La felicidad
y la vida contemplativa
Juan José Angulo de la Calle
https://es.wikipedia.org/wiki/Arist%C3%B3teles#/media/Archivo:Aristotle_Altemps_Inv8575.jpg |
Aristóteles
consideraba que todos los seres tenían una forma natural definitiva a
la que tienden porque todos ellos cambian, se desarrollan y maduran
hasta una última forma en la que se despliegan todas sus potencialidades
y crisalizan todo lo que estaba en crecimiento. e.g. Una oruga no es
solamente una oruga: es oruga ahora, pero en potencia tiende a su
verdadera esencia o auténtica naturaleza: llegar a ser una mariposa.
Todo
ser tiene un fin. Como los seres humanos viven buscando la felicidad y
es a lo que tienden, la finalidad del ser humano será llegar a ser
feliz.
Aristóteles
considera que los placeres más brutos no llevan a la felicidad porque
el empeño de lograr un mayor grado de estímulo puede dar lugar a excesos
dañinos (como las indigestiones por comer demasiado, borracheras con
efectos perniciosos...).
Como
de los excesos no se da la felicidad, sino todo lo contrario, puede que
ella provenga de un justo medio. En nuestros hábitos y costumbres hay
que guiarse en equilibrio que haga que nuestras acciones sean ordenadas y
loables. e.g. No hay que ser cobarde ni temerario, sino valiente.
Las
acciones valiosas que se realizan en este justo medio son excelentes,
así que serán cualidades positivas o virtudes: generosidad, valentía,
justicia, equidad... Estas virtudes darían gratificaciones moderados y
sin excesos, por lo que podría proporcionar la felicidad.
Como
no se pueden hacer favores a los desconocidos (resulta un tanto fuera
de lugar o intrusivo, respecto a personas con las que no se tiene
trato), la virtud se realiza con amigos. La amistad es una filiación
con los que una persona se identifica; así que la persona virtuosa
tendrá pocos amigos iguales en virtud.
Existen
virtudes intelectivas, que tratan sobre las excelencias intelectuales y
sobre las normas generales que se deben cumplir (como la noción de
justicia); y existen las virtudes prácticas que miran cómo tratar a cada
persona de forma concreta y particular en función de sus necesidades
propias (equidad).
La
manera de equilibrar las virtudes intelectivas de una justicia
demasiado general y de aplicar el trato personalizado equitativo es por
medio de la virtud práctica de la prudencia, que puede pensar cómo
mediar la norma general con la situación particular de cada persona.
Si
las virtudes prácticas fallan, si no se puede ayudar a las personas, si
hay distanciamiento con los amigos o si hay otros impedimentos
sociales, se debe recurrir a las virtudes intelectivas.
La
fuente segura de la vida feliz será, entonces la vida contemplativa.
Siempre se tendrá a mano el aprender y asombrarse con la observación
sensorial, el trabajo de la sensibilidad estética y emocional, el
ejercicio de la reflexión y el pensamiento.
Siempre
se puede lograr asombro por el aprendizaje de la observación, la
intuición, la propia reflexión, la sensibilidad y la contemplación de la
autoestima.
-Bibliografía:
-Arana, J. R. 2005: Balada de la filosofía y de la ciencia. Barakaldo: Ediciones de Librería San Antonio.
-Aristóteles 1980: La metafísica. Madrid: Editorial Espasa-Calpé.
-Aristóteles 1999: Moral, a Nicómaco. Madrid: Espasa Calpe.
-Arrieta, A. & Uribarri, I. (koord.) (2008): Filosofiaren historioa. Donostia: Elkar.
-Diógenes Laercio 2007. Vidas de los Filósofos Ilustres. Madrid: Alianza Editorial.
-MacIntyre, A. (2001): Tras la virtud. Barcelona: Editorial Crítica.
-Platón 1994: La República o el Estado.
Barcelona: Edicomunicación.
Barcelona: Edicomunicación.
-Schlanger, J. 2000: Sobre la vida buena. Madrid: Editorial Síntesis.
-Russell, B. 2009: Historia de la Filosofía. Madrid: RBA.
iruzkinik ez:
Argitaratu iruzkina