2025(e)ko abenduaren 22(a), astelehena

Tres tipos de ciudadanía

 Tres tipos de ciudadanía

Juan José Angulo de la Calle
 
 
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/02/La_Libert%C3%A9_guidant_le_peuple_-_Eug%C3%A8ne_Delacroix_-_Mus%C3%A9e_du_Louvre_Peintures_RF_129_-_apr%C3%A8s_restauration_2024.jpg
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En filosofía política, se han planteado tres tipos de ciudadanía, en función de su planteamiento acerca de la sociedad: la liberal, la comunitarista y la republicana.
 

Liberalismo

 

El punto de partida del liberalismo es que la sociedad es el conjunto de individuos.  Por tanto, la libertad tiene que ver con el ejercicio de las libertades individuales, sin restricciones del Estado.  
 
La libertad es negativa, es que no haya intermediaciones ni cortapisas a las acciones individuales de los ciudadanos, entendidos como sujetos aislados y separados por su propia personalidad.  Los derechos que no deben ser vulnerados son derechos individuales, tales como el derecho a la propiedad privada de cada persona.  
 
El liberalismo-libertario de autores como Nozik plantean que el Estado sea mínimo y cubra las gestiones que solamente pueden realizar las administraciones públicas, tales como dar lugar a un entramado jurídico que dé garantías de que se respeten los acuerdos y negocios privados.
 
El liberalismo filosófico procede de Locke.  Él entendía que la soberanía no procedía de un poder divino, sino de un acuerdo o contrato social por el que los ciudadanos ceden algo de libertad y la delegan a los gobernantes a cambio de que ellos realicen lo más racional y el respeto a las libertades individuales.  Desde el punta de vista lógico, el estado civil procede de un estado de naturaleza, en ella hay libertades y armonía, pero debe establecerse en estado civil porque nadie es buen juez de su propia causa y se requieren unas garantías jurídicas para proteger los acuerdos comerciales y se defienda el derecho a la propiedad privada, entendida como el medio que permite lograr el fruto del propio trabajo.
 
El liberalismo político tiene que ver con el liberalismo salvaje.  El liberalismo salvaje fomenta que se abran cada vez más mercados a nivel global, eliminación de aranceles, reducción de las empresas estatales y privatización de los recursos naturales.  Desde este planteamiento, el liberalismo político permite la privatización de empresas y servicios públicos, recortes en servicios sociales y reducción de impuestos a las grandes fortunas, para mayor beneficio de una minoría rica.  Cuando se privatiza, se convierte en negocio especulativo lo que era un servicio social.
  
El liberalismo en su forma más "cristalizada" consistiría en plantear la sociedad compuesta por individuos atomizados y que no se relacionan entre sí, fomenta un individualismo exarcebado, en el que todo el mundo es reducido a sus intereses personales y al egoísmo, bajo el lema de: "sálvese quien pueda" (dado que se oponen a las formas de protección social que cuestan impuestos y reducen la propiedad privada, además de que se busca reducir los servicios sociales y su sustitución por servicios privados, tanto en Educación como en Sanidad).
 

Comunitarismo

 

El comunitarismo parte de que la base de la sociedad es la pertenencia a una comunidad que posee una identidad colectiva muy determinada.  La cultura y las identidades son objetivas.  La soberanía viene de la nación, un conjunto excluyente que reduce la identidad a un pueblo con una cultura e idiosincrasía ya determinadas.  La cultura e identidad ya están preconfiguradas y se pueden describir de forma objetiva, poniéndoles características cerradas y determinadas fijas.
 
Los comunitaristas defienden los derechos sociales, en tanto son derechos del colectivo al que refieren como base de la sociedad (el pueblo, la nación, la patria...).  
 
Los verdaderos socialdemócratas, los que no son liberales, defienden una serie de derechos colectivos y servicios sociales con garantías, frente a las ingerencias de la iniciativa privada (que pretende privatizar y liberalizar todas las riquezas).  Fomentan una fuerte Educación pública en todas sus ramas (hasta la universitaria), la sanidad pública de calidad, la defensa de mejores condiciones y derechos para los trabajadores, así como ayudas sociales para los individuos en riesgo de exclusión social (llegando a plantear la renta básica o renta vital mínima, en la que con el dinero público se rescata a personas en situación de pobreza extrema).
 

Republicanismo

 

Platón escribió La república, un diálogo acerca de los asuntos públicos, en los que los ciudadanos deben participar, de forma que se genere una comunidad alejada de la injusticia y la corrupción.  Aristóteles defiende una república, una forma de gobierno entre la democracia y la aristocracia, en la que la participación de los ciudadanos es fundamental y en el que la base de la sociedad serían las clases medias, porque son moderadas moderadas y porque pueden hacer de puente entre ricos y pobres, logrando el equilibrio social.  Kant, por su parte, presenta como la máxima excelencia una república mundial que dé garantías jurídicas y penales para lograr una paz perpetua; en un sistema de separación de poderes, aunque todos los pueda cubrir una misma persona (un rey).

 

El republicanismo filosófico se refiere al origen etimológico de la palabra "república", se refiere a la res publica, lo referente a los asuntos públicos y la implicación de los individuos en la misma. El republicanismo filosófico considera que la base de la sociedad es un tipo de individuo muy determinado: el ciudadano.  
 
La ciudadanía supone una serie de derechos, libertades, deberes y prerrogativas políticas.  El ciudadano paga impuestos, pero goza de derechos individuales y colectivos, así como es una entidad política que tiene una serie de poderes (tales como votar).
 
La base es la ciudadanía.  Se será más ciudadano en función de su implicación político.  Un ciudadano lo será más si participa del debate público, vota y realiza actividades políticas tales como formar parte en protestas, huelgas y expresión públicas de las ideas.  Una mayor posibilidad de participación reforzaría la democracia.
 
La cultura no es objetiva, sino que es el producto de la participación de los ciudadanos.  Con sus aportes personales, cada ciudadano puede participar en el enriquecimiento de los conceptos e ideas artísticas, conformando cada vez una cultura que cambia y se enriquece de las acciones culturales de cada ciudadano.
 

 Bibliografía:

 
 
-Aristóteles (2000): Política.  Madrid: Editorial Espasa Calpe.
 
-Arteta, A.; García, E.; y Maíz, R. (eds.) (2003): Teoría política: poder, moral, democracia.  Madrid: Alianza Editorial. 

-Dahl, R. A. (1993): La democracia y sus críticos.  Barcelona: Editorial Paidós.


-Hobbes, T. (2000): Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica.  México D.F.: Fondo de Cultura Económica.


-Locke, J.  (2002): Segundo tratado sobre el gobierno civil.  Madrid: Alianza Editorial.

-Manin, B. (1998): Los principios del gobierno representativo.  Madrid: Alianza Editorial.

-Platón (1994): La república.  Barcelona: Fontana.

 

 

 

2025(e)ko abenduaren 19(a), ostirala

La filosofía como forma de vida

 La filosofía como forma de vida

 

Juan José Angulo de la Calle
 
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0a/Arist%C3%B3teles_%28Ceuta%29.jpg
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Filosofía significa deseo de saber.  Todas las personas tienen algo de filósofo porque todas tenemos curiosidad.
 
La curiosidad mueve a buscar respuestas, fomenta el deseo de saber.  Ella podría ser el comienzo de la filosofía.  Continúa como asombro frente a la realidad.  Platón considera que el cuestionarse todo e indagar en nuevas respuestas produce vértigo porque la filosofía es una forma de asombro.  Aristóteles, en cambio, considera que el asombro [thauma] es el principio de la filosofía porque es a partir de que consideramos la realidad como sorprendente cuando empezamos a preguntarnos por ella, por su origen y por su fundamento.
 
La filosofía no es mera especulación teórica, toca nuestras emociones mediante la curiosidad y el agradable asombro por todo.  Aristóteles consideraba que la filosofía no es teoría, sino un modo de vida práctico [praxis] porque es una manera de preguntarnos acerca de la vida y del mejor modo de vivir [eudonomía].
 
La filosofía puede alejar aquello que nos agobia, como los dogmatismos y los prejuicios.  Según los escépticos, se debe dudar de todo y eliminar verdades absolutas que nos opriman, dando lugar a la ligereza mental [epojé].  Además, puede acabar con temores irracionales, como el miedo a la muerte y a la fatalidad.  El epicureísmo usaba la razón para alejar los temores innecesarios que provocan sufrimiento.  La muerte no es preocupante porque no la vamos a sentir y es la ausencia de sensación y de cualquier dolor; no hay que temer a los dioses porque son perfectos y no necesitan meterse en asuntos humanos...  El estoicismo, por su parte, considera que no hay que preocuparse por los avatares de la vida porque son inevitables y no podemos hacer nada.  Con esta moderación y entereza, acabamos logrando resistencia y serenidad [ataraxia].
 
Aristóteles concluye que la mejor forma de llegar a las excelencias y mejores placeres es por medio del hábito en la virtud, que es entendida como la actividad según la razón; es tan buena forma de vida que considera que la felicidad estriba en la vida contemplativa o dedicar el tiempo libre a la investigación.
 
Realmente, el ejercicio de la filosofía, la investigación y preguntarse por todo, nos hace llegar a conclusiones interesantes; lo cuál, hace que la vida sea más agradable.  La filosofía como forma de vida puede dar un modo de vivir que haga la vida más placentera y bajo el equilibrio de la racionalidad.  Puede ser una buena forma de vida.
 
 

Post relacionados:

 

 
 
 
 
 
 
   

Bibliografía:

 

-Aristóteles (1999): Moral, a Nicómaco.  Madrid: Espasa Calpe.
 
-Aristóteles  (2000): Política.  Madrid: Editorial Espasa Calpe.


-Cicerón, M. T. (2005): Disputaciones Tusculanas.  Madrid: Editorial Gredos.

 

-Diógenes Laercio (2007)Vidas de los Filósofos Ilustres.  Madrid: Alianza Editorial.


-Epicuro 
(1985): Carta a Meneceo y máximas capitales.  Madrid: Alhambra.

 

-Epicuro (2005): Obras completas.  Madrid: Cátedra



-Epicteto 
(2012): Un manual de vida.  Barcelona: Los pequeños libros de la sabiduría.

 

-Marco Aurelio (2022): Meditaciones.  Barcelona: Editorial Ariel.

 

-Platón (1994):  La República o el Estado.


 Barcelona: Edicomunicación.

 

-Séneca (1984): Diálogos.  Madrid:  Editora Nacional.

 

-Séneca (2011): Sobre la vida feliz. Madrid: Gredos.

 

-Schlanger, J. (2000): Sobre la vida buena. Madrid: Editorial Síntesis.

2025(e)ko abenduaren 9(a), asteartea

Sociedad del cansancio e infocracia

 Sociedad del cansancio e infocracia

 

Juan José Angulo de la Calle
 
 
 
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 Según Byung-Chul Han vivimos en una sociedad del rendimiento, en el cada persona se exige a sí misma la mayor productividad posible para lograr la máxima realización personal y éxito.  Ya no viviríamos en una sociedad represiva, en la que la represión y la obligación externa nos obligaría a actuar en la producción, dado que parte del sujeto.  Esta configuración social daría lugar a la sociedad del cansancio, en la que se volvería normal el agotamiento, los llamados burn-outs y la depresión.
 
Vivimos en una sociedad neoliberal en la que se ha logrado la interiorización de la autoexigencia, de modo que se abra camino al posible logro del éxito, la normalización del trabajo por el trabajo y a que la explotación sería no externa, sino autoexplotación [de la que la patronal y la banca se beneficia]. 
 
Fuera quedaría el tiempo libre, la fiesta y el gozo, que quedan reducidos a eventuales momentos de descansos preconfigurados y previstos como parte del trabajo: la recuperación de fuerzas para poder seguir rindiendo en el trabajo.  
 
El pensamiento, el ocio por el ocio, la búsqueda de belleza serían las formas de romper con este planteamiento y estructura de la sociedad porque suponen actividad sin objetivo, sin finalidad y dotadora de verdadera vida libre y propia.
 
En esta sociedad del rendimiento, todo debe servir a un objetivo, debe dirigirse a la producción.  Etimológicamente, producción es presentar un bien o servicio.  Y así actuaríamos con la presentación de nuestra vida en las diferentes redes sociales.  Nuestra vida queda expuesta y sirviendo a una finalidad: todo lo que hacemos debe servir para algo, para ser expuesto como si la vida fuera una mercancía más.  Nos convertimos en nuestra propia mercancía.
 
Pero el control de las redes y la sociedad de la información no se reduce a este aspecto.  Según Byung-Chul Han, la forma en que llega la información y los datos a nosotros nos conduce a pensar de una determinada manera.  
 
Los algoritmos de las redes nos llevan a recibir lo que usualmente consultamos y genera cámaras de eco, cajas de resonancia en las que se reafirma nuestro sesgo ideológico o el de los diferentes influencers que copan la información digital que nos llega.  Las fake news y la post-verdades masivas con la que nos bombardean desde las redes sociales nos obnubilan y nos reduce la capacidad de reacción y de pensamiento crítico.  
 
Esto impide la acción comunicativa de la que hablaba Habermas, no hay debate en las redes, solamente sujetos pasivos que reciben un exceso de datos de los que es difícil sustraerse y que son generadores de opinión.  El debate no se puede producir, solamente el choque de bloques que parten de prejuicios diferentes y que no pueden llegar a ningún acuerdo.
 
Los memes, los mensajes de gran difusión en la redes sociales y los datos dominantes de la sociedad de la información generarían opiniones, limitarían el debate e impedirían la formación de una sociedad democrática, en la que el sujeto pensante pueda pensar críticamente y actuar políticamente en consecuencia.
 
Según Byung-Chul Han, el control no se realizaría por medio del miedo (porque ya no vivimos en sociedades represivas), sino que se llevaría a cabo por medio del placer y el gran poder de la distracción y el abotargamiento del pensamiento en favor de la pasividad con la que se reciben los estímulos externos, sobre todo en unos sujetos auto-sometidos por la sociedad del cansancio (se carece de defensas a lo externo por estar en una vida que conduce al agotamiento).
 
 

Bibliografía 

 
-Habermas, J.  (1963): Teoría y práctica.  Madrid: Tecnós.

-Habermas, J. (1968): Conocimiento e interés.  Madrid: Editorial Taurus.
 
 -Habermas, J. (1986): "Ciencia y técnica como 'ideología'".  Madrid: Tecnós. (Consultado el 1 de noviembre de 2019): http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/habermasj/esc_frank_haberm0002.pdf 


-Habermas, J. (1992): Teoría de la acción comunicativa (1, 2).  Madrid: Taurus.
 
-Han, Byung-Chul (2024): Infocracia.  La digitalización y la crisis de la democracia.  Madrid: Taurus.
 
 -Han, Byung-Chul (2025): La sociedad del cansancio.  Barcelona: Herder.
 
 
 
 
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