2014(e)ko otsailaren 8(a), larunbata

La explotación laboral y la alienación en Marx


La explotación laboral y la alienación en Marx


Juan José Angulo de la Calle



 
Karl Marx 001.jpg
https://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Marx#/media/Archivo:Karl_Marx_001.jpg
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 Explotación laboral

 

Legalizada la propiedad privada, los patrones pueden hacer lo que quieran en sus empresas, incluído hacer uso de la explotación.  Los trabajadores no reciben lo que producen, se les paga por su esfuerzo (su fuerza de trabajo) y, por tanto, no se les paga lo que merecen (los bienes y servicios que han producido).  Producen una serie de bienes y servicios, generan un valor, pero no se paga el fruto de su trabajo, no se paga su trabajo, sino un sueldo a cambio de su esfuerzo, que es mucho menor que lo que han producido.  Por lo tanto, los trabajadores son explotados.


Los productos tienen un valor de uso, una utilidad.  Por ejemplo, el paraguas sirve para protegerse de la lluvia.  Por su utilidad, los productos son comprados, pero el valor de uso es subjetivo: la utilidad de un producto respecto a otro es completamente diferente.  Para tener una medida objetiva para marcar el valor de un producto, se utiliza el tiempo de trabajo que se requiere para producirlo como medida de valor; este valor se refiere a lo que en general, socialmente, se suele tardar en producir un producto.  Cuanto más tiempo se requiera para su producción, más caro será.  


En ese tiempo de producción, los trabajadores transforman las materias primas en un producto elaborado introduciéndole en esa elaboración un valor determinado. La forma de asignar el valor de una forma objetiva es en función de las horas que son necesariamente (a nivel general, como media social) para elaborar un producto. A más horas empleadas, más grado de elaboración (y relativamente más costes) y, en consecuencia, mayor grado de elaboración.

 

En un mercado mercantilista, el intercambio de mercancías se produce por el cambio de Mercancía a Dinero, y una posterior compra de otra Mercancía que se necesite. M-D-M  Es intercambio de mercancías, mercado y flujo de productos en los que todas las partes obtienen un producto del mismo valor que necesiten.  

 

En el capitalismo, el dinero es un fetiche abstracto, es capital o valor muerto o irreal (acciones bursátiles, créditos, tipos de interés, fondos reservados, cripto-monedas).  Sustituye a objetos que realmente tienen valor, valores reales o valores de uso realmente útiles y tangibles. Y la abstracción del dinero se convierte en un fin, es un medio de acumular valor cuantitativo abstracto y la posibilidad abierta de la acumulación hasta cantidades más altas que las riquezas, bursátiles, crediticias, fiduiciarias, fondos, crédito y valores reales.


En el capitalismo, la mercancía es un medio para el logro de más capital, de más valor y mayor cantidad de dinero posible o virtual.  La fórmula es D-M-D'. El dinero compra una mercancía, materias primas, para que sea transformado en el trabajo produciendo bienes y servicios elaborados con mayor valor (cambio a productos más elaborados, cuyo valor se cuantifica con el tiempo socialmente necesario que se requiere para producirlo: la media de horas que se tarda en la transformación de materias primas en bienes y servicios de mayor valor).

 

A los bienes y servicios les asignan un valor añadido, una plusvalía.  Gracias a ella, los patrones consiguen una gran ganancia, un beneficio mayor.  Sin embargo, a los trabajadores no se le paga ese valor excedente, sino que se le paga solamente el esfuerzo. Se le retribuye un sueldo que siempre es menor que el valor que han producido.  No se les paga lo que producen y, por lo tanto, les están explotando.

 

“El obrero comunica un nuevo valor al objeto de trabajo, añadiéndole una nueva dosis de trabajo, cualquiera que sea el carácter útil de éste. [...]



[...] Cierto es que el valor se mide por el quatum de trabajo contenido en una mercancía; pero este quatum está, a su vez, socialmente determinado.  [...] su valor siempre se mide por el trabajo socialmente necesario, es decir, por el trabajo necesario en las condiciones sociales del momento. [...]



[...] llamo trabajo necesario al trabajo desplegado durante su tiempo: necesario para el trabajador porque es independiente de la forma social de su trabajo; necesario para el capital y para el mundo capitalista, ya que dicho mundo se basa en la existencia del trabajador.



El tiempo de actividad que rebasa los límites del trabajo necesario supone, evidentemente para el obrero un gasto de fuerza de trabajo, pero no crea valor alguno para él.  Crea una plusvalía que, para el capitalista, tiene todos los encantos de una creación ex nihilo.  Yo llamo a esta parte de la jornada de trabajo tiempo de trabajo excedente, y al trabajo invertido en ella, trabajo excedente. [...]


La cuota de plusvalía es, por tanto, la expresión exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital o del trabajador por el capitalista.”6

 
 
Todo esto ocurre por existir la propiedad privada de los medios de producción de recursos para subsistir, que obliga a los despropiados a entrar a trabajar por necesidad (por no tener medios) en las condiciones que establece la patronal.  La patronal ni siente ni padece, se dedica a buscar la mayor ganancia y está dentro de la dinámica del capitalismo como sistema que conduce a la acumulación de capitales a cada vez menos manos (para que haya más beneficios posibles).  
 
La patronal no genera el valor, el que lo genera es la elaboración del trabajo y la introducción de las horas como criterio objetivo para cuantificar el incremento del valor por la transformación del trabajo.
 
Como no pagan en función de lo que producen, se da explotación.  Siempre habrá explotación laboral mientras haya propiedad privada porque existirá una patronal buscadora del mayor ganancia (aunque sea a costa de la explotación) y metida en un mercado que presiona por la competencia extrema hasta que se dé acumulación de capital a cada vez menos manos (dando lugar a cada vez menor número de empresa, empresas más grandes y a un reparto menor de las retribuciones -hoy diez propietarios disponen de casi la mitad de la riqueza del mundo-).

Siempre habrá explotación porque es lo que genera más ganancias y, los patrones que deben competir con otros, tendrán que tener más beneficios e inversiones por medio de acumular la producción y los beneficios (además, que también su asignación es alta por ser propietarios y buscan la mayor riqueza personal).
 
No hay posibilidad de llegar a acuerdos porque la patronal y la clase trabajadora tienen intereses totalmente contrapuestos: la patronal busca la mayor ganancia como sea (incluso con explotación laboral) y la clase trabajadora necesita que las retribuciones se ajusten a lo que se produce en el trabajo para poder subsistir, disponer de una residencia y mantener a los hijos.
 
La patronal no cederá nada, no estará dispuesto a ganar menos, en beneficio de mejoras salariales porque sus intereses son la acumulación cada vez mayor de capitales.  La única forma de hacer que se logren mejoras en las condiciones sociales es por medio de la lucha obrera, en la que la presión por huelgas (y otras formas de desestabilización) obliguen a que la patronal haga lo que no quiera y ceda algunas condiciones.
 
Pero nunca estará dispuesta a quitar la explotación porque es el mayor medio para lograr ganancias.  La única forma de que haya garantías de que se retribuya a las personas trabajadoras lo que necesitan es por medio de acabar con la explotación. Y la forma de acabar con la explotación es por medio de eliminar la propiedad privada y toda posibilidad de explotación.  
 
Así, la clase trabajadora podrá gestionar las empresas como ya lo hacen las cooperativas y eliminarán toda posibilidad de explotación laboral.

La clase alta no estará dispuesta a que esto ocurra y utilizará toda la presión económica para que los gobiernos repriman la lucha obrera y revolucionaria.  
 
Los gobiernos, formados por partidos políticos financiados por donaciones anónimas de la patronal y por préstamos a bancos, harán lo que se les exigen y reprimirán por todos los medios (hasta usando medidas excepcionales y el ejército).  
 
Una revolución sería una guerra porque la patronal presionaría al Estado para acabar con todas las formas de lucha revolucionaria.  Y la única forma de que la revolución comunista no sea desangrada como la Comuna de París es por medio de una insurrección popular que tenga suficiente fuerza como para lograr la toma del poder y la conquista de la democracia.

Según Marx, tras la revolución la clase trabajadora, instigadora de la toma del poder, deberá tener unos poderes especiales temporales para la realización progresiva de la colectivización de las empresas a manos de la clase trabajadora y la instauración de un gobierno de la clase trabajadora, ya en el poder, que permita realizar los cambios necesarios para la paulatina eliminación de las clases sociales por medio de organizaciones como la Comuna de París (asamblearia, con cargos rotativos, obrerista y popular).
  
 6 Marx, K. (1967). El capital.  Libro I.  Trad. J. M. Figueroa.  Barcelona: Ediciones Orbis, 129-137.
 
 

 Alienación

 
Cuando se usa la palabra alienación, lo primero que nos pasa por la cabeza es el alien de la película del octavo pasajero.  Se visualiza a un ser extraño, ajeno a nosotros y que va contra nosotros.  Y en ciernta medida tiene que ver con este concepto.
 
La alienación es un proceso de extrañamiento, extrañamiento hacia uno mismo, en el que uno se ve a sí mismo (o a su modo de vida con la que tendría que producir su individualidad, su modo de actuar propio, su modo de ser) como un ser extraño a sí mismo. Ciertas actitudes que potencia el sistema o que nos obliga a realizar nos produce una insatisfacción, malestar e incompletud respecto a nuestra propia vida. 

Los modos de vida a los que nos vemos envueltos por el sistema nos hacen ver la vida como algo insatisfactorio, rayante y como una mierda. Tales modos son el trabajo y el consumismo, entre otros. 
 
Nos vemos en una condición en la que no nos identificamos, dado que se actúa en modos de vida promovidos por otros y que son para otros, sobre los que no podemos intervenir y en el que no podemos mostrarnos activos ni expresar nuestra individualidad. 
 
Unos modos que van contra nosotros, que nos producen abotorgamiento mental, incapacidad crítica e insatisfacción a medio plazo en el caso del consumismo; y, en el caso del trabajo, embrutecimiento y asqueamiento físico y mental. Es un proceso de deshumanización.

Para definir la deshumanización, primero hay que aclarar antes qué concepto de humanidad se maneja. Según Karl Marx, el ser humano, diferenciándose al animal, es el que produce sus medios de vida, su vida material (según un determinado modo de actividad y confiriéndose así un determinado modo de vida). 
 
Los animales se desenvuelven en el medio para subsistir (consumen los alimentos del medio directamente), el ser humano tiene que transformar el medio para crear sus propios modos de vida, interpone entre sus necesidades y su satisfacción, los medios de producción. 
 
Dichos modos de producción son unos modos de vida (modo de subsistir en primer lugar) y por ellos puede expresar su individualidad (cada técnico hace las cosas a su manera y así puede exteriorizar y hacer que surja la manera propia de comportarse y de ser –carácter-) y se socializa (las distintas labores tienen que complementarse y trabajar en equipo). 

El ser humano se hace transformando el medio y a sí mismo. Al transformar el medio, hace surgir nuevas necesidades: sociales (por crear los medios de producción en equipo y colaboración), culturales (por crear señas de identidad en el grupo o comunidad frente a otros) y económicas. Se humaniza en la actividad. La humanización es la evolución de las necesidades en su búsqueda de autosatisfacción.

Los medios de producción (los modos, materiales y sociales de producir unos productos o servicios) son expresión de la libertad humana, se pueden realizar de una manera o de otras. La manera de cada persona de realizar el trabajo expresa y permite desarrollar la individualidad, siempre en colaboración con los demás, dado que la producción es exterior y requiere de materiales que producen los demás, y que requiere para crear los productos y los medios de producción la participación y colaboración de los demás.

Según Marx, la alienación se produce en el trabajo asalariado del capitalismo. El ser humano objetiviza su trabajo (en el que se individualiza y se identifica con él) con el producto, que en el Capital el producto pasa al empresario y toma un funcionamiento, dicho producto, propio y distinto al que lo produce (el producto tiene un modo de ser o circulación propio, al que el trabajador se tiene que someter, en lugar que el trabajador sea el que imponga sus condiciones y necesidades al producto). 

La mercancía se vuelve extraña al trabajador y se le enfrenta. Se le obliga a someterse a los ritmos de la producción (que vienen de otros, del empresario y del mercado) y modos de producción mecánicos del objeto, en vez de que realice el obrero los objetos a su propio ritmo y manera. Tiene que “hacerse al objeto” o al modo acelerado de producir objetos (también servicios y ventas) en competitividad. 
 
No desarrolla su individualidad ni su modo de ser social, dado que produce su extrañamiento hacia sí mismo en la actividad en que tendría que hacerse (y no crear aquello que le perjudica y le crea malestar) y perjudica a la sociedad por alimentar un sistema que enajena y da al consumismo. 

Su obra no le sirve a él, ni a la sociedad. No le pertenece su propio trabajo, pues sus ritmos son impuestos, no los controla ni puede intervenir sobre ellos. El trabajo es para otro (el empresario). Se ve reducido el trabajador a la condición de una máquina, a un instrumento. Se produce un embrutecimiento físico y mental. 
 
Y todo para un sistema del que no se puede identificar y con el que está en contradicción, porque no puede intervenir sobre él y no lo controla, y, en segundo lugar, porque le perjudica y le explota (no se le paga en función de las riquezas o bienes y servicios que produce, sino por un sueldo que no coincide nunca por lo que produce porque sino no tendría beneficios el empresario sino una cierta cantidad de dinero como los demás).

Sólo desarrolla sus funciones animales (comer, beber) y placeres pasivos poco duraderos e insatisfactorios (consumismo) en los que no se desarrolla. Hay una escisión con el resto de sus funciones (emocionales, culturales, personales). El trabajo no es vivido por el trabajador como algo suyo o propio, sino como algo exterior en que no se realiza, sino que se niega y degrada.

Su “ser social” en el trabajo va contra su individualidad frustrada y queda enajenado con los demás, pues son con los que realiza las relaciones sociales alienantes (la producción en el Capital) y con los que puede estar en oposición por estar en competitividad con ellos por la lógica del propio funcionamiento de las empresas privadas. Se disocia de los demás y de la sociedad.

El ser humano sólo se puede realizar como tal en el trabajo. La alienación en el trabajo se produce en el momento en que al ser humano ya no le pertenece su propio trabajo, como tampoco el fruto del mismo. Ama el trabajo cuando él mismo lo regula y disfruta de su producto (al poner su “sello personal” y al darse lo que le corresponde, sin explotación). 

Cuando se ve obligado a entregar su trabajo al empresario (con sus ritmos, con explotación y a la manera que exige la competitividad y el consumismo) se aliena. La enajenación se acabará en el trabajo cuando el libre desarrollo de cada uno (sólo posible por no tener injerencias externas, por no haber empresarios y ser gestionadas las empresas por los trabajadores), cada cual con su habilidad y capacidad, dará al libre desarrollo de todos (por actividad laboral creativa).

Otras formas de alienación son: 

1) consumismo, que nos reduce a ser sólo dinero, a que se nos juzgue por lo que se tiene y no por lo que se es; y que da a placeres pasivos, que nos reduce a ser como plantas o drogadictos; 

2) sexismo, en el que la mujer dentro de un mundo de hombres se ve reducida a ser una sierva y estar ajena a ese mundo en el que no puede (o no la dejan) intervenir; 

3) televisión, crea un sujeto pasivo, con un gran abotorgamiento mental y con reducida capacidad crítica que no vive la vida y no se desarrolla; 

4) los medios de comunicación, cuyo bombardeo de datos manipulados y tendenciosos, e imágenes impactantes crea indefensión para pensar lo que dicen, dada la imagen de objetividad “incuestionable” fomenta a no pensar la realidad y creer la de los medios: lo cual crea un sujeto pasivo y con mente abotargada y no crítica; 

5) imperialismo, que pretende imponer una identidad (y una serie de realidades políticas y sociales) sobre un pueblo, el cual se ve ajeno a modos de vida, culturales e identitarios impuestos y extraños; 

6) sexualidad reprimida, la imposición de un limitado modelo sexual heterosexual solamente genital tendente al matrimonio patriarcal y que se “venda” la imagen de otras formas como sucias (buscar más que la genitalidad o no buscar el compromiso se considera propio de “cerdos” o “zorras”) o inferiores (en el caso de la homosexualidad), limitando tanto se ejerce represión a un desenvolvimiento de la propia sexualidad que pudiese dar gratificación en la vida, provocando frustración y el no desenvolvimiento de una parte de la personalidad como es la capacidad afectiva y relacional; 

7) alienación carcelaria, los diversos métodos y funcionamientos de las cárceles que socaban la humanización tales como el aislamiento, las normas rígidas arbitrarias, las humillaciones, la tortura…, así como la reinserción a una sociedad ya alienada.
 
La alienación, principalmente, es un producto del tipo de trabajo asalariado y con explotación.  En él, las personas solamente pueden ser instrumentos para servir al objeto producido, de forma que se realice la mayor producción de bienes y servicios posibles, con los que se dan los beneficios.
 
Sobre se da la alienación en el trabajo capitalista, en tanto que los trabajadores son explotados y, por tanto, son tratados como medios a utilizar. En el capitalismo no se paga por lo que se produce. Se da explotación: no se tiene en cuenta las necesidades de los trabajadores.  Así, las personas trabajadoras son tratadas como instrumentos que deben "adaptarse" a los acelerados e insanos ritmos de competitividad del capitalismo.
 
Únicamente con la eliminación de la propiedad privada y la toma del poder de la clase trabajadora se logrará que haya un poder suficiente que permita eliminar toda posibilidad de explotación y su consecuente alienación.  Solamente la revolución social permitiría la toma del poder obrero para lograr que sean dueños de sus condiciones de vida y se puedan cumplir sus intereses.  
 
Sin la construcción del comunismo, se queda un capitalismo cuya dinámica inneherente es la explotación que logra la mayor ganancia a cada vez menos manos, la especulación inmobiliaria está en manos de los propietarios y son los que deciden sobre la posibilidad de acceso a los medios de subsistencia y la continuación de contradicciones como la mayor precariedad laboral (que facilitan condicionar a la clase trabajadora), el expolio de los recursos de los países pobres por parte de multinacionales con las que no puede competir, la acumulación de bienes a cada vez menos propietarios, o la alienación.



 Webgrafía:

 

-Agencia EFE (10 de enero de 1983): “La economía soviética es autosuficiente, afirma un estudio realizado por la CIA”. El País, (consultado el 4 de agosto de 2021):https://elpais.com/diario/1983/01/10/internacional/411001206_850215.html?ssm=TW_CC


-Burgos, M. (28 de abril de 2014): “China y el socialismo de mercado”. Centro Cultural de Cooperación, (consultado el 11 de marzo de 2022):

https://www.centrocultural.coop/blogs/surdesarrollo/2017/07/08/china-y-el-socialismo-de-mercado


-"Cooperativismo, potencial alternativa":  

https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2017/12/cooperativismo-potencial-alternativa.html


-Higueras, G. (08 de diciembre de 2020): “China acaba con la pobreza extrema”. El Periódico, (consultado el 11 de marzo de 2022): https://www.elperiodico.com/es/opinion/20201208/china-acaba-pobreza-extrema-10360093

 

-"La explotación laboral y el socialismo de mercado de Roemer":https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2015/02/la-explotacion-segun-roemer.html

 

-Le monde (28 de diciembre de 1982): “La economía de la Unión Soviética ha crecido a una media del 4,51% anual en las tres últimas décadas según la CIA”. El País, (consultado el 4 de agosto de 2021): https://elpais.com/diario/1982/12/28/economia/409878016_850215.html?ssm=TW_CC

 

-Mazo, E. S. (8 de noviembre de 2014): “China es ya la primera potencia mundial”. Expansión, (consultado el 11 de marzo de 2022): https://www.expansion.com/2014/10/08/economia/1412771929.html

 

 

-"Soviets, su abolición y burocratización de la URSS (perspectiva filosófica)":

https://juanjoseangulodelacalle.blogspot.com/2017/12/cooperativismo-potencial-alternativa.html

 

 

Bibliografía:


-Bensaïd. D. (2011): Marx ha vuelto. Barcelona: Editorial Edhasa.
 
 

-Bitot, C. (2002): El comunismo no ha empezado todavía. Trad. Emilio Madrid Expósito. París: Les Amis de Spartacus.


-Cafiero, C. (1977): El capital al alcance de todos. Trad. Eloy Muñiz.  Madrid: Ediciones Júcar.

 

-Cohen, G. A. (2000): Karl Marx´s Theory of History. A Defence. New Jersey: Princeton University Press.

 

-Carretero, J. L. (2007): Contratos temporales y precariedad.  Madrid: Confederación Sindical Solidaridad Obrera.


-Katz, Claudio 2010: La economía marxista hoy. Madrid: Maia Ediciones.

 

-Keeran, R. & Kenny, Th.  (2010): El socialismo traicionado.  Detrás del colapso de la Unión Soviética. 1917-1991.  Barcelona: El Viejo Topo. 

 

-Mandel, E. (1976): Tratado de economía marxista. Trad. Francisco Díez del Corral. México D. F.: Ediciones Era.

 

-Marx, K. & Engels, F. (1985): Manifiesto comunista. Madrid: Akal.


-Marx, K. (1989): Contribución a la crítica de la economía política. Moscú: Editorial Progreso.


-Marx, K.  2005: Manuscritos económicos y filosóficos. Alianza Editorial.
 
 -Marx, K. 2008: El capital. Trad. Pedro Scaron. México D. F.: Siglo XXI editores.
 
 

-Roemer, John E. 1995: Un futuro para el socialismo. Traducción: Antoni Domenech. Barcelona: Editorial Crítica

 

-Roemer, John E. 1989: Teoría general de la explotación y de las clases. Trad.: Manuel Pascual Morales. Madrid: Siglo XXI editores.

iruzkinik ez:

Argitaratu iruzkina

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License.