.

 

 

 

 


 


Teseo y Minotauro


El palacio de Knossos de Creta tenía muchas salas. Los griegos empezaron a decir que en Creta había un laberinto con un monstruo: Minotauro.


Creta ganó una guerra a Atenas, así que le exigió tributos: sacrificios humanos para Minotauro. Un año, Atenas entregó al príncipe Teseo para ser encerrado en el laberinto del Minotauro.


La princesa de Creta, Ariadna, se enamoró de Teseo. Le dio una espada y un hilo. Teseo se dejó agarrar por el Minotauro y luego le clavó la espada. Y, al tirar del hilo de Ariadna, volvió a la entrada del laberinto. Fue recogiendo el hilo hasta el otro extremo, que era agarrado por Ariadna en la entrada.

 

 

 

 

 

 


Belerofón y Pegaso


La quimera era un monstruo terrible, que expulsaba fuego y provocaba incendios. El héroe Belerofón tenía que vencerla, pero no podía acercarse por el fuego que expulsaba el monstruo.


Para evitar sus llamas, subió al caballo alado Pegaso y sobrevoló por encima de la quimera. Como podía volar, dio toda una vuelta en círculo en el cielo. Mareó a la quimera y le pudo tirar su lanza. Así venció al monstruo.

 

 

 

 


Las 12 pruebas de Hércules (Heracles)


Euristeo y Hércules eran primos. Los dos eran príncipes, pero Euristeo nació antes; y, por ello, le proclamaron rey de la tierra de la Argólida. Era el rey y Hércules debía obedecerle.


Euristeo tenía miedo de que Hércules pudiera tomar el trono por la fuerza; así que le ordenó realizar doce trabajos peligrosos, en los que podría morir. Pero Hércules era fuerte, valiente y astuto: superó las doce pruebas.


Los dioses le recompensaron por realizar las doce proezas. Le convirtieron en dios y subió al Olimpo, junto al resto de dioses.

 

 

 

 

 



 

Las olimpiadas


La leyenda cuenta que Hércules, antes de subir al cielo, inventó los juegos olímpicos. Planteó a los dioses una serie de pruebas para mostrar quién era el más rápido, el más fuerte y el más hábil. La mayoría de juegos fueron ganados por el dios Apolo.


Desde entonces, en la Grecia clásica se celebraron los juegos olímpicos. Se realizaban cerca de Olimpia, en la que había un templo de Zeus y un monte todo el año lleno de nubes (y por eso creían que los dioses se reunían sobre el Olimpo).


Se celebraban cada cuatro años. Participaban atletas de los pequeños reinos de la Hélade (Grecia). El premio era una corona de laurel, el símbolo de Apolo (el primer ganador de los juegos).

 

 

 

 

 


¡Música, maestro!


Las leyendas cuentan que el dios Hermes hizo una lira con la concha de una tortuga. La lira fue el primer instrumento. El dios Apolo se quedó con la lira de Hermes y se hizo el rey de las musas, diosas de la música. Según el mito, el primer músico mortal fue Orfeo, hijo de Apolo.


La mayoría de los antiguos griegos no sabía leer; así que la cultura y el saber se enseñaba en festivales musicales. 

 

La poetisa Safo cantaba sobre la belleza de Afrodita, diosa del amor. Homero recitó canciones sobre la guerra de Troya y la odisea del rey Ulises. Hesíodo hizo cantos sobre el origen de los dioses, y sobre las fechas de las cosechas.

 

 

 

 

 



Eris y el juicio de Paris

 

Gea, la Tierra, se quejó a Zeus de que había demasiados mortales que la esquilmaban con sus cultivos y no se mostraban respetuosas. Zeus preparó un plan para diezmar a la humanidad por medio de una guerra que enfrentase a Europa contra Asia. Organizó la boda del héroe Peleo y la diosa marina Tetis. Invitó a todos los dioses menos a Eris, la diosa de la Discordia. Sabía que ella, indignada, prepararía la discordia entre los mortales.


Eris, efectivamente, se enfadó por no ser invitada a la boda y lanzó a la tierra una manzana dorada que ponía: “a la más bella”. Aludidas, las diosas Hera, Atenea y Afrodita se disputaron el premio. Solicitaron que Zeus fuera el juez, pero él dijo que lo más imparcial es que ejerciese de juez un mortal: el príncipe troyano Paris.


Las diosas se presentaron ante Paris de Troya y le pidieron que eligiese a la que considerase más bella. Todas intentaron sobornar a Alejandro (Paris). Hera le ofreció llegar a ser el rey más rico de toda Asia (con un trono de puro oro). Atenea le ofertó convertirle en el héroe más poderoso y honrado del mundo. Y Afrodita le dijo que, si la elegía a ella, usaría su poder para que Helena de Esparta, la mortal más bella del mundo, se enamorase de él.


Paris eligió a Afrodita. Las otras diosas juraron venganza contra Troya. Afrodita cumplió con su promesa y logró por su hijo Eros (Cupido) que Helena de Esparta se enamorase de Paris. Helena estaba casada con Menelao, pero su boda fue concertada por su padre. Se fue con Paris a Troya para casarse con él. 

 

La reina de Esparta era Helena, así que Menelao solamente podía ser rey de Esparta por estar casada con Helena. Necesitaba recuperar a Helena para continuar en el poder. Pidió a su hermano Agamenón, rey de Micenas, atacar Troya hasta lograr recobrar a Helena y devolverla a Esparta, de forma que pudiese tener autoridad para seguir siendo su rey.

 

 

 

 

 

 

 


Arde Troya


Troya era un reino hitita. Controlaba todo el comercio de las especias. Los griegos querían este comercio y entraron en guerra contra Troya. La excusa fue el supuesto “rapto” de Helena de Esparta, pero Helena se fue con Paris por amor (Helena representaría a la tierra de los helenos: Grecia).


La leyenda cuenta que estuvieron 10 años de guerra. En el décimo año, Aquiles se enfada con el resto de griegos por un mal reparto del botín. Deja de luchar, van venciendo los troyanos y matan a amigos de Aquiles. Aquiles vuelve enfurecido y vence al príncipe troyano Héctor.


En los funerales de Héctor, los troyanos toman fuerza y vuelven con más resistencia. Apolo le dice a Paris el punto débil de Aquiles: el talón. Con astucia, evita el combate directo con Aquiles y le dispara al talón. Aquiles se desangra y muere.


Sin Aquiles, los griegos van perdiendo. Ulises prepara el engaño del caballo de Troya. Alejan los barcos de la costa y se ocultan algunos dentro de un caballo de madera. Troya mete el caballo a la ciudad, los griegos del caballo abren las puertas y el resto vuelve para arrasar Troya.

 

 

 

 


La Odisea


Ulises (Odiseo) fue el héroe que ideó el caballo de Troya, inspirado por la diosa Atenea. Después de la victoria griega sobre los troyanos, el rey Ulises intentó volver a su reino: Ítaca.


En el camino, se encontró con el cíclope Polifemo: un gigante de un solo ojo que se comió a algunos de sus marineros. Ulises usó su astucia para vencer. Emborrachó a Polifemo y le clavó una estaca en su único ojo. Huyeron.


Pero Polifemo pidió venganza a su padre: Poseidón (Neptuno), el dios de los mares. El dios hizo que el viaje de Ulises esté lleno de peligros: las sirenas que con su canto atraían a los marineros al agua para que se ahogaran, brujas, gigantes... Tras 10 años, Ulises volvió a Ítaca.

 

 

 

 

 


El mercader de Grecia


Muchos griegos eran comerciantes. Viajaban por mar para vender en otras tierras sus productos: cerámica, ropa, joyas y vino.


Los viajes por mar eran peligrosos y eran una aventura. De ahí salieron leyendas de viajes de aventuras como la odisea de Ulises y la búsqueda de los argonautas del tesoro escondido del vellocino de oro.


Por viajar, los griegos conocieron a los fenicios, a los babilonios, a los hititas, a los egipcios y a los íberos. De los babilonios conocieron la astronomía. Imitaron la escritura fenicia. Aprendieron de los egipcios: matemáticas, medicina, escultura y arquitectura. Los griegos aprendieron mucho de los extranjeros, pese a que los despreciaban.

 

 

 

 

 


Matemáticas


Los griegos aprendieron matemáticas de los egipcios, los babilonios y los fenicios. La leyenda dice que Pitágoras viajó a Egipto y allí escribió el teorema de Pitágoras.


Las matemáticas griegas destacaron por su método de deducción lógica de teoremas (leyes) a partir de unos puntos de partida (premisas).


Los pitagóricos desarrollaron la aritmética (sumas, restas, divisiones...). Euclides trató de forma analítica la geometría (estudio de formas matemáticas). 

 

Arquímedes aplicó la deducción matemática para descubrir el principio de Arquímedes de la densidad de cuerpos, y también la ley de la palanca.

 

 

 

 

 


Musas y las bellas artes


Apolo era el rey de las musas. Las creencias antiguas griegas señalaban que las musas son las que inspiran a los artistas.


Los griegos tenían un canon de belleza. Tenían un ideal de belleza muy determinado. El modelo se basaba en el orden, la medida y la proporción. Entendían que la belleza era la armonía. Creían que la belleza es el orden agradable de las partes de un todo armonioso.


Policleto escribió que el canon se logra por aplicar matemáticas ideales a la escultura. Si se usa el ordenado número phi (1,618...) en las proporciones de las partes de una estatua, se logra armonía. Fidias, Ictino y Calícrates aplicaron phi a todo el Partenón de Atenas: lo diseñaron armonioso.

 

 

 

 


 

Polis, isonomía


En la Era Minoica, gobernaba el Ánax. El Ánax era un rey que decía que era hijo o nieto de dioses. Era el rey de Creta. Pero Creta fue invadida por otros griegos y quedó claro que el rey no era mágico.


En la Era Micénica, los reyes tenían el poder porque se presentaban como los protectores de la comunidad. Eran señores de la guerra. Decían que mandaban porque debían tener poder para defender todo el reino de invasores. Su símbolo de poder era la armadura de bronce, que era demasiado cara para la mayoría.


Siglos después, los hititas enseñaron a los griegos a forjar bien el hierro. El hierro era abundante y, por tanto, barato. Hubo muchos soldados con armaduras, símbolos del poder. Los soldados veían que luchaban igual que los nobles y los reyes. Se rebelaron y pidieron poder tener algo de poder. Se instauró la isonomía o igualdad ante la ley.


En Atenas, se instauró una democracia de ciudadanos-soldados. En Esparta, se creó una Asamblea mensual (lunar) de los homoi o iguales. Era una Asamblea de soldados que podían aprobar o rechazar las leyes y reformas que preparaba el Consejo de los 30 aristócratas.

 

 

 

 


Guerras médicas y del Peloponeso


Grecia no era un país, sino un pueblo con muchos pequeños reinos que tenían frecuentes guerras entre ellos.


Hace 2600 años, el Imperio de Persia intentó invadir las colonias griegas en Asia y Atenas lo impidió. El Imperio persa se lanzó a invadir toda Grecia y los griegos se unieron para luchar contra los persas en Maratón, las Termópilas, Salamina y Platea. Los echaron.


Después, los pequeños reinos griegos lucharon por demostrar qué Ciudad (polis) era la más importante de Grecia. Lucharon Atenas contra Esparta y Tebas. Ganó primero Esparta y, luego, venció Tebas. 

 

Unas décadas después, el reino griego de Macedonia invadió media Grecia y el Imperio de Persia. Y, al final, las legiones de Roma invadieron Grecia, Cartago y la Península Ibérica.

 

 

 

 

 


Apolo y el oráculo de Delfos


Apolo, con sus flechas, venció en Delfos a una monstruosa serpiente pitón que iba a atacar a su madre. En la tumba de la serpiente, se construyó un templo dedicado a Apolo Pitón. 

 

En este templo había una sacerdotisa, la pitonisa, que aspiraba vapores de debajo de la tierra. Ella decía que Apolo se metía dentro de ella y aseveraba que podía ver el futuro.


Apolo se creyó el mejor dios. El rey de los dioses Zeus castigó su arrogancia. Le transformó en un mortal que debía servir como esclavo en el templo de Delfos. Apolo se volvió humilde y puso dos lemas en su templo: “conócete a ti mismo”; “ninguna cosa en exceso”.

 

 

 

 

 

 


Atenea, sabiduría


Los griegos adoraban a Atenea, diosa de los saberes técnicos y de la sabiduría. Su símbolo era la lechuza porque es un ave que puede ver en la oscuridad (como la auténtica sabiduría).


Los antiguos griegos creían que la sabiduría consistía en lograr conocimiento para poder saber aplicarlo y vivir mejor. 

 

Al final, no es más sabio el que más sabe, sino el que mejor sabe vivir (¿por qué, de otra manera, qué sabiduría de porquería sería la que no ayudase a vivir bien?)


Quizás lo más sabio es procurar, siempre que se pueda, hacer lo que te gusta porque se hace con ganas y se da lo mejor de uno mismo. Y porque disfrutar es lo más sano.

 

 

 

 

 


 

 

Los siete “sabios” de Jonia


Los llamados siete “sabios” de Jonia fueron los primeros pensadores que se preguntaron acerca de la explicación causal de las cosas, sin recurrir a mitos ni leyendas fantásticas. Buscaban el principio que ordenaba todas las cosas.


Dijeron que era el principio de todo podía ser: el agua, el aire, la indeterminación, el amor, las semillas indivisibles o átomos...  

 

Heráclito defendía que todo es fuego: todo crepita, todo cambia. No nos podríamos meter dos veces en el mismo río porque, a la segunda vez, el río tendría un caudal más viejo. 

 

Crátilo pensaba que los conceptos fijos de las palabras no podían abarcar la realidad porque está constantemente cambiando. Procuraba comunicarse por signos y por señalar todo.

 

 

 

 

 

Los estudiantes de Anaxágoras


Anaxágoras señalaba que toda la materia podía dividirse, pero habría algo tan pequeño que no podría dividirse: unas semillas pequeñas de las que estaría formado por un todo. Todo estaría organizado necesariamente por la razón (nous) porque sin ella no podría haber nada ordenado y estable. Sus estudiantes Leucipo y Demócrito llamarían a estas semillas: indivisibles o átomos.


Dos de los estudiantes de Anaxágoras, Arquelao y Aspasia, enseñaron al pensador Sócrates. Arquelao le enseñó filosofía natural o reflexión acerca de la naturaleza; y Aspasia le dio lecciones de elocuencia o retórica (el arte de pensar discursos para convencer a los demás).

 

 

 

 

 



El más sabio de Grecia


Hace 2500 años, el oráculo de Apolo Pitón en Delfos dijo que Sócrates era el hombre más sabio de Grecia. Él se sorprendió de oír este mensaje de la pitonisa de Delfos porque él no sabía nada.


Preguntó a los que decían que tenían el saber para comprobar si sabía más que ellos. Sin embargo, estas personas, que creían conocer la verdad, no sabían nada.


Sócrates entendió que él era más sabio que ellos porque, al menos, él conocía su propia ignorancia; y los demás, en cambio, creían saber y no sabían nada de nada.

 

 

 

 

 

 


 

Los tres filósofos


Pitágoras fue el primer pensador que se reconoció como filósofo. Filosofía significa: “amor al saber”. Por tanto, un filósofo es un pensador que desea el conocimiento. Hubo tres grandes filósofos en la antigua Grecia: Sócrates, Platón y Aristóteles.


Sócrates hacía preguntas para que los demás reflexionaran. Animó a pensar en los lemas del oráculo de Delfos: “conócete a ti mismo” y “nada en exceso”. Decía que, para conocer nuestra humanidad, hay que mirar la mente: ver las ideas y reflexiones propias acerca de las virtudes (y de los excesos).


Platón era su discípulo. Señaló que, dado que todo se mide con conceptos y matemáticas, las Ideas deben tener algún tipo de realidad. Conocer las nociones generales llevaría a saberlo todo.


Aristóteles decía que las Ideas solamente eran conceptos acerca del mundo porque la realidad es cambiante más que ideal. Defendía que se conocía por la experiencia sensible porque con ella se logran datos sobre la realidad externa. Consideraba que la naturaleza es un orden racional, conocible por la observación. 

 

Defendía que había que vivir en el orden racional y natural: se debía buscar la armonía de nuestra naturaleza. La virtud estaría en el justo medio entre dos excesos: el equilibrio.

 

 

 

 

 


 

La magia de la amistad


Aristóteles defendía que la sociedad debía basarse en relaciones de amistad porque ella da mucha cohesión social y felicidad. Hablaba de philia. La philia es el afecto que se tiene por las personas de la familia. Y se puede tener cierta philia con los conciudadanos en tanto que son nuestros vecinos.


En el Reino de Equestria, la sociedad pony defiende que la amistad es mágica. Así, la sociedad debe potenciar la amistad porque: ella facilita que todo el mundo esté más unido, hace que la gente disfrute más en compañía y permite usar el poder de la cooperación. Además, según sus leyendas, el poder emocional de la amistad activa artefactos mágicos como los Elementos de la Armonía.

 

 

 

 


 


 

Roma I: Eneas


La leyenda romana señala que Eneas fue el único que pudo escapar de la destrucción de Troya, mientras rescataba a su padre Anquises de las llamas.


Tuvo que pasar toda una odisea por mar para evitar a sus enemigos (los griegos), y porque Neptuno (Poseidón) fue enemigo de los troyanos (que no le honraron bien cuando este dios construyó el muro de Troya).


Llegó a Latinium, se comprometió con la princesa Lavinia. Luchó con su rival en el amor: Turnus. Venció su hercúlea fuerza por medio de atacarle de lejos. Según la leyenda, su hijo Iulo fue el antepasado de Rómulo, Remo, Julio César y Octavio Augusto. 

 

 

 

 

 

 


 

Roma II: Rómulo y Remo


El príncipe Amulio le quitó el trono de Alba Longa a su hermano Numitor y encerró a su hermana, Rea Silvia, para que no tuviera hijos. Pero el dios Marte (Ares) pudo llegar a Silvia y tuvieron dos hijos: Rómulo y Remo.


Amulio dejó a los gemelos cerca del río Tíber para que se lo comiesen los animales. Pero se acercó la loba Capitolina, que había perdido a sus crías, y les dio de comer. Después, los acogieron unos ganaderos.


Al crecer, conocen su historia. Con un grupo de ladrones luchan contra Amulio y le devuelven la corona a su abuelo Numitor. Después, fundan cerca del Tíber una ciudad: Roma.

 

 

 

 

 

 


 

Senado y pueblo romano (SPQR)


Los romanos se cansaron del poder absoluto de los reyes, así que se rebelaron y le cedieron parte del poder al Senado. El Senado estaba formado por antiguos militares de la caballería (ancianos o sennex, que estaban casi en la senectud). El Senado aprobaba las leyes y un cónsul las aplicaba como gobernante durante un año.


Igual que en Grecia, las armas pasaron a ser de hierro barato y los legionarios exigieron puestos de poder. El Senado dio voz y voto a los ciudadanos-soldados; y les permitió ser tribunos (jueces, guardias, tesoreros públicos...).


Roma invadió Grecia. Sus prisioneros de guerra quedaron a merced de los romanos y les hicieron esclavos. Pero Roma continuó la cultura griega.

 

 

 

 





 

Julio César y Octavio Augusto


En Capua, los gladiadores de Espartaco se rebelaron a Roma y liberaron esclavos. El general Craso y el centurión Julio César los vencieron en una maniobra envolvente. El general Pompeyo acabó con los pocos gladiadores que huyeron. Fue a Roma y dijo que él era el único que había vencido a Espartaco.


Para evitar la guerra entre Craso y Pompeyo, Julio César propuso que llegaran a un acuerdo: si los dos entraban como senadores y le nombraban cónsul, él realizaría las reformas de ambos políticos. Fue el primer triunvirato o gobierno de tres


Tras su consulado, César fue nombrado gobernador de la Galia Citerior. Los godos intentaron invadir todas las Galias. César se vio en una guerra de emergencia y metió legiones para defenderse. Echó a los godos y, de paso, invadió todas las Galias.


El Senado le acusó de entrar en una guerra sin permiso. Solamente el Senado podía declarar guerras. César se enfadó con el Senado y pasó el Rubicón con todas sus legiones. En Roma presionó con sus legiones al Senado para que le dieran el poder. Venció al cónsul legal Pompeyo y no quiso dejar el poder. Su hijo adoptivo, Octavio Augusto, presionó al Senado para tener casi el mismo poder de Julio César. Fue el primer emperador de Roma.

 

 

 

 

 

 


 

Séneca


El senador romano Séneca nació en Córdoba. Fue el maestro del joven príncipe Nerón. Le enseñó que la mayor virtud de un gobernador es la clemencia porque ella muestra una gran nobleza: la generosidad de rebajar los castigos. Pero Nerón estaba loco y fue un emperador cruel.


Séneca pensaba que se debían aceptar con resignación las desgracias de la vida porque así el carácter se endurece, nos hacemos más resistentes y logramos mayor entereza. Además, así, moderamos los caprichos y se logra una vida tranquila, llena de serenidad o equilibrio de las emociones: la ataraxia o felicidad.


En el Imperio de Roma hubo otros emperadores locos aparte de Nerón: Calígula, Cómodo, Caracalla y otros... También hubo emperadores que fueron déspotas ilustrados que expandieron la cultura grecorromana: Augusto, Claudio, Trajano, Adriano, el filósofo Marco Aurelio y otros... Sin embargo, el Imperio de Roma cayó en la corrupción y la decadencia. Cuatrocientos años después de Nerón, Roma fue la invadida: vencida por las hordas germanas.

 

 

 

 


 


 

 

Las grandes preguntas clásicas


La civilización grecorromana desarrolló la astronomía, la geometría, la aritmética, la ciencia histórica, la geografía, la lógica, la escultura, la arquitectura y la filosofía, entre otros estudios. Pero plantearon grandes preguntas clásicas, que todavía quedan por responder. Entre otras:


1) ¿Qué es la sabiduría? ¿En qué consiste saber vivir? ¿Qué es la vida buena? ¿Qué es vivir bien? ¿Cómo se puede conseguir la felicidad: por medio del pensamiento y el asombro, por el gozo de contemplar el arte, a través del amor, por el disfrute de la amistad, por la gratificación de lo que nos apasiona...?


2) ¿Qué es la belleza? ¿Es la armonía o existen otros modelos? ¿La belleza es la apariencia que nos resulta agradable contemplar o es algo más? ¿Se puede conocer el concepto de belleza? ¿La belleza no es subjetiva? Sin embargo, se puede hablar de la belleza con palabras, que son objetivas. ¿La noción de belleza es es intersubjetiva? ¿Las personas pueden acordar qué es lo bello?


3) ¿Qué es la humanidad? ¿Qué es ser humanitario? ¿Qué es ser humanista? ¿Lo más humano es la razón porque el ser humano es el único ser con lenguaje? ¿La compasión nos hace más humanos?

 

 

 

-Bibliografía:


-Agudo, M. (2021): Mitología clásica.  Córdoba: Editorial Almuzara.

 

-Arana, J. R. (2005): Balada de la filosofía y de la ciencia.  Barakaldo: Ediciones de Librería San Antonio. 

 

-Aranda, C.  (2004): Introducción a la estética contemporánea.  Almería: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería.

 

-Aristóteles (1980): La metafísica. Madrid: Editorial Espasa-Calpé.

 

-Aristóteles (2007): Poética
Buenos Aires: Editorial Gradifco.

 

-Bayer, R. (2018): Historia de la estética.   

Barcelona: EFE. 


-Corbalán, F.  (2012): La proporción áurea.  El lenguaje matemático de la belleza.  Villatuerta: RBA. 

 

-Hesíodo  2001: Obras y fragmentos.  

 Madrid: Editorial Gredos.


-Homero  (2000):
Ilíada.  Madrid: Editorial Gredos.


-Homero  (2000): Odisea.  Madrid: Editorial Gredos.


-Nietzsche, F. (2002): El nacimiento de la tragedia.  

Madrid: Alianza Editorial. 

 

-Platón (1971). El banquete. 

 Patricio de Azcárate (ed.). Filosofía en Español.

[Contsulta: 2019ko ekainaren 25ean]. Hemen igota:

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-Platón (1971). Fedro. Patricio de Azcárate (ed.). 

Filosofía en Español.

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-Platón (1994):  La República o el Estado. 

Barcelona: Edicomunicación.

 

-Marqués, N. F. (2021): ¡Que los dioses nos ayuden! Religiones, ritos y supersticiones de la antigua Roma.  Barcelona: Espasa.


-Russell, B.  (2009): Historia de la Filosofía.   

Madrid: RBA.

 

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