Hedonismo elevado de Epicuro
Juan José Angulo de la Calle
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Los placeres son parte de la vida. El hedonismo defendía que, como aspecto importante de la vida, se debía procurar tratar los placeres y darles un orden, de forma que conduzcan a las excelencias [areté] o virtudes.
Aristipo había defendido que la felicidad se logra por buscar el placer y evitar el dolor.Epicuro siguió este hedonismo, pero le dio más énfasis a la segunda parte. El atomista señaló que había que evitarse los placeres excesivos (por sus efectos dañinos para la saludo, como la indigestión que se produce después de comer demasiado) y buscar los más elevados. Estos placeres son moderados, al alcance en todo momento y son más estables. Los dos principios de Aristipo se cumplirían por medio de placeres moderados.
Según Epicuro todo estaría compuesto de unas semillas básicas indivisibles o "átomos" porque todo se puede dividir y tiene que haber algo tan pequeño y básico que no pueda dividirse para que haya una base de la realidad estable.
Así, no hay fuerzas extrañas ni maldiciones posibles. Si existiesen los dioses, se ocuparían del orden de esta realidad material y, como seres perfectos, no se entrometerían en asuntos humanos. Nada hay que temer, entonces, de ellos.
Además, si todo es material y la muerte es el cese de la sensación, no hay nada tras ella y no hay infiernos terribles del Hades. Sería la ausencia de sensibilidad, la imposibilidad de sentir dolor. Así, no es terrible: sería un sueño.
Nada habría en la materia que debería dar miedo al que la conoce. Así que lo mejor es disfrutar con las virtudes intelectivas y racionales porque es la mejor forma de llevar una vida buena: equilibrada y llena de excelencias.
La vida buena se lograría con el gozo que da la práctica equilibrada de virtudes como la amistad, la filosofía, la actitud templada y la honestidad. La virtud sería la fuente del placer excelente porque permite llevar una vida moderada, templada y serena, y ello supone alcanzar una gozosa serenidad o ataraxia.
Cicerón analizó esta postura y estableció que la búsqueda del placer no llevaba a la vida buena, en tanto en cuanto, de por sí, la búsqueda del placer por el placer puede llevar a excesos, a la molicie, a la decadencia y a actitudes egoístas. Si había placeres que conducían al cumplimiento de los deberes y obligaciones cívicas, entonces no eran ni siquiera necesarios porque no añaden nada al cumplimiento racional y voluntario del deber.
Además, señalaba que no llevaban ellos a la felicidad porque hay casos en los que el placer no compensa el dolor. e.g. En el potro de tortura de nada valdría estar estimulado o lograr gratificación por el empeño de la contemplación racional, pero la dureza del carácter, más propia del entendimiento racional y la actitud estoica, sí que permitiría sobrellevar con aplomo todo.
Siglos después, Séneca también examinó el epicureísmo. Valoró su tendencia a la moderación y a la práctica de la virtud. Sin embargo, criticaría toda forma de búsqueda de placer, por muy elevados que fueran los placeres epicúreos.
Séneca defendía que el superar los caprichos de las pasiones desatadas produce un endurecimiento de carácter y una moderación que da lugar a feliz serenidad [ataraxia]. Sin embargo, señalaba que hay que cumplir con el deber por obligación y por mandato de la razón, no se debía cumplir con el deber pensando en la felicidad que da (porque dicha tendencia a la búsqueda del placer puede resultar voluble, en tanto en cuanto el ansia de placer es caprichoso y puede llevar a la molicie decadente).
Bibliografía:
-Cicerón, M. T. (2005): Disputaciones Tusculanas. Madrid: Editorial Gredos.
-Diógenes Laercio (2007). Vidas de los Filósofos Ilustres. Madrid: Alianza Editorial.
-Epicuro (1985):
Carta a Meneceo y máximas
capitales. Madrid:
Alhambra.
-Epicuro (2005): Obras completas. Madrid: Cátedra
-Epicteto (2012):
Un manual de vida.
Barcelona: Los pequeños libros de la sabiduría.
-Gandara, D. (2007): Séneca. Vida, pensamiento y obra. Barcelona: Ediciones Orbis.
-Séneca (1984): Diálogos. Madrid: Editora Nacional.
-Séneca (2011): Sobre la vida feliz. Madrid: Gredos.
-Schlanger,
J. (2000): Sobre la vida buena. Madrid: Editorial Síntesis.
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